miércoles, 30 de septiembre de 2009

CAPÍTULO 4


BUENO, NO SÉ POR QUÉ, PERO HOY ESTOY UN POCO EMOTIVA, ASÍ QUE VOY A DEDICAR EL CAPÍTULO A MIS CHIQUITINAS DEL FORO! QUE SOIS LAS MEJORES, QUE ME ALEGRO UN MONTÓN DE QUE ME GUSTE TANTO ROBERT PATTINSON PORQUE SI NO, NO OS HABRÍA CONOCIDO NUNCA (ROBERT, GRACIAS POR EXISTIR. YA LE MANDAREMOS ALGÚN REGALITO A TUS PADRES...). ME LO PASO GENIAL CON VOSOTRAS Y ESTA SEMANA QUE NO PUEDO ENTRAR TAN A MENUDO OS ECHO UN HUEVO DE MENOS! AINS... A ALGUNAS OS HE CONOCIDO EN PERSONA (LO QUE ME ALEGRO, MADRE...VAYA NOCHECITA...) Y A LAS DEMÁS.... ¡¡ESPERO CONOCEROS PRONTO!! ASÍ QUE OS DEDICO EL CAPI A TODAS Y CADA UNA DE VOSOTRAS:

NANI

LAURY

PAT

GIN

CRIS

LUCÍA

VERO

LAU

IORETH

SEVERAL

EXTERY

SARITA

SUSANA

SUH (AUNQUE YA NO TE VEMOS EL PELO, PERRACA)

BELLA (IDEM)

UVE

ROCIO

PERLI


UFFFF... ESPERO NO DEJARME NINGUNA! Y AL RESTO DE PERSONAS QUE LEEN ESTE FIC, GRACIAS POR ESTAR AHÍ Y DEJAR COMENTARIOS! ME ENCANTA LEERLOS, Y CUANTOS MÁS, MEJOR! 

VALE, VALE, QUE YA ME CALLO...AQUÍ TENEÍS EL CAPI..

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CAPÍTULO 4: BULLDOZER EMOCIONAL.



Miranda acarició con sus dedos los azulejos azules, rojos, verdes y amarillo pálido de la estación de Metro de Picadilly Circus mientras avanzaba por sus túneles interminables. En los enormes cascos que llevaba sonaba Jamie Cullum, amoldándose a la perfección con su estado de ánimo.


Había varias razones por las cuales se sentía con el ánimo por los suelos; de cualquier manera, era sobre todo debido a que sus pensamientos la estaban atormentando. Beber tanto vino había sido una estupidez, pero se alegraba porque ya no se encontraba mal. Por lo menos ya no se encontraba ni la mitad de mal que se encontraba justo después de secarse el pelo y maquillarse. Llevaba puestos unos vaqueros negros, la camisa azul clarito de su hermano con las mangas remangadas y su minúscula cazadora de cuero negra.


También se echaba la bronca así misma por haberse sentido decepcionada cuando se despertó sola. El sentimiento era completamente irracional. Ella había querido un rollo de una sola noche y eso fue lo que tuvo. De hecho, había tenido la noche más caliente y excitante en la historia de la humanidad. Nunca había contado con el hecho de que la sonrisa y los expresivos ojos de Robert hicieran que se derritiese por dentro. Frunció el ceño cuando recordó cómo había esperado que él estuviese a su lado al abrir los ojos. En realidad, se había sentado y le había buscado, a él y a su ropa que debía estar en el suelo, pero sólo descubrió que se había marchado.


El hecho de que llagaba 20 minutos tarde a la comida no le importaba. Mariah y Patrick probablemente se sentarían y se enrollarían hasta que sus lenguas su fundieran. Además, tampoco le hacía gracia almorzar con el mejor amigo de Robert, quien probablemente a estas horas sabría ya todos los detalles de la noche anterior. Su cara enrojeció al percatarse de que también sabría cómo Robert se había escaqueado de su apartamento - sin decir una palabra, sin una nota ni nada.


Sacudió la cabeza, recordando la extraña conversación telefónica que Robert y ella habían mantenido dos horas antes. Ella quería saber, pero le daba demasiada vergüenza preguntar. Ella quiso que pareciese como si él se hubiese comportado de la manera en que ambos esperaban y querían, nada más. Él se mostró aburrido e incómodo por teléfono, lo que hizo que se arrepintiera de su decisión de hablar con él. Una cosa era el sospechar (sin llegar a saberlo a ciencia cierta) las razones por las que se fue, pero otra cosa totalmente distinta era cuando la verdad era mucho pero de lo que uno se imagina.


¡Apuesto a que piensa que fui lo peor! Espera. ¿A lo mejor tenía que habérsela chupado?


Frunció de nuevo el ceño y se apartó el pelo de la cara furiosamente, apretando los dientes. ¿Bueno, y qué importa? ¿Qué diferencia habría supuesto en todo esto si se la hubiera chupado? No es que él me lo hiciera a mí tampoco.


Gruñó en alto intentando librarse de las imágenes picantes que llenaban su cabeza según se imaginaba a sí misma bajando por el cuerpo de Robert. ¿Desde cuando el sexo oral se hacía por devolver el favor?


¡Eso era completamente irrelevante! Se puso recta y miró hacia delante según se acercaba a la salida.


Así que se marchó. ¡Apesté! ¡Seguro!





Necesitando aire fresco para aclarara su cabeza y ordenar sus pensamientos, pasó de largo la estatua de Eros y se dirigió perezosamente calle abajo hacia Shaftesbury, pensativa. La zona de teatros, a menudo muy transitada, estaba en calma mientras pasaba por el Lyric, el Apollo, Gielgud, Queen...


Sus ahora oscuras marquesinas, anunciaban los espectáculos populares del West End que estaban en cartelera, y por los cuales Londres era tan famoso - “Thriller-Live”, “Three Days of Rain” “Avenue Q” y “Les Miserables”. Le encantaba esta parte del centro del Londres, generalmente llena de artistas callejeros realizando retratos a los turistas.


Su estómago gruñó cuando inhaló el olor a comida china que emanaba de la cercana Chinatown. Los ahora cerrados negocios que poblaban la avenida – agencias de viajes, licorerías, ópticas y herbolarios – eran lugares reconfortantes para ella, ahora más que nunca.


Si algo bueno surgió de su encuentro con Robert, fue que pasó una noche increíble con él. No tenía ni idea de con cuantas personas se había acostado en el pasado, pero dudaba seriamente que el porcentaje de chicas en Londres capaces de poder alardear de eso fuera muy alto. No es que ella fuese a alardear... El simple hecho de saber que se lo había tirado era más que suficiente.


He tenido sexo con Robert Pattinson. ¡Y dos veces!


Sonrió y giró en Charing Cross, sonriendo de nuevo al pasar por la imponente estructura de ladrillo rojo del Teatro Andrew Lloyd Weber, inhalando el aroma de Londres y animándose poco a poco.


**


Minutos más tarde, entró en Ed's. Su decoración de los años 50 y su ambiente le levantaron el ánimo de inmediato. El olor a hamburguesas grasientas, aros de cebolla y patatas fritas le dieron la bienvenida invadiendo su nariz, y su cerebro resacoso prácticamente saltó de alegría, aunque tuvo que ahogar un bostezo con la palma de su mano.


Ni Mariah ni Patrick esperarían que estuviese muy social hoy, y puede que eso fuera lo mejor. No estaba de humor. Suspiró, dándose cuenta de que además del dolor de cabeza que la amenazaba, estaba agotada (por una buena razón) y estaba de un humor de perros. Divisó el pelo rubio y la chaqueta roja de Mariah con facilidad. Ella y Patrick se estaban riendo y mirándose intensamente a los ojos. Pero no estaban solos.


¡No me jodas!


Genial” susurró para sí misma cuando vio a Robert sentado con ellos. En ese momento se estaba quitando su gorro, guardándolo en el bolsillo interior de su cazadora de cuero. Su pelo despeinado seguía un poco mojado y apuntaba en todas direcciones, aunque la mayoría caía sobre sus ojos.


Miranda tragó saliva mientras veía como se pasaba las manos por el pelo, apartándoselo de la frente, y sus labios dibujaban una sonrisa por algo que Patrick había dicho. Pero no vio que la sonrisa llegase hasta sus ojos como la noche anterior. Parecía estar algo nervioso.


Estaba segura de que él todavía no la había visto, y por un momento, consideró dar media vuelta y marcharse, pero se detuvo cuando Robert empezó a quitarse la cazadora. Casi gruñó debido a la frustración, deseando no haberse fijado en como las mangas de su camiseta resaltaban sus hombros y la parte superior de sus brazos, mostrando claramente sus músculos.


¿No era una pena que la noche anterior hubiera estado demasiado impaciente como para apreciar eso? Suspiró y frunció el ceño mientras recordaba otras partes que sí que había apreciado. No era bueno estar pensando en eso ahora mismo, pero se permitió echar un pequeño vistazo a su memoria.


En ese momento, Robert se percató de su presencia y sus ojos se encontraron. Ella no podía moverse. Cada célula de su cuerpo gritaba para que se marchase de allí, pero su orgullo no la dejó moverse ni un centímetro. “Soy mucho mejor... no.... Soy mentalmente más fuerte que esto...” pensó.


A medida que el shock de verle ahí sentado comenzó a desvanecerse, consideró su extraño comportamiento. Si resulta que él estaba allí ahora, ¿Qué sentido tenía que se hubiera escaqueado esta mañana? A no ser que Mariah le hubiese convencido para venir.


Pero, en serio, ¿qué coño estaba haciendo él aquí? ¡Menudo idiota! . Las comisuras de sus labios se movieron de repente; una sonrisa amenazaba con aparecer. “¡Oh, maldita sea!” pensó, según sentía como la risa se intentaba apoderar de ella. Con rapidez, se dio la vuelta y se colocó mirando a la barra, intentando ocultar el hecho de que se estaba riendo. NO quería darle la impresión de que todo estaba bien. Se reía porque era un idiota, no porque se alegrase de verle.


Tal vez debería sentirse aliviada por no tener que sentirse avergonzada más. Estaba claro que él era el tonto en toda esta situación, no ella. Y eso estaba bien saberlo. Apoyó los codos en la barra, ocultando su cara entre sus manos, mientras su cuerpo se sacudía en silencio debido al ataque de histeria.


Una vez más, cada célula de su cuerpo le pedía salir corriendo, pero sus pies parecían estar pegados al suelo.


¿Miranda?” La voz preocupada que sonó junto a ella la hizo saltar levemente. “¿Qué pasa?”


Ella asintió, con su cara aún escondida entre sus manos. Escuchó a Robert suspirar a su lado.


Mírame, por favor” suplicó. ¿Pensaba que estaba llorando? Sólo de pensarlo hizo que riera más fuerte. Rápidamente negó con la cabeza.


¡No! Vuelve a la mesa...yo... yo voy enseguida” dijo ella, intentando ocultar su risa.


¿Cómo? ¿Te estás riendo?” su voz era incrédula mientras la agarraba de las muñecas, apartándolas de su cara. Al encontrarse cara a cara con él, Miranda se calmó un poco, pero seguía riéndose lo suficiente como para no poder hablar coherentemente.


Se miraron a los ojos; los de él reflejaban enfado y los de ella intentaban imitar la irritación que veía en él.


Hola idiota” susurró ella.


¿Idiota?” dijo él.


Sí... quiero decir, ¿quien coño se escabulle por la mañana para regresar a la hora de comer? Si tuviera un carácter más dramático, te abofetearía” dijo Miranda, intentando parecer seria.


De repente se fijó en que él seguía agarrando sus muñecas, sujetándolas a la altura de sus caras. Ella tragó e intentó no pensar en lo fácilmente que sus dedos la rodeaban. Probablemente sería capaz de sujetar sus dos muñecas con una mano a la perfección. Miranda tensó la mandíbula al recordar las cosas que esos dedos habían hecho con ella la noche anterior.


Aunque pensándolo bien, no sería capaz porque me sigues sujetando las muñecas” murmuró, según sus ojos volvían a los de Robert, quien soltó las manos de Miranda y metió las suyas en los bolsillos con una leve sonrisa.


Vaya, gracias a Dios por eso”


Porque me tenías prisionera?” ahora era el turno de Miranda de arquear las cejas.


No, porque no tengas un carácter dramático” dijo él, sonriendo. “Sí... así que probablemente piensas que soy un auténtico imbécil, ¿no?”


¿Pensar? No lo pienso. Sé que lo eres” murmuró ella.


¿Hemos terminado ya con esto o tenemos que salir a la calle?”


¡Prefiero que no!” soltó. “Considerando la última vez que tuvimos que salir a la calle...” se detuvo en mitad de su frase y miró su cara sonriente. “¡Deja de sonreír! ¡Quiero estar cabreada contigo!”


¿No estás cabreada conmigo?” dijo riendo mientras ella le miraba.


Desgraciadamente no” dijo, dándose cuenta de que era cierto. “Pero me gustaría saber por qué decidiste pasar de mí así. ¿No podías haberme dicho algo? ¿Pensaste que iba a ponerme a llorar o algo?”


Robert se mordió el labio, considerando lo que acababa de decir.


No” dijo finalmente. “No pensé que fueras a llorar”.


¿Entonces por qué?” preguntó ella arrugando la frente y colocando sus manos a ambos lados de sus caderas. Sintió un atisbo de culpa cuando vio lo incómodas que le hacían sentir a Robert sus preguntas. Pero él se lo había buscado cuando decidió acudir a la comida, ¿no es así? “Supongo que te habrás dado cuenta de que me gustaría saberlo”


Bueno...” suspiró de nuevo, cambiando el peso de su cuerpo sobre su otro pie, buscando las palabras apropiadas.


Dímelo” suplicó y suspiró Miranda. “Puedo soportar la verdad, pero... nunca antes me había pasado eso”


Siento si te he hecho daño”


No lo has hecho”


Bien. Pues entonces, siento haber... lo que sea que he hecho” murmuró.


En serio, es que no entiendo la necesidad de salir corriendo así. Pensé que eso ya estaba olvidado cuando tú...”


¿Me quedé dormido?” la interrumpió él, un poco molesto hablando del tema. “No debería haberlo hecho. Es como... una regla personal mía” admitió, mordiéndose el labio de nuevo.


¿Una regla personal?”


Sí”. Parecía estar algo avergonzado. “Mira, todo lo que tienes que saber es que no ha tenido nada que ver contigo”


¿Y por qué piensas que yo pensaba eso?” dijo ella, sonrojándose un poco. ¿Cómo lo sabía? ¿Era tan fácil de leer?


Escucha” exclamó. “Me has pedido una explicación y es lo que te estoy dando. ¿La quieres o no?”


Sí”


Mariah me dijo que pensabas que me marché porque no me lo pasé bien, ¿vale?. Eso me dijo. Niégalo si es lo que tienes que hacer, pero es lo que me han contado. De todos modos, deberías saber que estás completa y jodidamente equivocada”


Toda la fuerza de su antes leve sonrojo, estalló en ese momento, pero no le importó. “¿Así que... te lo pasate bien?” Una pequeña oleada de alivio la recorrió mientras una leve sonrisa se formaba en los labios de Robert. Él negó levemente con la cabeza.


¿No te lo pasaste bien?” dijo para provocarle , sabiendo de sobra que ese movimiento de cabeza no era una negación como tal.


Sinceramente no me puedo creer que me estés preguntando eso”. Su sonrisa aumentó. “Y para que lo sepas, me lo pasé mejor que bien”


Como yo” dijo ella sonriendo.


Los ojos de Robert se abrieron un poco más y se rió, apretando los labios en un intento de contener una gran sonrisa.


Muy bien. Deberíamos reunirnos con nuestros colegas, ¿no crees?” dijo Robert mirando hacia donde estaban Patrick y Mariah.


Miranda comenzó a dirigirse hacia la mesa, pero no pudo resistir el impulso de provocar a Robert una última vez. “Teniendo en cuenta que eres un capullo y todo eso, dejándome desnuda y sola en la cama después de que presté especial atención a tu protuberancia... me podías haber comprado el desayuno o algo”


Oh...” dijo Robert, tosiendo incómodo, obviamente sin saber como manejar la situación. “Pues entonces, tendré que invitarte a comer” continuó, decidiendo seguir el juego.


Sólo estaba bromeando Robert. Me lo puedo pagar yo” dijo ella.


Él se rió y pasó un brazo por los hombros de Miranda, atrayéndola hasta su costado y conduciéndola hacia la mesa. “Estoy seguro de que puedes” dijo con una sonrisa. “Pero yo también puedo”.



Hmmm” murmuró ella. Decidió dar por zanjado el tema por dos razones. La primera, porque estar así a su lado era maravilloso y la segunda, porque pensó de repente que probablemente él podría comprar el restaurante entero si quisiera. Mariah y Patrick sonrieron cuando Robert y Miranda llegaron a la mesa.


¡Gracias a Dios Bendito! ¡Me muero de hambre!” dijo Mariah con tono provocador, dedicando a Miranda una sonrisa. “Pensé que estarías a punto de...”


Bueno, yo...” empezó a decir Mariah, pero la interrumpieron.


Ella iba a hacerlo..” sonrió Robert. “Pero afortunadamente para vosotros, tengo mi encanto”


No, tú lo que tienes es idiotez” murmuró Miranda mientras se concentraba en el menú, sonriendo para sí misma mientras los otros dos se reían.


Robert la miró pretendiendo estar enfadado. “Oye, ¿quieres que salgamos a la calle o no?”


Ella negó con la cabeza y sonrió. “Ya te dije que no”.


Robert se rió en silencio de su broma privada mientras se miraban el uno al otro divertidos. Miranda se dio cuenta de que la cara de Patrick expresaba felicidad, como si se estuviera dando cuenta de algo que pasaba desapercibido para el resto. Miranda alzó las cejas, cuestionándole, pero él simplemente meneó la cabeza y cambió de tema.


¡He visto que has salido en los periódicos hoy!” dijo Patrick sonriendo. “¡Enhorabuena!”


Oh...” dijo Miranda sonrojándose. “¡Gracias!” Mariah comenzó a reírse de algo.


¿Qué pasa?”


Oh, tenías que haber visto la cara de Robert cuando le hemos enseñado el artículo”


¿Como?” exclamó Robert a la defensiva. “¡No tenía ni idea de cual era su trabajo!”


No... No preguntaste” dijo Miranda riéndose. Robert la lanzó una mirada cómplice y la susurró al oído.


Y si alguien me lo hubiera dicho anoche, nunca les habría creído”.


Los ojos de Miranda se abrieron como platos mientras le miraba incrédula, sabiendo que ninguno de los otros había escuchado nada.


¿Y qué se supone que significa eso?” ¿La estaba diciendo que se había comportado como una puta estúpida?.Miranda se levantó de la silla “Creo que al final vamos a tener que salir a la calle”.


Robert contempló confuso su furiosa cara antes de reírse y centrarse en el menú de nuevo, no tomándose su cabreo en serio. Miranda colocó su mano en la mesa junto a la carta del restaurante que Robert leía y se inclinó hacia él.


En este jodido instante” Las palabras salieron como un bufido de entre sus dientes. No importaba si lo decía en broma o en serio. ¡Nadie la llamaba puta! ¡Nunca!


Uh...”. Robert volvió la cara para mirarla y la observó durante unos segundos antes de levantarse de su silla.


Miranda no esperó a que él dijese nada y se encaminó hacia la puerta. Echó un rápido vistazo por encima de su hombro y vio que Robert la seguía con una mano en el bolsillo. La otra, la paseaba por su pelo repetidamente.


Miranda empujó la puerta de cristal doble y casi deseó que le golpearan a él en la cara al cerrarse.


Explícate”.


¿Otra vez? Pensaba que ya lo había hecho, que esta conversación ya había terminado”


Explícame por qué acabas de... acabas de llamarme...”


¿Te he llamado el qué? En serio, no puedes haberte sentido ofendida por lo que he dicho de no creerlos” Sacudió la cabeza incrédulo mientras leía la señal de LOOK RIGHT pintada en la calle.


¡No puedes malinterpretarme constantemente cada vez que intento hacerte un cumplido!” suspiró él.


¿Es ese tu concepto de cumplidos?” contraatacó Miranda. “¡Básicamente me acabas de llamar puta!”


¿Estás mal de la cabeza?” dijo frunciendo el ceño. “¿Puta? ¿Tú?”. Se empezó a reír. “He querido decir que no te comportaste como una...académica. Anoche actuaste de una manera... muy básica” dijo, metiendo las manos en los bolsillos de sus vaqueros y mirándola mientras elegía las palabras adecuadas. “Vamos...De verdad, yo nunca te insultaría”


No quiero tus remordimientos de conciencia”. Miranda alzó las cejas, sonriendo cínicamente, ahorrándose un comentario acerca de por dónde podía meterse sus remordimientos de conciencia.


Robert parecía divertirse. “¿Entonces qué es lo que quieres Miranda? Para tu información, no me siento culpable de nada de lo que he dicho o hecho, salvo por el hecho de no haberme despedido de tí esta mañana” admitió.


¿Por eso estás aquí? ¿Porque te sientes como un gilipollas?” dijo Miranda haciendo una mueca.


Robert puso los ojos en blanco, pero ella siguió. “Entiendo que no quieras que vea en tu comportamiento cosas que no son...Pero no quiero que estés aquí sólo porque te sientes culpable”.


¿Entonces eso es lo que piensas? ¿Qué me siento culpable? Tus poderes de percepción puede que estuvieran funcionando anoche, porque lo que es hoy, los tienes apagados de un modo ridículo”.


Ridículo” repitió ella burlándose.


¿Entonces porqué quieres que esté aquí?” dijo Robet mirándola con cautela.


Oh joder, coño, Robert. ¿Vas a hacerme decir esto en voz alta? Pues muy bien. Esperaba que estuvieras aquí porque querías mi compañía de nuevo...” Miranda se mordió el labio, sintiendo como su cara se enrojecía. “Quiero decir... para pasar el rato, tomar algo” añadió rápidamente cuando le miró a la cara.


Su cara permanecía inmóvil, atormentada. Mierda, pensó al mirarle.


Menuda cagada. Enorme. ¡Gigantesca!


Robert se obligó a sí mismo a sonreírla. Pero obviamente, lo que acababa de decirle fue algo duro de digerir para él porque su sonrisa no alcanzaba sus ojos. Su silencio era demasiado humillante. Miranda respiró hondo.


Vale...ya lo pillo... no quisiste decir que me comporté como una...puta” dijo intentando sonreír, pero su sonrisa era aún pero que la de él.


Por el amor de Dios, ¿Por qué es esto tan complicado?” exclamó Robert, pasando nervioso sus dedos por su pelo. “Miranda, lo que intentaba decirte antes de que la conversación se desviara por completo, era que no llegué a conocerte anoche. Tienes que admitir que la política y los comentarios sociales no eran cosas prioritarias en nuestras agendas”.


Miranda tuvo que reírse a pesar de su estado de ánimo.


Pues no. Escucha Robert. No es que te estuviera ocultando información sobre mi intencionadamente. Es sólo que... anoche estaba buscando liberarme. Una distracción. Me he dedicado al Ministerio Social por completo en los últimos meses. No he hecho otra cosa que trabajar, así que realmente necesitaba lo que pasó anoche; arreglarme, sentirme sexy y salir con mis amigas. Mira, que le den a todo eso Robert. Necesitaba echar un polvo, ¿vale?”


Entendido”. Robert metió las manos en los bolsillos de su cazadora buscando un cigarro. “Así que, ¿Misión cumplida entonces?”


Miranda suspiró con frustración de nuevo. “Supongo. Es sólo que no esperaba querer volver a verte después”.


Robert paseó el cigarrillo por entre sus dedos y encendió nervioso el mechero con la otra mano. La tensión volvió y Miranda supo que debía irse.


Vale. Me muero de hambre. ¿Vamos dentro?”


Yo iré en un minuto” dijo en voz baja, llevándose el cigarro a la boca por fin. Miranda ya estaba entrando, dirigiéndose al lavabo. Sus mejillas quemaban por la humillación, y apretó la mandíbula.


¿Por qué no puedo mantener la boca cerrada?” se reprendió así misma. “¿Realmente soy tan estúpida? Probablemente tiene una chica nueva cada día; ¿qué eres tú para él?” Lo peor es que ni si quiera podía estar enfadada con él. Él la había advertido desde el principio ¿no es así? Bueno, por lo menos no le había prometido nada. Era todo producto de su imaginación.


Suspiró y estudió su reflejo en el espejo. Afortunadamente, se sentía peor de lo que aparentaba. Respirando hondo y alzando la cabeza, salió del baño. Prefería pensar en sí misma como una persona dispuesta a aprovechar las oportunidades. Nunca había sido el tipo de persona que disfrutaba con el juego de “Y si...”


Robert seguía fuera cuando ella regresó a la mesa. Patrick parecía estar algo preocupado cuando ella se sentó.


En serio... ¿de qué va todo esto?” preguntó.


Simplemente hemos salido a comprobar el tiempo” contestó Miranda secamente. “Mira, ha sido un malentendido” murmuró. Patrick asintió levemente, pero seguía escéptico.


Os hemos pedido la bebida...” dijo Mariah en voz baja mientras le acercaba su vaso de Coca-Cola.


Gracias...” dijo Miranda frunciendo el ceño. “De verdad...chicos, ¿dónde es el funeral? Lo siento, me he cabreado, demasiado deprisa, como siempre”. Miró a Mariah.


Pero ya está todo bien, en serio”. Miranda sonrió, dejándoles ver que ya no estaba enfadada.


Miró por la ventana y vio a Robert apoyado contra la pared mirando a ninguna parte, perdido aparentemente en sus pensamientos. Ni si quiera estaba fumando ya.


Se dio cuenta de que Patrick también le estaba mirando con cara de preocupación.


Uhm...Patrick, ¿qué es lo peor que podría decirle ahora mismo?” le preguntó Miranda de repente.


No lo sé” admitió. “Pero sea lo que fuese, creo que has estado bastante cerca”. Suspiró y se levantó. “Voy a hablar con él”.


Miranda se abrazó así misma y fijó la mirada en su vaso. Patrick estaba hablando con Robert, obviamente intentado convencerle para que entrase.


Joder...” murmuró Mariah. “¿Qué le has dicho?”


Aparentemente lo peor que podía decirle” dijo Miranda sarcásticamente, mirando a Mariah con la ceja arqueada.


¿El qué?” preguntó Mariah acercándose.


Le he dicho que esperaba que hubiese venido porque quería pasar tiempo conmigo y no porque se sintiera culpable por haberse ido esta mañana”. Miranda negó con la cabeza. “Lo sé, tenía que haberme callado la boca”


Para su sorpresa, Mariah sonrió.


¿Qué es lo que es tan divertido?” dijo Miranda. “El tío al que me acabo de tirar me odia. ¿Qué tiene eso de divertido?”


Esta vez le tocó a Miranda sacudir la cabeza.


No te odia, ni mucho menos. Ese es el problema, cariño” dijo con la risa floja. “Creo que el problema aquí es que tú siempre quieres todas las cartas sobre la mesa”


Eso no tiene sentido”


Oh, ya lo creo...” sonrió Mariah. “Lo que pasa es que no sabes jugar a este juego, cielo”.


¿Juego?” Miranda alzó las cejas. “¿El juego de no-puedo-llamarle-durante-los-tres-días-posteriores-a-la-primera-cita?” No pudo ocultar el desprecio en su tono de voz.


Mariah se rió. “Claro...llámalo como quieras....pero el juego es un salvavidas para la gente que no se compromete” dijo, ladeando la cabeza. “Y tú ya sabes que él no quiere hacer eso”


Pero... Admitir que ha venido aquí porque quería verme...”


¡Eso supondría un compromiso! Básicamente, sí” interrumpió Mariah.


No estoy de acuerdo” suspiró Miranda.


Eso es porque eres un Bulldozer emocional”, dijo Mariah riéndose, haciendo referencia a la tendencia que tenía Miranda a exponer siempre sus sentimientos. Era tan directa que a menudo asustaba a mucha gente que no sabían lidiar con tanta honestidad, incluido Robert.


¡No lo soy!” discutió Miranda. “¡Decirle a un tío que me gusta su compañía no quiere decir que quiera ser su novia! Significa lo que significa! No quiere decir que quiera tener montones de sexo y bebés. Bueno, dejémoslo en que no quiere decir lo segundo. Podríamos tener montones de sexo. Quiero decir... mierda. ¡Es un tío divertido! Quiero decir... ¿A quien no le gustaría que le dijeran eso?”


Mariah la miró con expresión divertida. “Generalmente, cuando la gente dice cosas así, quieren decir algo más”.


Eso es una chorrada... Realmente pienso lo que he dicho, ni más ni menos”. Miranda suspiró y cruzó los brazos sobre su pecho.


Sshh” la silenció Mariah según Patrick y Robert entraban en el restaurante. Patrick iba sonriendo, pero Robert seguía tenso.


¿El qué es una chorrada?” preguntó Patrick, y Mariah puso los ojos en blanco.


Nada” dijo Miranda rápidamente. Mariah dirigió una mirada a Patrick que decía “Ya te contaré luego”.


Robert se concentró en el menú sin decir nada. Miranda notó algo distinto en él, y lo odió. Esto era tan típico de los tíos – el tensarse tan pronto como sospechaban que una chica quería algo más. Cuando la camarera llegó para tomar nota, rompió el incómodo silencio que estaba durando ya demasiado tiempo.


Um... ¿Qué vas a comer?” preguntó Robert, mirándola por fin. Miranda tragó saliva y pidió una hamburguesa con queso.


Dos hamburguesas con queso americanas, por favor. Sin cebolla. Oh, y un batido de galletas Oreo. Gracias”. Cerró los menús y se los entregó a la camarera.


Rob... ¿Quieres echar un cigarro rápido mientras esperamos?” dijo Patrick sonriendo.


Nah..” suspiró Robert. “Prefiero estar aquí sentado...estoy agotado”. Miranda apretó los labios y se reservó un comentario amargo al respecto.


Vale... Mariah, ¿vienes?” dijo Patrick poniéndola esa cara de cachorrito a la que ella no podía resistirse, porque se levantaron y dejaron allí a Robert y a Miranda.


Wow...Esto ha sido muy obvio” murmuró Miranda.


no...que va” contestó Robert sarcásticamente, mirando a la mesa.


Miranda sabía que deberían hablar del tiempo o hablar sobre cualquier otra cosa para que se relajara. Este sería el momento perfecto para ponerle al día de su trabajo en Save The Children, pero no era capaz de ignorar todo lo que les quedaba por hablar. Necesitaba aclarar las cosas.


Me estaba preguntando una cosa...” empezó a decir. Robert se miró las manos y se tensó de nuevo.


Dispara”.


Por casualidad no habrás leído más allá de lo que realmente te he dicho allí fuera...¿verdad?” dijo mirándole.


Robert apretó los labios. “No lo sé...”


Ella suspiró. “¿Soy demasiado sincera para tí? No me gustan los juegos..”


No te conozco, para ser sinceros” contestó mordiéndose el labio.


¿Y eso te incomoda?”


No realmente...” Se encogió de hombros, retirándose el pelo de la frente de nuevo. “Es sólo que...”


Miranda esperó a que continuara, pero los ojos de Robert se fijaron en la calle, mirando a ninguna parte.


De verdad, tienes que abrirte” dijo ella sonriendo un poco. Robert regresó de su trance y la devolvió la sonrisa.


Estaba pensando que no sé como afrontar esto” dijo, alzando la vista con una sonrisa en su cara. “Me tienes confundido...Nunca he conocido a alguien tan directo”.


Las cosas son muchos más fáciles así. De modo que... lo que quise decir ahí fuera era simplemente que creo que eres un buen tío y que me gusta tu compañía... y que esperaba que a tí te gustase la mía...eso es todo...no hay significados ocultos”.


Robert se rió y la miró a los ojos. “¿Así de simple...?”. Esta vez había un claro tono de admiración en su voz. Ella asintió.


Muy bien...”. Respiró hondo y se rascó la nuca. “Te confesaré que he venido por dos razones. En parte porque me sentía como un capullo y en parte porque sentía curiosidad”.


¿Curiosidad por qué?”


Por ver si disfrutaría tanto hablando contigo hoy como lo hice anoche...” dijo, y ella pudo ver cómo sus mejillas se sonrojaban un poco. “Y...” suspiró, rompiendo el contacto visual. “A decir verdad, estoy disfrutando más, así que definitivamente no debería haber venido”. Se quedó mirando a algo a través de la ventana.


Y ahora, tú has dicho más cosas que yo” dijo Miranda sonriendo levemente.


Lo sé... Tu sinceridad se me está pegando” contestó sarcásticamente, volviendo a fijar sus ojos en los de ella.


Pero eso no está tan mal, ¿no?” sonrió.


Um... En realidad, creo que me está acojonando un poco” admitió.


De esta manera, si nos volvemos a ver, seremos capaces de hablar sin ponernos nerviosos. De hecho, nunca nos pondremos nerviosos de nuevo. Y eso es bueno” dijo Miranda sonriendo.


Él la miró, asimilando lo que le acaba de decir. “¿Eso es bueno? ¿Sin misterios? ¿Sin dobles significados?”


Sin presunciones ni malos entendidos...Sin peleas innecesarias en medio de restaurantes llenos de gente o en calles bulliciosas de Londres” dijo ella provocándole. “La vida puede volverse un poco aburrida...”


Sin duda” dijo él con una sonrisa.


A partir de ese momento Robert volvió de nuevo a la vida, pensó Miranda, mientras charlaban durante los 15 minutos siguientes y ella le explicaba por fin su trabajo en el Ministerio Social. Intentó no ser ni demasiado entusiasta ni demasiado aburrida. Patrick y Mariah regresaron, y otra hora pasó rápidamente según terminaban su comida. Miranda estaba feliz por el hecho de que Robert no se sintiera ya intimidado por su sinceridad. De hecho, a medida que pasaba el tiempo, más relajado se le veía. Puede que dejarle saber que su mente era como un libro abierto le había animado. Justo como Miranda había sospechado, Mariah y Patrick intimidaron demasiado para su gusto.


Uh...” dijo riéndose cuando Mariah empezó a succionar el labio inferior de Patrick. “Robert...¿no te apetece fumarte un cigarro, digamos...ahora?”


Un cigarro suena fantástico, de hecho”. Sonrió y se levantó de inmediato, lanzando unas cuantas libras sobre la mesa para pagar lo suyo y lo de Miranda.


Odio cuando la gente hace eso” admitió ella una vez estaban fuera.


¿Ah sí?” dijo Robert arqueando una ceja, sonriendo travieso y apoyando el hombro contra la pared.


De repente, un flashback inundó la mente de Miranda, al recordar cómo ella estaba sentada en la barra con él de pié entre sus piernas, besándola despacio. Tragó saliva y se mordió el labio sin darse cuenta, mirándole. La mirada distante de sus ojos y la leve sonrisa que se dibujaba en sus labios la dijeron que él estaba pensando lo mismo.


Bueno, casi siempre” se corrigió, aclarándose la garganta.


Casi siempre” repitió él. El aire entre ambos había cambiado de nuevo. Los dos lo sentían y él sonrió un poco. “Estooo... ¿Tú sinceridad también se aplica a cuando tienes pensamientos traviesos?” preguntó con curiosidad.


¡No!” dijo ella riéndose, al igual que él.


De todas formas, no tienes por qué admitirlos”.


Ni tú tampoco”. Ella sonrió, conteniendo la respiración.


Los ojos de Robert viajaron por su cuerpo con descaro, y cuando llegó a su camisa frunció el ceño.


¿De quien es esa camisa? ¡Te queda muy bien!” sonrió.


Oh, gracias” contestó ella, evitando responder a su pregunta.


¿Es de tu novio?” preguntó de repente, algo celoso.


Miranda sintió como su corazón saltaba triunfante. “¿Crees que te hubiera llevado a mi casa anoche si tuviera uno?” contestó ella.


¿Y yo qué coño sé?” dijo encogiéndose de hombros. “Cosas más raras han pasado” dijo mientras la miraba con expresión indiferente.


Miranda se apoyó en la pared y se cruzó de brazos.


Muy bonito” murmuró.


¿Entonces no es de tu novio?”


No, es de mi hermano” dijo con un suspiro.


Repentinamente, Robert frunció el ceño y la miró de un modo intenso. “No debería haberte preguntado eso” dijo riéndose de sí mismo. “Joder, no debería hacer nada de esto”.


Me parece que estás pensando en voz alta” sonrió ella. “Hay una diferencia entre eso y ser sincero”.


Pero lo digo en serio”.


Pues entonces no lo hagas” respondió ella con brusquedad. “No me preguntes más cosas si no quieres las respuestas, y no rompas más reglas por mi culpa”.


Robert frunció el ceño y se cruzó de brazos, mirando sus pies, suspirando. Obviamente se estaba iniciando una lucha en su interior, pero Miranda no podía soportar las dobles señales por más tiempo. Para ella, el daño ya estaba hecho. Sabía que le gustaba este tío. La hacía reír, la excitaba y se sentía fascinada por él. De cualquier manera, no importaba lo sincera que él creía que era; ella nunca admitiría esto. Para ella, esto siempre había sido muy sencillo. Si te gustaba alguien y querías pasar tiempo con esa persona, deberías hacerlo.


Obviamente él no estaba de acuerdo con ella en ese sentido, creyendo que cuanto menos tiempo pasara con la persona que le gustaba, menos dolería al marcharse. Ella no era capaz de ver la diferencia que eso supondría, pero después de todo, sus sentimientos funcionaban de manera distinta a los suyos. Además, Mariah no la había llamado bulldozer emocional sin razón. Miranda llevaba su corazón en la manga y siempre había sido así. Era incapaz de esconder sus sentimientos una vez que estaban allí.


¿Es eso lo que quieres?” preguntó Robert mirándola de nuevo.


Ella se encogió de hombros. “Lo que no quiero es pasar tiempo con alguien que no quiere pasar tiempo conmigo” contestó. “Y...en lo que a mi respecta, si lo que te preocupa son mis sentimientos hacia tí... unas pocas horas no cambian las cosas”. Cerró los ojos y bajó la cabeza, sintiendo como sus mejillas se ponían coloradas.


De cualquier modo, me sigues gustando” admitió Miranda, mirándole de nuevo. Su expresión era de shock, a pesar de la pequeña sonrisa en sus labios. “Quiero decir, me gusta tu compañía y unas pocas horas no van a cambiar eso”. Se rió un poco, sintiéndose como una completa imbécil.


Él fijó su mirada en ella, con la misma fascinación a la que estaba empezando a acostumbrarse, y con una sonrisa.


Supongo que tienes razón” asintió con la cabeza. “Miranda... tengo que decirte que tu sinceridad está empezando a gustarme...anoche, cuando dijiste que estabas pensando en seducirme, me descolocaste por completo. Pero ahora me doy cuenta de que no tenía que haberme sorprendido tanto”. Él sonrió y ella rió.


Bueno, tal vez eso fue demasiado, incluso para mí” admitió. “Pero, vamos a ver...nunca ganas si no aprovechas la oportunidad”.


El significado que había detrás de ese mensaje era inconfundible, y le dejó sin habla unos segundos.


¿Estás diciendo que ahora me toca a mí aprovechar la oportunidad?” susurró él, sonriendo con suavidad.


Eso depende de lo que esperes ganar” dijo ella sonriendo y alzando una ceja, permitiéndose a sí misma apreciar su apariencia.


Robert tiró el cigarro al suelo y volvió a cruzarse de brazos, apoyando su hombro en la pared de ladrillo. Se miraron sonriendose unos instantes antes de que él pusiera los ojos en blanco y dejara caer los brazos a ambos lados de su cuerpo.


Ven aquí Miranda”. Se rió y abrió sus brazos levemente mientras ella daba un paso acercándose a él...