martes, 19 de enero de 2010

CAPITULO 10 (SEGUNDA PARTE)

7 de septiembre


Ese sábado, Miranda se sentó en su cafetería favorita, Teany, bebiendo una taza enorme de té de Earl Gray con una rodaja de limón. Había descubierto este sitio mientras estaba de compras unos días antes. Llevaba unos vaqueros por ser fin de semana, pero sentía como si fuera la única persona en Manhattan que los llevaba.


Sus dedos teclearon su ordenador, que descansaba en la mesita frente a ella, y sonrió ante el leve sonido de sus uñas al golpear las teclas. Se sentía tan ocupada y tan profesional...


Estaba contestando algunos e-mails que habían mandado niños de todo el mundo a la sede de las Naciones Unidas haciendo toda clase de preguntas. Las cartas que le remitían a ella generalmente eran en relación a los derechos de los niños.


La brisa cálida del final del verano se filtró en la cafetería cuando se abrieron las puertas.


Andy entró, vistiendo unos chinos azules y una camisa blanca y perfectamente planchada, abrochada hasta arriba. Los únicos botones que no estaban abrochados eran el del cuello, y gracias a Dios porque si no se habría ahogado, y los de las muñecas. Llevaba también una chaqueta de vestir azul oscura que conjuntaban a la perfección con sus pantalones.


Miranda alzó la vista y miró en su dirección.


¡Miranda!” dijo él sonriéndola y agachándose para abrazarla. “Wow, ¿bebiendo té?” se rió un poco cuando vio la taza.


Andy” sonrió ella. “Sí, té. Después de todo aquí también sirven té. Y me temo que soy inglesa. Si quieres que seamos amigos, debes ser un conocedor de té. Es obligatorio. De hecho, me siento un poco más británica aquí que cuando estoy allí. Normalmente en Londres bebo café”.


¿Entonces por qué no tomas café aquí?” Se sentó frente a ella.


Vuestro café americano es tan fuerte como mi taza de té inglés” dijo pestañeando, refiriéndose a la enorme diferencia de gustos entre americanos e ingleses en cuanto al café, té... joder...en cuanto a cualquier bebida en general. “No me fío de un café con el que puedo ver el fondo de la taza antes de terminármelo”.


¡Muy graciosa!” sonrió él. “Pues a mí me gusta así el café”


Eso es porque tienes un sentido del gusto horrible” bromeó ella. Se habían pasado los dos días anteriores picándose mutuamente acerca de las diferencias culturales de americanos e ingleses.


La cafetería no era un sitio elegante, pero Andy había decidido claramente arreglarse. Miranda se preguntaba si él pensaba que esto era una cita. Si era así, probablemente ella le había quitado la ilusión y la esperanza al traerse su ordenador portátil y al haberse pedido su taza de té antes de que él llegase. No eran las circunstancias ideales para una cita, si es que era eso lo que Andy tenía en mente. Miranda sonrió levemente al pensar en ello. Realmente no le importaba si él se lo tomaba en serio o no. Su única intención era pasar un día agradable y relajarse con uno de sus nuevos amigos.


Y daba la casualidad de que ese amigo era bastante atractivo, con su pelo rubio sedoso, sus ojos gris oscuro y su mandíbula cuadrada. A decir verdad, Andy era un caballero; insistía en pagar siempre que iban a algún sitio, retiraba la silla a Miranda para que se sentara, abría las puertas... El clásico caballero.


Era todo bastante encantador pero “un poco demasiado” obvio. Estaba flirteando con ella. Teniendo en cuenta que ella ni si quiera había pensado en salir con alguien últimamente, el flirteo no resultaba del todo desagradable. Ella no flirteaba con él, pero podía llegar a acostumbrarse a la atención que le mostraba ese chico. Era agradable sentirse adorada y apreciada por una vez.


Andy se pidió su propia taza de té y la observó con curiosidad mientras se quitaba la chaqueta.


¿En qué estás trabajando?” preguntó mientras doblaba la chaqueta con cuidado antes de colocarla sobre su maletín para el ordenador.


Estoy contestando algunas cartas” contestó ella sin apartar la vista de la pantalla del ordenador. “Por ejemplo, la madre de un niño español quiere saber qué puede hacer para evitar que el padre del niño, que le ha estado molestando, le vea”


Oh” sonrió Andy incómodo, sin saber muy bien qué decir. “¿Y qué contesta uno a eso?”


La estoy aconsejando que contacte con el defensor del menor español y le pregunte acerca de la ley española” murmuró Miranda haciendo una mueca. “Quiero decir, es terrible que no se pueda evitar que un padre que abusa de su propio hijo le siga viendo, pero no conozco las leyes españolas, y los derechos humanos son más unas guías sociales que unas leyes propiamente dichas, ¿entiendes?” Se encogió de hombros. “No te hace sentir de mucha ayuda, supongo”.


Ya” sonrió Andy, bebiendo un sorbo de su taza. “Wow. Esto es... fuerte” dijo haciendo una mueca, dejando la taza sobre la mesa. “Me pregunto qué puedo hacer para suavizarlo”


Miranda arqueó una ceja y se rió. “Tienes que estar de coña”, le picó. “Si ni si quiera puedes beber eso, ¿por qué no te pides un batido?” dijo sonriendo ampliamente.


Andy volvió a beber de su té intentando no poner caras. Ella rió cuando vio como los músculos de su cuello se tensaban al tragar.


Andy...Como tu amiga inglesa experta en té, creo que lo mejor será que te inicie en su mundo. Trae” le dijo, haciendo un gesto a Andy para que le diera su taza. “Lo primero: deberías probar algo más suave que Earl Grey. Esto es sólo para profesionales” dijo guiñándole un ojo.


Es el único que conocía” dijo él encogiéndose de hombros.


English Breakfast sería más de tu estilo. Recuérdalo para la próxima vez”. Miranda no pudo evitar darse cuenta de como sus ojos se iluminaron ante la sugerencia. “Pero por ahora, prueba esto”. Vertió un poco de miel en la taza de Andy y añadió la cantidad justa de crema. “Así es como la mayoría de los ingleses prefieren su té. Yo soy rara”.


Ya me he dado cuenta”. La guiñó un ojo y removió su té antes de darle un sorbo. “Oh, esto está mucho mejor. Soy del sur, ya sabes. Nos gusta el té dulce. Muy dulce”.


Entonces recuérdame que no me pida té en Nashville” dijo Miranda con una mueca, a lo que Andy rió.


En fin..” dijo Andy, comenzando a cambiar de tema. “Miranda... me estaba preguntando...” Dudó, intentando encontrar las palabras adecuadas.


Continúa Andy. ¡Dímelo!” Miranda alzó la vista de su pantalla de ordenador con una curiosa sonrisa en sus labios.


¿Estás viendo a alguien? En Londres, quiero decir...” preguntó según se encendían sus mejillas.


No..” admitió Miranda tímidamente, regresando sus mirada de nuevo a su ordenador, sonrojándose levemente.


Entonces...¿querrías salir conmigo algún día?” sonrió él.


¿A ver una película?” sugirió ella.


Sí, una película” pestañeó. “¿Te gustaría eso?”


Miranda sonrió y se rascó la parte de atrás del cuello. La idea de involucrarse románticamente con Andy no le gustaba demasiado. Por supuesto, era atractivo, simpático y divertido. Era sólo que no sentía ese cosquilleo en el estómago que había sentido con otros tíos en el pasado. Más en concreto, no era capaz de sentir ese cosquilleo que un chico en particular la había hecho sentir. Por otro lado, ¿era ese sentimiento siempre la base correcta para una buena relación? Si lo que estaba buscando era compañía y un novio leal, Andy sería perfecto. Tenían muchas cosas y valores en común. Tenían los mismos objetivos para el futuro y nunca les faltaba conversación. ¿Por qué no intentarlo?


Sí. Me gustaría mucho hacer eso” dijo Miranda al cabo de un rato, y sonrió al ver como los ojos de él se iluminaban.


¿En serio?” sonrió él. “Wow...es genial! Dios Santo, me acabas de hacer muy feliz!”


Bueno, pensó Miranda mientras volvía su vista de nuevo al ordenador. Agradécemelo a mí, no a Dios Todopoderoso.




12 de Septiembre.



Andy se pasó un poco, pero así era él. Miranda no quería nada lujoso ni elegante; prefería ir a comer o ir a tomar algo, pero esa no era la idea que tenía Andy de una cita en condiciones. Miranda en el fondo pensaba como él, pero esto le hizo darse cuenta de que tal vez ella no quería una cita propiamente dicha.


Andy la había llevado al Museo de Arte Metropolitano. Miranda se emocionó, ya que siempre había querido visitar ese lugar. Caminaron por las diferentes galerías y exposiciones, enganchados en una conversación agradable e intentando discernir lo que pretendían comunicar los pintores haciendo esto o lo otro. Resultó que Andy estaba realmente interesado en los Dadaistas, y Miranda encontró su oportunidad para tomarle el pelo.


¿Qué sentido tiene el arte si no significa nada?”


Andy acababa de poner los ojos en blanco al oír esto y siguió examinando con gran interés “El balón de fútbol” de Sophie Taeuber-Arp. Miranda se rindió y se sentó en un taburete de cuero que había en el centro de la sala y esperó a que él terminara. Miranda encontraba esa etapa del arte increíblemente aburrida. De hecho, cuanto más arte veía, más se convencía de que sólo había 2 pintores nacidos después del año 1.800 que le interesaban realmente.


Uno de ellos era Alfons Mucha, y el otro... Salvador Dalí. Se dio cuenta de esto con un suspiro agónico mientras paseaba alrededor de los pequeños cuadros. Eran muy pequeños, pero aún así, eran las piezas de arte más interesantes de todo el museo para ella. No ayudó mucho el hecho de que le vinieran a la cabeza imágenes de Robert interpretando al artista. Sus ojos enloquecidos, su cara salpicada de pintura y de dolor, su pelo teñido de negro.


A punto estuvo de saltar cuando Andy posó una mano en su hombro mientras ella se inclinaba para ver mejor “El Teatrillo”, de 1934. Había visto los trabajos de Dalí con anterioridad, pero sólo en las fotografías de los libros de arte que tenía en casa. Verlos al natural era sobrecogedor; Era como ver La Mona Lisa en el Louvre de París. Se sintió honrada, pero también decepcionada. Había esperado, y deseado, que el cuadro fuera mayor. Este cuadro en particular no era más grande que una postal.


Este pintor sí que es interesante” dijo Andy. “Dadaista también, ¿no?”


No. Surrealismo”, le corrigió Miranda con una pequeña sonrisa al mismo tiempo que colocaba su mano sobre la de Andy, que seguía sobre su hombro. Después de todo, estaban en una cita, y algún tipo de contacto romántico parecía apropiado. Fue recompensada con una amplia sonrisa.


Siempre pensé que el Dadaismo y el Surrealismo eran lo mismo” confesó Andy, quien suavemente entrelazó sus dedos con los de ella mientras se colocaba al lado de Miranda de forma que su brazo descansaba alrededor de su hombro.


No...” sonrió Miranda, considerando si debía explicarle o no las diferencias. Optó por explicárselas. “El surrealismo intenta mostrar cómo serían los pensamientos de alguien si no tuvieran censura...sin restricciones mentales, sin valores morales” explicó brevemente. “Supuestamente, nuestros sueños serían así”


Hmmm” Andy alzó sus cejas y llevó a Miranda hasta un pequeño busto de una mujer con maíz alrededor de su cuello. “¿Sin valores morales? Eso me suena un poco raro”


Yo creo que es liberador” sonrió ella.


¿En qué sentido? Saldrías por ahí y harías lo que te diera la gana sin pensártelo dos veces?” Andy la miró con escepticismo.


Creo que esos pensamientos secundarios son los que nos impiden alcanzar todo nuestro potencial...nos impiden ser quien queremos ser. Esos principios internos son...”


Creo que a lo que te refieres es a ese pedacito de Dios que todos llevamos dentro. La parte que te dice si una acción nos va a hacer bien o mal” la interrumpió Andy con una sonrisa.


Miranda simplemente le sonrió. No era religiosa, y estar con alguien que se refería a Dios cuando hablaba de la conciencia, no era algo a lo que estuviera acostumbrada. No es que no respetase sus valores, es sólo que no pensaba de la misma manera que él.


¿En serio dependes tanto de tu conciencia?” le preguntó con una sonrisilla.


Siempre me han enseñado a no actuar por impulsos” contestó él, encogiéndose de hombros. “Los valores morales son importantes para mi”


Ya, ya lo veo”. Miranda le miró. Aún no le había oído soltar ni un taco. Parecía realmente una buena persona, y ella se preguntaba qué podría haber detrás de esa imagen de bondad divina. Tenía que haber una grieta por algún sitio; alguna señal de debilidad humana.


Estar con Andy era como estar sumida en un confortable y cálido abrazo. La hacía sentir en paz y en calma. Y otras veces, sin embargo, sentía que tenía que contenerse. Él nunca podría entender y apreciar algo como el surrealismo porque no entendía ni apreciaba la libertad que se sentía al quietarse la careta para aceptarse uno mismo como un ser humano, con la habilidad de odiar y sumergirse en pensamientos negativos.


Otra cosa de Andy que le ponía un poco de los nervios era que parecía no tener sentido del humor- o por lo menos, no apreciaba su seco ingenio británico.


He oído que el tío de Crepúsculo hizo una película sobre Dalí” dijo Andy de repente. “¿Crees que alguien tan inexperto es capaz de interpretar ese papel convincentemente? Odio ser escéptico, pero de lo que he visto y oído de Dalí, parecía ser una persona muy complicada”.


A Miranda le pilló por sorpresa ese cambio en la conversación y se sintió molesta con el rápido rechazo de Andy hacia Robert como actor. Apretó los dientes, reprimiendo una mala contestación. No tenía derecho a corregirle. Andy simplemente la estaba dando conversación y no tenía ni idea de que el tema era bastante delicado para ella. En cierto modo le daba la razón, porque si Robert no hubiera sido la persona elegida para el papel, probablemente lo habría odiado. De cualquier modo, le admiraba por haber tenido los huevos de aceptar un papel tan complicado.


¿Le admiraba? Suspiró. ¿Era eso lo que sentía ahora por él? ¿Admiración? ¿Realmente se había quedado tan lejos? No. Cada vez que se acordaba de él, las imágenes de aquellas noches volvían a su cabeza tan vívidas como siempre.


Después de haber estudiado los cuadros del MoMa durante horas, Miranda llegó a la conclusión de que no había nada como la Galería Nacional de Trafalgar Square. No le gustanban demasiado los pintores modernos, salvo Mucha y Dalí. Todos los cuadros le parecían iguales.


La Galería Nacional albergaba a los pintores de verdad, Rembrandt y Miguel Ángel. Esos eran los maestros.


Se lo comentó a Andy cuando se sentaron a comer. Él se rió de ella, llamándola antigua e insinuando que lo que le pasaba era que no entendía la simbología que había tras los cuadros. Miranda sospechaba que él tampoco lo veía, ya que no había sido capaz de explicarle la grandeza de un balón de fútbol.


A pesar de todo, la primara cita había ido bien. Le pareció raro que a pesar de que Andy la había cogido de la mano durante todo el trayecto de vuelta a casa, no se hubiera atrevido a hacer nada más que besarla en la mejilla cuando se separaron.




De hecho, pasaron casi dos semanas hasta que intentó besarla en los labios. Miranda no estaba segura de si eso era bueno o malo. Sospechaba que tenía que ver más con sus valores morales que con cualquier tipo de duda con respecto a sus sentimientos por ella.


Ocurrió una noche que estaban sentados en el apartamento de Andy después del trabajo, bebiendo té y viendo su diminuta TV de 14 pulgadas. Miranda se lo estaba pasando en grande tomándole el pelo porque a Andy le encantaba el canal E!, algo raro teniendo en cuenta que él tenía profundas creencias en la verdad y en la moralidad. E! No era exactamente la mejor representación ni de la verdad ni de la moralidad.


Miranda se había divertido viendo como Andy se avergonzaba y se mostraba cada vez más confuso, hasta que por fin le dijo que estaba bromeando.


Andy, tarde o temprano tendrás que saber lo que es la ironía” bromeó, tomando un sorbo de la taza que estaba acunando entre sus manos.


Lo sé”. Él había sonreído y había continuado viendo la TV.


Y después de la pausa, los actores de Luna Nueva por fin confirman su romance! Escucha esta y otras noticias que nos llegan desde el set de rodaje de la película más esperada a la vuelta de la publicidad!


El corazón de Miranda se hizo pedazos mientras intentaba mantener la compostura, fallando miserablemente. La taza de té resbaló de sus manos y Miranda gritó de dolor cuando el líquido ardiendo le quemó la piel a través de sus vaqueros.


Mierda! Mierda.. Ouch!” gritó, dejando de golpe la taza en la mesita más cercana justo antes de correr al servicio, ignorando la voz preocupada de Andy, llamándola.


¿Miranda? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? Te has hecho daño?”


¡Sí! Pensó salvajemente mientras su corazón saltaba con fuerza contra su caja torácica. ¡No! Cerró la puerta de un portazo y echó el cerrojo, cogiendo una toalla e intentando absorber todo el líquido que era capaz. Se dio cuenta de que estaba temblando, pero más bien era por lo que habían dicho en la TV, no por el té. El dolor inicial de la quemadura no había sido nada comparado con el miedo que le atravesó el cuerpo mientras intentaba escuchar con atención el anuncio comercial de la TV que estaba fuera, sentaba en la taza del váter. Apenas podía escuchar debido a fuerza y velocidad con que latía su corazón.


Son Robert y Nikki. Tienen que ser Robert y Nikki, pensó, cubriéndose la cara con las palmas de sus manos, intentando reprimir las lágrimas. ¿Quien más podría ser? Se ha estado rumoreando durante siglos que estaban juntos. ¿Por qué no iba a estar con ella? Ella vivía en California, donde él estaba. Y cuando no estaban en California, estaban en cualquier otro lado, pero juntos. Tenía sentido. Y sobraba decir que ella era preciosa. “Oh, basta ya Miranda” susurró para sí misma, intentando calmarse. “¡Han pasado casi 4 meses ya! ¿qué es esto? ¡No puedes sentirte así!”


1,2,3,4,5,6,7...55,56,57...


Miranda se obligó a contar mientras se calmaba y recuperaba su ritmo normal de respiración, luchando contra las lágrimas que amenazaban con salir y traicionarla. Se dio cuenta de que llevaba allí sentada, con sus manos cubriendo su cara bastante tiempo, cuando de pronto escuchó a Andy golpear suavemente la puerta.


¿Miranda? ¿Estás bien?


Sí” sollozó, intentando que su voz sonara más alto y con más fuerza de lo que era capaz.


¿Quieres que te traiga un par de pantalones o algo? Seguro que encuentro algo que puedas ponerte. ¿Cómo está tu pierna?”


Creo que está bien” dijo ella, apartando las manos de su cara. “Unos pantalones de chandal estarían bien, gracias”.


Se hizo el silencio durante un instante. Luego, volvió a llamar a la puerta.


¿Abres la puerta para que pueda dártelos?”


Conmovida por su genuina preocupación por ella, Miranda sonrió un poco a pesar de su estado de ánimo; se levantó y quitó el cerrojo. Andy abrió la puerta lo justo como para poder colar los pantalones. Siempre un caballero.


Miranda suspiró mientras se los ponía. Andy sonrió cuando abrió la puerta.


Nunca te he visto vestida así” se rió cuando Miranda se sentó junto a él en el sofá de nuevo.


¿Qué han dicho de Rob...ert Pattinson y Nikki Reed?” preguntó Miranda mientras apretaba la mandíbula, preparándose para la confirmación que no quería escuchar.


¿Cómo? Nada...” dijo Andy encogiéndose de hombros.


No han dicho que son pareja?” preguntó Miranda frunciendo el ceño.


Nah. Eso pensaba yo! Era Kellan y una actriz nueva...Anna no se qué”


¿No eran Robert y Nikki?”


No. Aparentemente Robert tiene el corazón roto porque Kristen sigue feliz con su novio y a Nikki se la ha visto por la ciudad comiendo con otro tío” Andy se rió y se giró para mirarla. Su sonrisa se desvaneció. “Miranda, parece como si hubieras visto un fantasma”


No, supongo que había dado por hecho que eran una pareja oficial” susurró, sintiéndose estúpida y confusa por su reacción. No había sabido nada de él en casi cuatro meses, y seguía afectándola de esta manera. Algo le decía que estaba actuando de un modo irracional. De hecho, estaba actuando de un modo ridículo. Sabía que esto había sido un golpe de suerte. Tarde o temprano conocería a alguien, y cuando lo hiciera, ella tendría que encontrar una forma de mantener la calma y seguir con su vida como si tal cosa.


Miranda...” Sintió la mano de Andy en su mejilla mientras murmuraba su nombre con suavidad.


¿Sí?” susurró ella, algo confusa según le miraba a los ojos. Se había puesto muy serio de repente.


¿Te has...quemado?” preguntó suavemente.


No...” susurró ella.


¿Puedo besarte?”


¿Tenía que preguntar? Casi sonrió, pero sintió que esto no era motivo de risa. Andy realmente pensaba que podía molestarla. No le molestaba en absoluto. ¿Cómo iba a saber si las cosas funcionarían entre ellos si no le besaba?


Sí” contestó ella sonriéndole.


El beso de Andy fue dulce y lento, sin ningún tipo de prisa. Sus labios eran tan suaves como plumas sobre los suyos, presionándolos contra su labio superior e inferior respectivamente, antes de envolverlos entre los suyos. No le metió la lengua en ningún momento. Era difícil para ella no pedirle más a Andy, pero se recordó así misma que probablemente él no estaba preparado para dar más de lo que le estaba dando en ese momento.


Ese primer beso, y todos los que vinieron después, habían sido frustrantes, por decir algo. Durante las siguientes semanas, Miranda se dio cuenta de que Bella Swan era a) una idiota, b) una idiota con valores morales indecentemente altos, o c) una santa por haber soportado estar a dos velas con Edward Cullen casi dos años. Miranda estaba segura de que si ella hubiera estado en esa situación, habría sufrido una combustión espontánea. Estar con un tío que se reprime de esa manera era tan duro como confuso.


Miranda quería decirle lo que significaba para ella el sexo y lo importante que era, pero respetaba que él no estuviera preparado. Dudaba que fuera virgen, pero tampoco era el tipo de tío que se acuesta con su nueva novia a la primera de cambio. El problema radicaba en la dificultad que tenía Miranda para tomarse esta relación en serio, ya que rara vez hacían otra cosa que beber té en Teany, hablar de trabajo o caminar sin rumbo fijo por NY cogidos de la mano. Era en momentos como estos cuando más echaba de menos a Rob.




3 de Octubre.


La primera mitad de su beca en la sede de las Naciones Unidas pasó volando. Miranda estaba tan abrumada con todo lo que le mandaban que apenas se daba cuenta del paso del tiempo. UNICEF estaba preparando una gala sobre derechos humanos en Las Vegas a finales de mes para conseguir dinero para su causa y Miranda quería formar parte de ello. Para poder tener una oportunidad, tenía que ser capaz de destacar por encima de sus compañeros, lo cual era más fácil de decir que de hacer. No hace falta decir que estaba totalmente inmersa en su trabajo.


Su identificación, por favor”. El enorme tipo de seguridad miró a Miranda con expresión aburrida. Estaba vestido del mismo modo que estas tres últimas semanas, con un traje azul con una corbata a juego y una camisa blanca.


Todo el procedimiento de seguridad era un poco absurdo pero necesario, teniendo en cuenta la situación actual del planeta. Desde que había llegado a NY, pasaba por delante de este hombre al menos 4 veces al día. Tenía que conocerla ya a estas alturas. A pesar de ello, le mostró su acreditación con su fotografía y colocó los dedos en la pantalla de plástico para identificar sus huellas.


Tenía que hacer esto cada vez que entraba o salía del edificio. Eran las 5 de la tarde del viernes y Miranda se marchaba después de otra dura y brutal semana de trabajo.


Llevaba su carpeta de cuero marrón bajo el brazo, la cual contenía, literalmente, lo que podía llegar a ser su futuro. Había estado trabajando muy duro en una propuesta para la gala de UNICEF. Si sus supervisores elegían su propuesta, sus posibilidades de ayudar a organizar la gala se multiplicarían por diez. Y por supuesto, la invitación que le darían para asistir al evento.


Salió corriendo del edificio para mezclarse con los Neoyorquinos que se dirigían a sus casas para pasar el fin de semana. Siendo europea como era, prefería caminar a su apartamento en lugar de utilizar el transporte público. Estaba a unas pocas manzanas de distancia y le encantaba el olor a otoño que se respiraba en el ambiente. La dependencia que tenían los americanos de los coches era algo que a veces no entendía. A ella le gustaba estirar las piernas y relajarse después de un día de trabajo, generalmente soñando despierta sobre su carrera y todas las cosas que se imaginaba haciendo. Sin embargo, sus pensamientos no estaban precisamente dirigidos a su carrera en ese momento. En su lugar, estaba pensando en el chico de ojos grises con quien iba a tomar un vaso de vino en tan solo unas horas.


Una hora más tarde, Miranda salió de la ducha. La escasez de baños privados era probablemente la única pega que le encontraba al Webster, pero se estaba adaptando fácilmente a ello. Caminó por el pasillo hasta su habitación secándose el pelo con la toalla mientras se movía a ritmo de la canción que sonaba en su ordenador, con su Facebook abierto.


Echó un vistazo a la pantalla y vio que tenía mensajes privados nuevos. Frunció el ceño. La mayoría de sus amigos escribían en el muro, a no ser que se tratase de información confidencial como números de teléfono o direcciones. Pinchó en su bandeja de entrada y frunció el celo de nuevo. ¿Joe Harper? El nombre le resultaba algo familiar, pero no sabía de qué. Definitivamente no era ninguno de sus amigos. Debía ser alguna invitación de alguna banda o algún anuncio. Pinchó en el mensaje sin leerlo y comenzó a secarse el pelo mientras cantaba.


So móvil vibró en la mesita de noche, interrumpiendo su actuación. Sonrió un poco y contestó.


Miranda”


¡Hola preciosa! Soy Andy”.


¡Hola! ¿Como estás?” Miranda apagó el secador y se giró para mirarse en el espejo. Había perdido algún kilo desde el verano y se sorprendió al darse cuenta de que se prefería así misma con más curvas. Su tono de piel era algo más pálido ya que no había tenido tiempo para tomar el solo durante el verano. Pero no estaba mal del todo.


¡Estoy bien! Sólo quería asegurarme de que lo de la copa de vino sigue en pie”


Que tonto” rió ella. “Pues claro que sigue en pie. Me estoy arreglando según hablamos”.


Oh... muy bien, entonces te veo en el hall en una hora” Se rió un poco y colgó.


Sus citas progresaban lentas pero seguras, si podía decirse así. Salían y pasaban tiempo juntos. A veces Andy la besaba antes de despedirse. Nunca fue más allá de eso. Y a ella él le gustaba bastante. Era un tipo divertido, era atractivo y la adoraba.


Hey where did we go, days when the rains came...”


Gah!” Miranda exhaló y corrió al ordenador a cambiar de canción. Le gustaba Van Morrison. No estaba mal. Sin embargo, la única canción que odiaba era la que a todo el mundo le gustaba “Brown Eyed Girl”. Van Morrison... se puso tensa y buscó en la lista de canciones. Ahí estaba.


Van Morrison - Joe Harper Saturday morning.


Joe Harper. Se preguntó como es posible que hubiera tardado 4 meses en hacer la conexión. Ahora estaba claro. Había visto ese nombre en la lista de amigos del Facebook de Patrick cuando había buscado desesperadamente a Robert en un momento de debilidad cuando se fue a L.A por primera vez. Por supuesto, no había nadie con el nombre de Robert Pattinson en esa lista y Patrick no había colgado ninguna foto de Robert en sus álbumes.


No se había atrevido a preguntarle a Patrick, a pesar de que sabía que se lo habría dicho.


Pinchó de nuevo en el mensaje mientras su corazón latía furioso contra su pecho.


Miranda,


¿Te acuerdas de mi? Soy Robert...


Espero que estés bien. Ya sé que ha pasado algún tiempo y te parecerá raro que te escriba así...


Hablé con Patrick la semana pasada y me dijo que estabas en NY. Yo también. No me quedaré mucho... puede que 3 días o así. Pero si quieres, me gustaría verte. Podemos ir a tomar algo. Pero sólo si quieres. Entenderé que no quieras. Sé que dije que no me pondría en contacto contigo y eso. Pero pensé, ¿Qué coño?...ya sabes.


Así que bueno...Wow, esto es muy raro. Escríbeme y mándame tu número si quieres que nos veamos.


Me gustaría mucho verte.


Rob.



El mero hecho de poder volver a verle hizo que la adrenalina se le disparase por todo el cuerpo. ¡Bendito sea Dios! ¡Se había puesto en contacto con ella! No se había olvidado de ella después de todo. Se acordó de las últimas fotos que había visto de él un par de semanas antes. Su pelo estaba más largo y estaba recién afeitado.


Se preguntaba donde estaría alojado. Probablemente en un lugar más lujoso que en el que estaba ella, eso seguro.


Se preguntaba qué tal estaría. En cada foto se le veía más y más cansado. Sabía que Luna Nueva se estrenaría pronto, así que probablemente estaba en un país diferente y en una rueda de prensa diferente cada semana.


Respiró hondo y contestó.


¡Rob!


¡Me alegra saber de ti! Yo estoy bien, supongo. Tengo un montón de cosas que hacer, pero imagino que no necesito explicarte lo que se siente al estar ocupado, ¿verdad?


Me encantaría verte. Llámame cuando puedas y nos ponemos al día.


Miranda.


Terminó de escribir el número de su móvil americano y lo envió. Su corazón latía furioso contra su pecho, percatándose de que pronto volvería a oír su voz. Go see Joe Harper Saturday morning, kid. Empezó a canturrear la canción mientras pensaba que Van Morrison estaba bastante bien. De hecho, estaba de puta madre.


Go see Joe Harper Saturday morning, kid. You gotta go see Joe Harper Saturday morning...Saturday morning.


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