jueves, 3 de diciembre de 2009

CAPÍTULO 10 (PRIMERA PARTE)


EMPIEZA A DIFUNDIR LA NOTICIA.


12 de Junio


Rob, cariño...


Vale. Necesito empezar diciéndote cuánto te echo de menos. He estado pensando. Lo sé, lo sé, lo sé. Qué estupidez ha sido que pensaras que no debía ponerme en contacto contigo. Por el amor de Dios, cariño. ¿No crees que los dos estamos demasiado implicados? Quiero decir... no puedo superar esto. Lo he intentado, Rob, te prometo que lo he intentado. Incluso me he enrollado con un tío esta noche. Pero no ha funcionado, es demasiado tarde. A la mierda todo. Mariah y Lauren me han llevado hoy al Rockafella- acabo de llegar a mi apartamento. Estar allí ha sido la tortura más absoluta. Ese bar, la puerta trasera... Joder, incluso el taburete donde me besaste estaba allí. Todo estaba igual. Te diré que me he bebido cinco vasos de vino esta noche...Estoy borracha como una puta cuba. Y eso no ayuda, ¿verdad?


¿Qué estás haciendo, cariño? ¿Cómo estás? Te he buscado en el jodido Google, ya sabes. ¿Cuan patético es eso? Se te ve muy cansado en todas las fotos. Te presionan demasiado. Ojalá me llamaras un día o algo. Sólo quiero saber de ti...quiero decir... va, ni si quiera importa. Sé que estoy siendo una tonta. No me incumbe. Pero oír todos esos rumores sobre ti con esas otras chicas, me duele. Supongo que de alguna manera quiero que sepas que no me importa si sientes algo por mí... yo sí siento algo por ti...Demasiado.


¿Puedes creerte lo que acabo de hacer? Acabo de tirar ese puto albornoz negro por la ventana. Probablemente esté en la calle tirado y pisado en este mismo momento. He entrado en el baño y lo he visto allí. Me ha hecho pensar en el sofá y en lo valiente que me hiciste ser esa noche. Dudo que algún día vuelva a tener el coraje para hacer algo así de nuevo.


Pero me equivoqué en una cosa. No debí dejarte hacer las cosas a tu manera. Me arrepiento de haberte dejado ir sin la promesa de llamarme. La he cagado con esto. No es que quiera reclamarte así...pero sólo quiero saber que estás bien, y a la vista de esas fotos, no lo estás... Tengo la esperanza de que si hablase contigo, te haría sentir mejor.


Esto es una puta estupidez ... aquí estoy, a las 5 de la mañana, con los putos pájaros canturreando fuera, con el sol a punto de salir, y yo con mi ordenador, en mi cama, escribiéndote una... carta de amor o algo parecido. Te he tenido en mi cabeza cada segundo de cada puto día desde que te fuiste, y ya hace un mes. Pero ya me conoces; Me gusta decirlo todo y no guardarme nada. Sé lo que estás pensando. Probablemente estés pensando que me he vuelto completamente loca. Puede que sí. Quien sabe. Bueno, qué más da. Ya ni si quiera me importa.


Sólo quiero que sepas que me importó. Y que me preocupo por ti. Siempre lo haré.


-M


La cabeza de Miranda daba vueltas debido a todo el vino que había consumido y sintió la necesidad de escupir todos los pensamientos que le rondaban la mente.


Pulsó el botón de “enviar” y cerró la sesión de su Facebook antes de que pudiera arrepentirse. Joder, seguramente ni si quiera sería él. Sabía que las probabilidades de que fuera él eran escasas, pero le daba igual. Joder, parecía un nombre de usuario apropiado para él y si era de otra persona, al menos se reirían a su costa. Por lo menos, así lo sentía en ese momento.


Sin embargo, al día siguiente, el arrepentimiento empezó a golpear su resacoso cerebro y Miranda ya no estaba muy convencida de que lo que hizo fuese lo más inteligente. Se acomodó en su almohada, regañándose a sí misma por haberse emborrachado tanto como para sentir que le importaba. Tonta. Ahora ya no había nada que pudiera hacer, así que se levantó de la cama.


**


Podría haber sido el mejor verano de su vida.


Era el primer verano de Miranda como una adulta propiamente dicho, con un trabajo decente que pagaba todas sus facturas, con objetivos reales para el futuro más lejano y para el otoño, y un apartamento modesto pero que estaba bastante bien y que le permitía disponer de parte de su dinero para salir de marcha a los locales más de moda de Londres si quería. Además de eso, el verano en Londres había sido razonablemente caluroso y apenas había llovido, al diferencia de anteriores veranos. Era increíble.


Entonces ¿Por qué había sido el peor verano de su vida?


¿En una palabra? Robert. ¿En dos palabras? Robert Pattinson. ¿Y en tres palabras, las cuales se repetía así misma una y otra vez? Robert. Fucking. Pattinson.


Él solito, manteniéndose fiel a su promesa, había conseguido que este fuera el peor verano de su vida. Ni una sola palabra en todo el verano. Nunca la llamó, ni si quiera una sola vez. Y olvídate de los emails, ni tan si quiera un saludo vía Patrick cuando hablaba con él por teléfono. Miranda había estado en la misma habitación alguna que otra vez que Robert había llamado a Patrick. Aunque Patrick nunca había confirmado que era él, Miranda conocía demasiado bien la voz de Robert como para reconocerla. No era justo, y al principió, Miranda pensó que Robert estaba siendo completamente ridículo.


Ella creía que se había olvidado de ella. Esa era la única explicación posible a por qué no había querido hablar con ella o saludarla a través de Patrick. Simple y llanamente se había olvidado de su existencia. Ella, por otro lado, estaba casi obsesionada por saber qué era de su vida. De sobra sabía que no debería prestar atención a los rumores que circulaban acerca de él con otras actrices de Hollywood, pero era difícil de ignorar. De hecho, eran como dagas atravesando su corazón. Sabía que no debía creerlos. Ni si quiera había fotos que lo demostraran. Se le había visto por ahí, la mayoría de las veces cuando iba de su coche a su apartamento, y siempre con las gafas de sol. Por no decir que siempre parecía estar estresado, cansado o las dos cosas al tiempo. Las sonrisas sinceras de Robert habían desaparecido por completo.


Sabía que Patrick nunca la contestaría con sinceridad si ella le preguntara, pero tampoco se atrevió. ¿Y si Patrick le contaba a Robert que ella le había interrogado? Quedaría como una estúpida. El hecho de que Patrick la pillase leyendo la entrevista de la GQ ya fue bastante embarazoso.


Miranda, no veas esas fotos....” la suplicó Patrick.


Solo estaba...ha sido casualidad... estaba ojeando la revista...iba a leer el artículo del Porche nuevo” mintió ella.


Patrick suspiró y dudó antes de responder.


Porque esos... eso... joder. Los que le conocemos no deberíamos-”


¿A qué te refieres?”


No es él y lo sabes” dijo Patrick finalmente.


¿Que no es él?”


Le conoces... aunque sea un poco. Él no es esa estrella de cine” dijo Patrick, señalando la portada de la revista. “Lo sabes ¿verdad?”


Bueno sí. Supongo que sí”


Pues en ese caso” comenzó a decir Patrick, quitándole cuidadosamente la revista y metiéndola debajo de un cojín del sofá. “Miranda cielo, si quieres ver fotos, sólo tienes que decírmelo”.


Patrick la había mirado fijamente durante lo que le pareció una eternidad y Miranda supo que la oferta seguía en pié si alguna vez cambiaba de opinión. El corazón de Miranda gritó a modo de protesta. Su orgullo había hecho que su corazón sufriera durante todo el verano. Se conformaba con saber de Robert a través de Perez Hilton, a pesar de que lo que allí leía la cabreaba. Odiaba admitirlo, pero le molestaron los rumores que empezaron a circular acerca de él con otras mujeres. Por supuesto, en las entrevistas Robert negaba esos rumores, recalcando siempre que estaba soltero. Pero por alguna razón, Miranda nunca llegó a creerle del todo.


Robert le había dicho que el único motivo por el que no se quedaba con ella era porque su vida era una locura en este momento. Ella sabía que le había dicho la verdad; lo vio en sus ojos. Odiaba empezar a dudar de sus palabras cada vez que aparecía un nuevo rumor. Si tenía una chica, significaría que la única razón por la que no se quedó con ella era porque pensaba que no era lo suficientemente buena para él.


Finalmente en Julio, su obsesión empezó a desvanecerse. Ya no soñaba despierta con él cada segundo de cada día que pasaba. Las noticias desde el set de rodaje de Luna Nueva habían sido escasas, afortunadamente, así que no había mucho de lo que escribir y ésto permitió que su corazón y su mente descansaran. Además, su centro de atención había cambiado, tenía algo más en lo que enfocar sus pensamientos.


Había solicitado dos meses antes, en Abril, una beca en la sede central de Naciones Unidas, en Nueva York. Su solicitud fue aceptada a principios de Julio y no podía creer que fuese a vivir en NY tres meses. La satisfacción que sintió fue bestial. Encontrar las referencias adecuadas no fue tarea fácil. Los ensayos que tuvo que preparar para el ingres, aún más difíciles. No cumplía uno de los requisitos para el programa, que era estar haciendo un Máster en trabajo social en una universidad acreditada internacionalmente. Pero afortunadamente, Miranda tenía una estupenda relación laboral con el Defensor de menores Británico, Morgan Williams, y su recomendación había sido decisiva para que la admitieran en el programa.


¡Se iba a Manhattan!


**


28 de Agosto.


Se despidió de su trabajo y de su piso con lágrimas en los ojos. Sólo se iba hasta el 10 de diciembre, pero aún así, era muy triste dejar a la gente y las cosas que le importaban tanto.


Adiós apartamento. Nos lo hemos pasado bien juntos, ¿a que si? Siempre te recordaré” dijo medio en broma, aferrándose al marco de la puerta en un intento de llevárselo con ella.


Su hermano pequeño, Stephen, entornó los ojos molesto pero al mismo tiempo, increíblemente orgulloso, sabiendo que tendría su apartamento para él solo durante los próximos meses.


¡Venga, hermanita! ¿Qué es lo peor que podría pasar?” Stephen era un año menor que Miranda y había heredado la altura y la anchura de espaldas de su padre. Era Británico de los pies a la cabeza; sin embargo, su pelo y sus ojos negros delataban las raíces chilenas de su madre.


Miranda no respondió de inmediato, mirándole en su lugar.


¿Seguro que quieres hablar de eso? Tengo un avión que coger, ya sabes...”


Tienes razón” sonrió él. “Si no pillas el avión, nunca tendré la oportunidad de liberar mi lado salvaje y hedonista mientras tú pierdes el tiempo en América”. Se inclinó y se apoyó en la pared que estaba tras él. “Cuidaré bien de él, lo prometo”.


Nada de experimentos en mi piso, Stephen” dijo Miranda, estableciendo las normas.


Nada de experimentos” asintió él.


Comprueba siempre que no te dejas la cocina encendida”


Sí mamá” dijo poniendo los ojos en blanco.


No fumes aquí dentro”


¡Pero si no fumo!” dijo lanzando los brazos al aire en un gesto de “soy inocente”


Sí que fumas” dijo Miranda con una sonrisa. “Y no metas putillas en mi cama, ¿entendido? Me gusta mucho mi colchón, así que trátalo bien. Por lo menos esterilízalo si alguna vez traes alguna de tus deplorables mujeres aquí”


Joder Miranda” dijo suspirando y sonriendo. “Me encargaré de limpiar el puto colchón si es que tengo suerte, ¿vale?”


No puedo creer que haya accedido a esto”. Miranda se mordió el labio y miró hacia la cocina, donde estaban las tazas que habían usado para el desayuno.


¿Podrías irte ya? ¡Tu taxi lleva minutos esperándote!”


Vale”. Miranda abrazó a su hermano “Adiós hermanito”.


Adiós hermanita” dijo riéndose. “Cuídate”


Tú también”. Miranda sonrió y abrió la puerta del ascensor, introduciendo su maleta.


El vuelo fue absolutamente insoportable a pesar de que se había preparado a conciencia con unas cuantas películas, un par de libros y varias botellitas de vino que le había dado la azafata. Tan solo fue capaz de dormir una hora, lo cual la frustró aún más.


Se pasó horas hablando con una mujer que se sentaba a su lado, quien volaba de regreso a su casa para enterrar a su Chiguagua, Carlos. Todo lo que Miranda recordaba era que había muerto de una especie de enfermedad de la piel y que sería enterrado debajo de un árbol en el jardín de la mujer. Cuando la señora no hablaba de su perro, bebía torpemente de su Bloody Mary o se dedicaba a soltar comentarios estúpidos sobre la película que proyectaban durante el vuelo.


Cuando el piloto anunció por fin el aterrizaje en el aeropuerto de La Guardia, Miranda se sintió la mujer más feliz del mundo.


**


2 de Septiembre.


¡Bienvenidos a la sede de las Naciones Unidas y a la ciudad de Nueva York!”. Una mujer menuda y de piel morena estaba de pie frente a ellos sonriéndoles amablemente. Tenía pinta de ser increíblemente inteligente. “Algunos de ustedes” continuó, señalando con sus manos al pequeño grupo de su derecha “estarán aquí 6 meses. La mayoría de ustedes” hizo una pausa, señalando ahora al grupo de gente más grande, en el que se encontraba Miranda “estarán aquí durante tres meses. A pesar de ello, estoy segura de que ésta será una oportunidad increíble para su desarrollo tanto personal como laboral, y también será una experiencia educacional para todos y cada uno de ustedes”.


Miranda se estiró su falda gris de tubo y miró a su alrededor. Estaba más nerviosa de lo que le hubiese gustado admitir y estaba extrañamente agradecida de no conocer a nadie aún. Necesitaba tiempo para adaptarse a la abrumadora e inesperada nostalgia que sentía al pensar en su hogar y también a la más bien humilde ambición de la gente que la rodeaba. En su ciudad, se había acostumbrado a crecer siendo el tipo de chica con una ambición fuera de lo normal, siempre soñando despierta con algún lugar lejano. Aquí en NY, se sentía pequeña, donde su ambición parecía no poder compararse con la de los demás. Estas personas tenían una buena educación y estaban equipadas con poder suficiente como para cambiar el mundo. Estaba muy orgullosa de formar parte de un grupo tan extraordinario, aunque a veces se sintiera algo intimidada. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios.


La mujer habló sin parar durante otros 20 minutos. Miranda permaneció sentada pacientemente en su sitio, con la espalda recta y completamente concentrada, intentando absorber cuantos más detalles mejor. La mujer se llamaba Susanne y había trabajado para las Naciones Unidas 20 años. Era originaria de Haití, y había superado multitud de obstáculos personales para llegar donde estaba y vivía para ayudar a otras personas a conseguir sus metas.


Miranda había llegado a NY tres días antes para aclimatarse a la diferencia horaria y a la zona. Los becarios tenían que costearse su propio alojamiento, así que Miranda se había alquilado una habitación a unas pocas calles de la sede, en un hotel antiguo que había sido remodelado y que ahora constaba de varios apartamentos que eran exclusivamente para becarias y profesionales. Miranda se había pasado horas buscando alojamiento en NY y se había enamorado del Webster casi de inmediato. Su propietario había establecido allí una organización sin ánimo de lucro para mujeres solteras que necesitaban apoyo y comidas completas mientras trabajaban en NY, sin importar la religión o la nacionalidad. En otras palabras, era justo lo que Miranda necesitaba. No les estaba permitida la entrada a los hombres más allá de la planta baja, lo que en absoluto importó a Miranda. Esa parte de su vida había sido desechada meses atrás. El edificio Victoriano de ladrillo constaba de 12 plantas llenas de mujeres. El acceso a internet no era gratuito, pero era barato. Los baños eran compartidos, y ese habría sido un gran inconveniente para Miranda, pero estaba tan emocionada por estar allí, que no le importó.


Cuando Susanne terminó su exposición, era la hora de comer. Todo el mundo se levantó de sus asientos y se dirigieron al pasillo. La mayoría vestían con traje y Miranda se sentía un poco sosa e informal con su falda y su camisa azul. Claramente, tenía que ir de compras.


Sus ojos escanearon la habitación y se posaron en un tío que estaba como a dos metros de distancia. Su espalda ancha estaba enfundada en una chaqueta gris a juego con sus pantalones. Miranda le observó intensamente, deseando que se diera la vuelta para poder verle mejor. Su fuerte cuello estaba bronceado y su cabeza estaba cubierta por una fuerte mata de pelo rubio. El chico giró la cabeza poniéndose de perfil y Miranda arqueó una ceja, sonriendo ligeramente. Su nariz era algo grande y destacaba en su perfil, pero por lo demás, parecía mono.


De repente, él giró la cabeza y la miró por encima de su hombro. Miranda se quedó paralizada, notando como se ruborizaba al darse cuenta de que le había estado mirando fijamente con descaro. No era el típico tío de portada de revista, pero tenía algo. Sus ojos se encontraron y él sonrió. Miranda le sonrió igualmente, colocándose el pelo nerviosa detrás de la oreja. Cuando hizo esto, él sonrió aún más. Se giró y comenzó a caminar hacia ella.


Hola” dijo, ofreciendo su mano a Miranda. “Soy Andy”. Sonrió con amabilidad y ella no pudo evitar sonreír, percatándose de sus dos hoyuelos y de sus ojos gris oscuro, los cuales estaban enmarcados por unas pestañas largas y rubias.


Oh. Um, hola. Soy Miranda” contestó ella. “Encantada de conocerte Andy”.


Yo también” sonrió él. “¿De dónde eres?” preguntó, mientras ambos comenzaban a seguir al resto de becarios, dirigiéndose a la cafetería.


Londres” contestó Miranda, estudiando nuevamente su perfil. “¿Tú?”


Nashville...eso está en Tennesse”


Sí, sí. Ya sé donde está Nashville. Es la ciudad de la música por excelencia en EE.UU. ¿no?” rió ella, al igual que él, quien afirmó con la cabeza.


¿Cuál es tu especialidad?” preguntó él.


Los derechos de los niños y la ley internacional en la universidad” contestó ella.


Tiene lógica. ¿Conoces a alguien aquí?”


No conozco absolutamente a nadie” respondió Miranda sonriendo. “Así que , en lo que a mi respecta, tú eres mi mejor amigo ahora mismo”


Andy rió escandalosamente mientras entraban en la cafetería. Tenía 24 años, al igual que Miranda, y había estudiado económicas en la universidad de Vanderbilt, en Nashville. Su principal interés era solucionar los problemas financieros del tercer mundo. Miranda se sintió bastante impresionada por el hecho de que un chico pudiera estar tan interesado como ella en la misma materia. Él parecía coquetear con ella, pero el temor exagerado de Miranda a que estuviese intentando ligar con ella se desvaneció en cuanto se percató de que simplemente él era así, era su naturaleza. Era amigable y curioso.


Después de comer, Susanne separó a los becarios en grupos según el departamento al que habían sido asignados. Miranda entristeció al separarse de él. Se giró y observó como el grupo de Andy se dirigía hacia los ascensores. Él se giró y la miró sonriendo. Arrancó un trozo de papel de su cuaderno de notas y corrió hacia ella.


Escucha, no tienes que llamarme, pero me gustaría mucho que lo hicieras” dijo a toda prisa, regalándola media sonrisa. “¡Tengo que irme!”


¡Vete!” rió Miranda. Andy corrió hacia los ascensores, a punto de perder el último a medida que las puertas se cerraban. Miranda escuchó como un par de chicas se reían tontamente, así que rápidamente dobló y guardó el trozo de papel en el bolsillo de su falda. Andrew “Andy” Powell le había dado su número de teléfono, y ella permaneció allí de pié, considerando si debía llamarle o no. Definitivamente le vendría bien distraerse, ya que sus pensamientos seguían llevándola a Robert, pero al mismo tiempo, estaba allí para estudiar y aprender, no para hacer amigos ni coleccionar novios.


Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Susanne se acercó a su grupo.


Como ya saben, soy Susanne Bayer. Nos hemos conocido esta mañana durante la primera sesión de orientación. Me alegra ver la cantidad de gente que tenemos este año” sonrió amablemente. “Yo seré la responsable de aquellos de ustedes que vayan a trabajar en esta materia en particular. Hablaré con todos y cada uno de ustedes de forma individual un poco más tarde”, continuó Susanne a medida que caminaba hacia el descansillo de los ascensores. “Pero ahora mismo, me gustaría presentarles al resto del equipo de trabajo y familiarizarles con las oficinas y sus alrededores”.


Mirando pasó el resto de la tarde anotando los nombres de las personas y lugares que necesitaría recordar durante su estancia en NY. Cuando se sentó en el autobús más tarde ese día, toda la información se amontonaba en su cabeza. Se bajó del autobús en la parada de St. Penn y caminó unas cuantas manzanas a lo largo de la calle 34 en dirección a su apartamento. Una vez allí, se tiró en la cama y durmió durante 3 horas seguidas, muerta de cansancio y excitación.


Cuando despertó, Miranda encendió su ordenador portátil y se sentó en la cama frente a él. Dependía de él para todo – sus estudios, su música, sus amigos. Estaba segura de que no sería capaz de sobrevivir sin él. Afortunadamente, el Webster contaba con una tarifa bastante razonable de internet. Habría sido una mierda tener que gastarse el poco cambio que tenía en alguno de esos ciber-cafés atestados de gente con ordenadores cutres y con una conexión aún más cutre. Además, prefería la privacidad que le proporcionaba la conexión sin cables cuando hacía su “ronda” diaria: el email, los blogs de sus amigos, el trabajo, y por último, su placer prohibido favorito, Perez Hilton.


No estaba segura de por qué visitaba esa página, pero en lo más profundo, sabía que sólo lo hacía por una razón. Tal vez “alguna fuente desconocida” revelaría qué estaba haciendo, donde estaba, o lo que es peor, con quien estaba haciendo el qué. A veces la suerte estaba de su lado y había fotos nuevas de él. No obstante, nunca saciaban su curiosidad, ya que en las fotos de las diferentes sesiones, no parecía ni él. En las pocas fotos hechas por los paparazzi que aparecían de vez en cuando, parecía estar pasando una mala racha. Siempre cansado y agotado.


Unas días antes, los paparazzi le habían visto en Los Ángeles y Miranda se había asustado un poco al ver lo que vio. Parecía estar exhausto. Su pelo estaba demasiado largo y hecho un desastre, y sus ojos carecían de vida. Ni si quiera se molestó en sonreír cuando se le acercaron los fotógrafos. En lugar de eso, intentó taparse la cara. Miranda también pudo ver que había estado corriendo, intentando evitar las cámaras.


Siempre que veía ese tipo de fotos, se ponía triste. Sentía una punzada en su interior mientras rezaba para que estuviera bien. Patrick la había dicho en una ocasión que Robert no llevaba bien eso del jet lag, e incluso había dejado caer que tal vez no lidiaba con eso de la mejor manera posible.


Miranda pensó en ello mientras repasaba todas las noticias de los demás famosos que Perez ofrecía. No le importaban en absoluto las noticias de los demás, así que apagó el ordenador con un suspiro cuando vio que no había nada nuevo de él. ¿Dónde coño se había metido?


Algo se clavó en su cadera y sonrió un poco cuando sacó el “maldito” trozo de papel del bolsillo de su falda. El teléfono de Andy.

***

lunes, 30 de noviembre de 2009


Si es que hasta Rob se lleva las manos a la cabeza... que no Roberto, que no me he olvidado ni de ti ni de Miranda....





Solo quería decir ¡QUE NO ME HE OLVIDADO DEL FIC! Entre unas cosas y otras, no he tenido mucho tiempo para dedicarme a él, pero esta semana sin falta tendréis capi nuevo, LO PROMETO. Ya me he puesto a ello, si es que vosotras no os habéis olvidado de este fic claro, que todo puede ser...

¿Te quedas más tranquilo ahora Robert?


lunes, 9 de noviembre de 2009

ENTRADA ESPECIAL!!!!

NO, NO ES NINGÚN CAPITULO NUEVO... ES QUE TENÍA QUE DEDICARLE UNA ENTRADA, NO HE PODIDO EVITARLO...

CADA VEZ QUE LE OIGO CANTAR ES QUE ME DESINTEGRO ENTERA...




QUE CARITAAAAAAAA! AAAARRRRRFFFFFFFFFFF







UNA DE GUITARRA ELECTRICA! A PARTIR DEL SEGUNDO 55 ME MUERO DE AMOR, Y A PARTIR DEL MINUTO 2:50 QUE EMPIEZA A MOVER LOS DEDOS A LA VELOCIDAD DE LA LUZ, YA NI OS CUENTO...

jueves, 5 de noviembre de 2009

CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 9: NO PIENSES, ACTÚA


El caluroso sol mejicano era casi insoportable para él. Sintió como le empujaban hacia delante mientras se ponía sus Ray Ban, intentando escudarse de los brutales rayos solares y del brillo de los flashes de las cámaras.


Una vez más, llevaba una camisa blanca, al igual que la última vez que había visitado Méjico. El sofocante calor le habría dejado marcas de sudor a la altura de las axilas en cuestión de segundos si se hubiera atrevido a llevar una camisa más oscura. Ir de blanco era mucho más inteligente que ir de gris.


Además, ¿no se suponía que el blanco repelía el calor a algo así? Sentía como si su pelo fuera un rígido casco. El nuevo estilista que había contratado Nick, insistió en que le gustaría más si conseguía mantener el pelo fuera de los ojos, sin tener en cuenta la tendencia de Rob a ponerse nervioso, especialmente en días como estos. Rob seguía intentando pasar los dedos por el pelo, cuestión de hábito, aunque se le quedaran enredados y atascados en el pelo.


El pasillo por el cual estaba siendo prácticamente arrastrado, llegó a su fin y Rob pudo escuchar el atronador rugido de la multitud que esperaba fuera. Los fornidos hispanos vestidos completamente de negro le guiaron a un paso que él no seguiría normalmente. El pasillo estaba lleno de gente, esperando su oportunidad para hablar con él antes de que saliese a enfrentarse con la multitud.


¡Señor Pattinson!” Era Consuela, la mujer que había organizado esta sesión de gritos. Su cometido oficial en la ciudad de Méjico era promocionar el trailer de Luna Nueva. Fuera de lo propiamente oficial, estaba allí para sacarse todas las fotos que le fueran posibles, manteniendo viva a toda costa, la publicidad que le estaban dando los medios.


Miró a su lado y vio como Kristen se rascaba el brazo irritada. Él golpeó su hombro ligeramente para hacer que parara.


Hey...te vas a dejar marcas por todas partes si sigues haciendo eso”


¿Cómo?” dijo Kristen, mirándole con el ceño fruncido.


Rascándote el brazo” dijo él con un suspiro, mirando el ahora colorado brazo de Kristen.


Oh...sí, vale, gracias”. Kristen paró; no se había dado cuenta al rascarse y tampoco era consciente de algunas otras cosas que hizo. Considerada una persona distante y estirada, en realidad su mente estaba generalmente centrada en su novio, Michael, quien se reuniría con ella más tarde ese día en Méjico. Probablemente estaba deseando terminar con todo esto para poder irse al hotel con él.


El gesto molesto de su cara, casi le hizo reír. Robert sabía que Kristen odiaba estos tours promocionales, incluso aún más que él. Por lo menos, él seguía sobrecogido por todo esto, pensando de alguna manera que era genial y absurdo a la vez el que todas estas chicas les gritasen. Estaba extremadamente agradecido y abrumado por todas esas fans que se molestaban en escribirle cartas y mandarle regalos.


Nunca eran las fans las que le hacían odiar estos tours. No alcanzaba a entender la forma en que se comportaban cuando estaban a su alrededor, ya que siempre le acababan confundiendo con su personaje en la ficción, que era la versión inmortal de Mr. Darcy, Edward Cullen. Sabía que la mitad de ellas romperían con él tras pasar una tarde con el verdadero Robert y se desvanecerían todas sus esperanzas de tener un affair con el vampiro más buenorro y romántico del mundo. También sabía que casi ninguna de ellas estaría allí de no ser por Crepúsculo.


Cuando veía sus fotos como Edward, con sus brazos cruzados y amenazante, se echaba a reír. Incluso su propia madre, que generalmente siempre pensaba que él era su adorable pero idiota hijo pequeño, tenía problemas en reconocer las similitudes entre su hijo y el hombre de las fotos. No se parecían en nada.


Robert volvió a la realidad cuando Nick se le acercó corriendo.


Rob...pareces un leñador” dijo quejándose, fijando su vista en su barbilla sin afeitar.


Soy un leñador y estoy bien... duermo toda la noche y trabajo todo el día” Rob empezó a cantar, incapaz de resistir la tentación de frustrar a Nick. Las carcajadas silenciosas de Kristen le animaron aún más mientras la cara de Nick se llenaba de confusión “Talo árboles, engullo mi comida. Voy al retrete. Los miércoles me voy de compras y como bollos con mantequilla a la hora del té...”


Es un leñador y está bien. Duerme toda la noche y trabaja todo el día”. Kristen alzó la ceja en su dirección, riéndose a carcajadas, incapaz de contener la risa. Rob tampoco podía contenerse, girándose hacia Nick, quien tenía su cara en un estado de confusión permanente.


Me pongo ropa de mujer y salgo por los baresssssss-”


¿Qué?” replicó Nick, apenas capaz de expresas su confusión con palabras.


No importa”. Rob se mordió el labio y se tragó la carcajada que amenazaba con salir despedida. Por supuesto, Nick no entendería la referencia a Monty Python.


Rob. ¿Has estado fumando hierba otra vez? ¿Antes de firmar?” Nick no podía creérselo. Rob simplemente puso los ojos en blanco. Sólo había ocurrido una vez, en San Diego, antes de su bautismo de fuego en esto del infierno de Crepúsculo.


Nick” interrumpió Kristen, intentando dejar de reírse. “¡Esas chicas gritarían incluso si saliera vestido de Santa Claus!”


Pero los periódicos dirán que no puede soportar la presión y...”


¿Por esto?” dijo Kristen, riéndose y posando su dedo en la mejilla de Robert, notando la dura barba de dos días que dominaba la barbilla de Rob.


¡Esto no es nada! De tres días, ¿no?”


Robert sonrió a Kristen, agradecido por su intervención. Ya estaba lo suficientemente nervioso. Esta era una de las cosas que le gustaban de Kristen. Puede que solo tuviera 19 años, pero de alguna manera, actuaba de forma más madura que él, que era 4 años mayor que ella. Seguramente Hollywood la había hecho crecer rápidamente. En cualquier evento, Robert apreciaba que le defendiera.


En realidad, es de 4 días” dijo, guiñándola un ojo. “Estaba pensando en dejarme barba para la premier de L.A., para volver locas a todas las chicas” bromeó, según comenzaban a caminar de nuevo.


Por favor Rob, por lo menos afeítate antes de ir a Nueva York la semana que viene, ¿vale?” le suplicó Nick.


¿Para qué?” dijo Rob frunciendo el ceño. Fijó su mirada en las puertas, a punto de temblar por el rugir de la multitud. “Vale Kristen...¿lista?”


Supongo”


Se miraron mutuamente, poniendo sus mejores caras y sonrisas para enfrentarse a la multitud.


Parecías-” empezó a decir Kristen, pero los gritos que ocuparon repentinamente cada molécula de aire, la silenciaron.


Robert no podía oír nada más allá de los gritos, maldita sean las puertas del Infierno. Forzó la sonrisa que le habían enseñado a poner a pesar del terror interno que amenazaba con rasgarle en dos y se quitó las gafas de sol un par de minutos. Tanto la manada de fotógrafos como la manada de fans, dispararon con sus cámaras en rápidas sucesiones, cegándole casi por completo. Pensaba que no iba a acostumbrarse nunca. Cientos de fotógrafos se abalanzaron sobre él y los pósters se agitaban a su alrededor salvajemente mientras las chicas suplicaban un autógrafo.


¡Robert, te quiero!” gritó una chica por encima de las voces nada familiares y de las extrañas palabras en español y sintió una punzada en el corazón. La irritación que había sentido antes se desvaneció a medida que sus ojos escaneaban la multitud. La desesperación que mostraban algunas chicas en sus caras fue suficiente para hacer que su corazón se desmenuzara. Las observó con incrédula humildad, intentando comprender por enésima vez, su fascinación y adoración por él.


¿Qué había hecho para merecer esta clase de adoración? Respiró hondo mientras Nick le entregaba un rotulador plateado.


Tienes 10 minutos como mucho, Rob”


¿Diez? ¡Pero si hay como 1.000 personas aquí!” gritó por encima de los demás gritos. Siempre se sentía como el cabrón más grande del mundo cuando tenía que parar y largarse, dejando a la mitad de la gente plantada. Como si las fans que estaban al final de la cola no hubiesen esperado tanto como las que estaban más cerca de la entrada-


¡Diez!” dijo Nick, sonriendo a modo de disculpa.


Robert sacudió la cabeza. No le gustaba nada esto. En su cabeza, estas eran las personas que merecían su atención, no los cámaras que estaban dentro. A ellos les pagaban por estar allí. Además, tenían por lo menos dos películas más que les ofrecerían montones de oportunidades para hincar las garras en ellos. Algunas de estas fans no tendrían esta oportunidad otra vez. Puso su mejor sonrisa y se pasó cada segundo de sus 10 minutos estrechando manos con el mayor número de fans que le fue posible mientras que al mismo tiempo, firmaba todos y cada uno de los variados y diversos objetos que le ponían delante de la cara. Pósters promocionales de Luna Nueva, distintas partes del cuerpo, piezas de ropa y objetos no identificados... Cuando se agotaron los 10 minutos, Nick le golpeó ligeramente en el hombro diciéndole que tenía que entrar. Ni si quiera había podido atender a la mitad de la gente, a pesar de que intentó ir lo más rápido posible.


Se retiró, intentando bloquear las miradas de horror que se plasmaron en las caras de las chicas a las que no había podido atender.


¡Lo siento!” gesticuló con los labios, sabiendo de sobra que no serían capaces de oírle aunque gritara. Sólo esperaba que lo entendieran. “Tal vez me dejen más tiempo la próxima vez” murmuró mientras Nick tiraba de él hacia las puertas por donde salieron.


Kristen ya estaba dentro; nunca le había gustado firmar autógrafos. No era porque no apreciara a sus fans, sino porque nunca entendió el concepto de tener el nombre de alguien escrito en un trozo de papel impersonal.


Robert la entendía hasta cierto punto, pero no estaba de acuerdo con ella. Solo por el hecho de que ella pensara que algo no tenía importancia para la gente, no significaba que no la tuviera. Si no les importara, ¿por qué iban a estar allí?


**


La tarde pasó volando, mientras contestaban pregunta tras pregunta del mismo modo 50 veces distintas, la mayoría de las preguntas eran las mismas que les hicieron para Crepúsculo. Al menos ahora las entrevistas resultaban más fáciles, ya que se sabía todas las respuestas de memoria. “¿Estáis emocionados por trabajar juntos de nuevo? ¿Qué hay de cierto en los rumores de que existe tensión entre Robert y Taylor? Tenéis tanta química en la pantalla...¿Seguro que no estáis saliendo? Las preguntas y el eco de los gritos según retumbando en su cabeza horas después según entraba en la habitación de su hotel, desplomándose boca abajo en la cama, sobre un montón de almohadas de plumas.


En Méjico hacía más calor que en el mismísimo infierno, pero era divertido. Sería un lugar ideal para venir de vacaciones si es que podía ir de vacaciones algún día. ¿Cabo, tal vez? Sonrió ligeramente contra las almohadas mientras una imagen de Miranda le pasaba por su cansada cabeza...su silueta en bikini reluciente bajo la ducha de la playa. A pesar de los meses que habían estado separados, el mero hecho de pensar en su piel desnuda le excitaba. Miranda.


Alguien llamando a su puerta interrumpió sus pensamientos. Se levantó de la cama y se aflojó la corbata según se dirigía a abrir la puerta.


Buenas” dijo Kristen mientras entraba en la habitación, sin necesidad de que la invitara a entrar. Robert se rió cuando comprobó que el vestido elegante que había llevado, había sido sustituido por unos vaqueros y una simple camiseta. El pelo que tan peinado había estado por la mañana, lo llevaba ahora recogido en una coleta en lo alto de su cabeza. Llevaba su portátil debajo del brazo y una coca-cola light en la otra mano.


Hola..” dijo Rob con una leve sonrisa, cerrando la puerta tras él. “¿Y ahora qué? ¿Te sientes sociable así de repente?”


Me aburría. Además, el vuelo de Mike ha sido cancelado. No llegará hasta mañana”


Lo siento Kris” dijo Robert con una sonrisa tristona. Se sentía mal por ella, sabiendo lo mucho que había estado esperando para ver hoy a su novio. A pesar de los intentos de Kristen por actuar y parecer que no le importaba demasiado, Robert podía ver más allá. Sabía que estaba triste. Kristen llevaba puestas sus gafas de sol a pesar de que estaban en la habitación. Decidió no forzar el tema.


Sí, aprovecharé para quedar con algunos amigos, leer unos cuantos guiones, hacer algo...”


Vale” sonrió Robert, cogiendo unos pantalones de camino a la ducha. Tenía que llamar a su madre y a Patrick antes de quedarse dormido, y sabía que iba a caer derrotado bastante rápido. Los pasados meses habían estado a punto de acabar de nuevo con él. El rodaje había sido intenso, pero como no tenía que rodar tantas escenas para Luna Nueva, había terminado un poco antes que el resto. No le habían dejado tiempo para descansar, ya que sus managers le habían mandado a dar la vuelta al mundo para a acudir a diversas ruedas de prensa y fiestas, e incluso le habían hecho imagen del nuevo perfume de Burberry.


Se metió en la ducha y se aclaró su pelo de lo que le parecieron cien productos diferentes, utilizando un champú del hotel que había encontrado en el lavabo. ¿Quien decía que no se lavaba el pelo? Por lo visto, las gominas, geles y otras sustancias extrañas con nombres raros, le asustaban lo suficiente como para querer ser limpio. Pensó que debería cortarse el pelo de nuevo ahora que el rodaje había concluido, y soñaba despierto con la posible normalidad que podría regresar a su vida una vez que todas estas películas hubieran finalizado.


Casi podía oler la libertad que supondría el no tener que estar sujeto a todos estos contratos, sintiéndose casi como un preso siendo liberado de la cárcel después de 20 años de encerramiento. Ese era también el motivo por el que nunca le gustó el colegio o los trabajos normales: porque tenía que hacerlo. Afortunadamente, Crepúsculo le había permitido elegir las películas que quería hacer, y había ganado el dinero suficiente como para trabajar cuando le apeteciese.


Nunca se había parado a imaginar lo que supondría estar en la posición en la que se encontraba en ese momento. Echaba mucho de menos Londres. Echaba de menos a Patrick y a Tony. Joder, hasta echaba de menos a Shannon! Incluso si era solo debido a que le recordaba a esa normalidad que ahora deseaba tanto. Pensó en llamarla. Podía contar con los dedos de una mano el número de veces que habían hablado desde que se marchó. Él sabía que ella seguía dolida con él porque la había estado ignorando.


Se secó y se puso sus pantalones de chandal antes de salir a encontrarse con Kristen. Estaba tumbada boca abajo en la cama chateando con algún amigo suyo por el messenger. Ya se había bebido la mitad de su coca-cola y estaba bostezando.


Tengo que llamar a un amigo” murmuró Robert, cogiendo su teléfono de la mesita de noche.


Adelante” murmuró ella. “Tranquilo, no estoy interesada en lo que tengas que hablar con tus colegas británicos”


Vale” dijo él riéndose mientras se dejaba caer en la cama a su lado. Marcó el número de Patrick y al mismo tiempo, encendió su ordenador.


¡Rob!” la voz de Patrick, tan dicharachera como siempre, le hizo desear estar en Londres.


¿Qué haces?” dijo Robert bostezando, enmascarando lo mucho que echaba de menos su hogar.


No mucho, preparándome para terminar el día”


Ah, mierda, lo siento tío. No estoy seguro de si algún día me enteraré de esto de las diferencias horarias”


No pasa nada. Me alegro de hablar contigo. No todos los días uno habla con la estrella de cine más famosa del mundo”.


Oh, cállate” dijo Robert con una sonrisa, entrando en su facebook y echando un vistazo a las fotos que habían colgado sus amigos del fin de semana anterior. Le preguntó a Patrick por alguno de ellos, pero se enteró de que él y Mariah habían pasado el fin de semana recluidos en su piso, montándose su fiesta privada. Robert entornó los ojos.


Pat, ¿en serio? Necesitas ampliar tu círculo social, a no ser que quieras que todo el mundo se olvide de esa carita tan bonita que tienes. Llevas saliendo con ella unos.... ¡cuatro meses!” ¿Tanto tiempo había pasado? Frunció el ceño mientras seguía viendo las fotos que había colgado Patrick desde el verano. Como de costumbre, no había fotos de él en ninguno de los álbumes, ya que Patrick nunca ponía ninguna; no quería arriesgarse a que alguien las robase. Dios, si alguien descubriese en qué calle vivía Patrick, montarían un campamento allí durante semanas hasta que Rob apareciese. Rió para sí mismo, percatándose de lo estúpido que era al desear que pudieran colgar fotos suyas en el Facebook como si fuera alguien normal.


Sí, sí, ya hablaremos de eso” rió Patrick, trayendo a Rob de vuelta a la realidad. “Basta de hablar de mí. ¿Qué es de tu vida?”


Ah, ha sido una semana de mierda. Me parece que mi horrible cara sólo ha salido en la portada de 10 revistas. Mi popularidad está decreciendo” Kriten arqueó una ceja en su dirección, riéndose en silencio. “En realidad, no puedo seguir el ritmo. Si no tuviera a Nick y a Steph, mandaría todo esto a tomar por culo en dos horas. En serio, mi agenda está desbordada. No sé como se supone que debo estar en dos sitios a la vez, pero te aseguro que ya se buscarán las vueltas. Te lo juro, cuando todo esto acabe, me merezco unas largas vacaciones” Robert dijo estremeciéndose.


¿Las tías están tan locas como el año pasado?” Patrick se lo pasaba en grande con esas cosas.


Puede que incluso más. Algunas de las más jovencitas están entrando en la pubertad. Hormonas. Quiero decir, ya no me molesto en intentar entenderlo. Nunca pensé que me acostumbraría, pero creo que de alguna manera lo he hecho. Intento dejar mi cerebro fuera”.


Sí, ¿le dejas pensando en otras cosas?”


Exacto. Esta tarde cuando estaba firmando autógrafos, me puse a repasar todos los pubs a los que quiero ir cuando vuelva a casa. Y créeme, hay un huevo” dijo Robert riéndose y sacudiendo la cabeza.


¡Ja!”


Sí, me ha mantenido ocupado durante 15 minutos”


Eso es ridículo. ¿No se dan cuenta de que apestas?” Patrick dijo con la risa floja.


Oh, que te jodan. Me acabo de duchar. ¡De verdad!” Robert suspiró y pasó la mano por el pelo pensando en que tenía que cortárselo pronto. Estaba fuera de control.


¿Y cual es tu próxima parada?”


Me quedo en Méjico unos días más y luego me voy a NY” Otro bostezo. Kristen sonrió con una ceja arqueada, preguntándole en silencio si debía marcharse ya. Él se encogió de hombros.


¿Nueva York? ¿Por alguna razón en concreto?” la voz de Patrick era de sorpresa.


Tengo que ir a una especie de fiesta de lanzamiento y a hacer algunas entrevistas...¿por?” Robert frunció el ceño. Eso no debería sorprender a Patrick, ya que era la segunda vez que iba allí en pocas semanas.


Oh... Pensé que ibas porque Miranda estaba allí”


Robert se tensó involuntariamente al oír su nombre. “Ni si quiera sabia que estaba allí”


¿Dónde coño has estado, tío? ¡Lleva allí un mes! Mariah está que se sube por las paredes sin su compañera de compras”


Ja! No lo dudo! ¿Por qué está en NY?” Intentó parecer que no le afectaba este tema de conversación, aunque en realidad, era todo lo contrario.


Está con una beca en las Naciones Unidas”


¡Joder! Quiero decir, sabía que era lista pero...wow”


¿Quien es la lista que está en NY?” preguntó Kristen mientras estudiaba la cara de Robert con un interés que éste llevaba mucho tiempo sin ver en su cara.


Nadie. Déjalo” Robert se dio la vuelta, dándole la espalda, ligeramente molesto. Sabía que era fácil de leer, pero no le gustaba el hecho de que le conociese tan bien. “Estaba hablando con una zorra entrometida” dijo Robert, volviendo la cabeza para mirarla y sonriéndola levemente, sabiendo que probablemente se había pasado un poco con ella.


Oh” suspiró Patrick. “¿Has hablado con Miranda desde que te largaste o qué?”


No” admitió Robert.


¿Cómo? ¿Pero por qué?”


Porque decidimos que era lo mejor”. Suspiró, reprimiendo los recuerdos de Miranda con los ojos llenos de lágrimas.


¿Pero creía que te gustaba?”


Me gusta... gustaba”. Notó como se tensaba su mandíbula según intentaba definir los sentimientos que tenía por ella, sintiéndose patético.


¿Te gustaba? ¿O te gusta?”


Oh, joder. Si me hubiera quedado en Londres, pues sí, pero pensé en que no podría verla hasta que no terminase todo este tour promocional. Así no se puede construir nada sólido ¿no?”. Se preguntó si estaba discutiendo con Patrick o consigo mismo.


Vale, lo que tú digas”


¿Pero tengo razón o no?”


Rob, creo que tenías muchas cosas para empezar a construir...eso es lo que creo” Patrick se rió cuando oyó suspirar a Robert. ¿Por qué Patrick tenía que ser siempre tan jodidamente romántico?


¿En serio crees que dos días de relación pueden sobrevivir a 6 meses de separación, Pat?


Yo soy así, ya me conoces”


Sí, eres un romántico hijo de puta” dijo Robert con una leve carcajada.


Lo sé. Aun así, creo que teníais algo. Me refiero a que vuestra relación habría progresado un poco más despacio que la de la gente normal” dijo Patrick, adoptando el mismo tono de voz que Robert usaba cuando hablaba de sí mismo. “Pero eso no tiene por qué ser algo malo, ¿no?”


Robert se colocó boca abajo, echándole otro vistazo a las fotos de Patrick. Por supuesto, allí estaba ella, con un vestido verde que complementaba a la perfección su color de pelo y el tono de su piel.


¿Qué estás haciendo? ¿Te has quedado dormido?”


Estoy.. viendo alguna de tus fotos del Facebook” admitió Robert.


¿Miranda?”


Sí, da la casualidad que esté en este álbum”


Ha adelgazado..” señaló Patrick.


Es una pena..” murmuró Robert, clavando su mirada en la fotografía y preguntándose de dónde había perdido peso. Rezó para que no hubiese perdido su culo.


Ahora está muy bien”


Estaba muy bien antes también” contraatacó Robert.


Sí, supongo”


Bueno, que suerte la nuestra que no nos gustan el mismo tipo de chicas, ¿no crees?”


Desde luego tío. Con toda la histeria que te rodea, podrías salir a pasear con un pañal y conseguir a todas las tías” rió Pat.


Sabes que me encantaría probar tu teoría”, dijo Robert apartándose de su ordenador y colocándose boca arriba.


Sí, salvo que los periódicos se lo pasarían en grande con eso y las fotos estarían por toda la red en una hora. Nick sufriría una puta aneurisma”


¿Y?”


Incluso tú te tomas más en serio que eso, Rob”


Probablemente tengas razón” Robert seguía riéndose un poco.


Me encantaría ver eso. Puede que en unos cuantos años, cuando seas un ídolo adolescente decaído que se dedice a hacer obras de bajo presupuesto en los teatros del West End”


Apuesto a que te encantaría eso. Puto pervertido!” le provocó Robert, pero entonces, frunció el ceño dejando de hablar y dudando, sin saber muy bien como plantear su siguiente pregunta. “Así que, bueno, quiero decir-” Kristen le miró y le alzó una ceja inquisitivamente. Robert entornó los ojos, percatándose de que ahora sí que estaba interesada, aunque dijera lo contrario. “¿Ha hablado de mí?” Robert sintió como se ponía colorado.


¿Quien? ¿Miranda?” dijo Patrick suspirando y riendo. Robert escuchó como Kristen se reía un poco al fijar su vista en la chica de que estaba en la pantalla del ordenador.


Sí” Robert frunció el ceño mirando a Kristen. No le hacía gracia que se burlase de él.


Pues no, intenta evitar el tema. No parece estar cómoda, quiero decir...”


¿Está cabreada conmigo?” Su corazón se hundió de nuevo. Había esperado que fueran capaces de hablar cuando regresase a Londres en diciembre. Sus mejores amigos estaban saliendo, así que el volver a verse era inevitable.


No lo sé. Apuesto a que Mariah sabe más del tema. ¿Quieres que le pregunte?”


No sé. Probablemente no”. Suspiró y masageó sus cansados ojos con sus dedos, cuando de repente escuchó la voz de Mariah de fondo. “Está ahí, ¿verdad?”


Sí. Lo siento, tío”.


Bueno, a tomar por culo entonces” Robert se sentó y suspiró.


No está enfadada con él” murmuró Mariah de fondo.


Mariah dice que Miranda no está cabreada contigo” rió Patrick mientras le trasladaba el mensaje a Robert.


Ya la he oído..” dijo Robert suspirando de nuevo.


Escucha tío. Odio tener que cortarte, pero tengo que dejarte... Es muy tarde aquí”


Entiendo. Dile hola a Mariah de mi parte, ¿vale?”


Lo haré. Que descanses. Oh, y Rob... Llámala”. Patrick colgó antes de que Robert pudiera protestar. Rob se colocó de nuevo boca abajo, centrando su atención en la pantalla del ordenador.


¿Quien es Miranda? ¿Es esa chica? Es muy guapa” dijo Kristen sonriéndole, tocando la pantalla delicadamente.


¿Me prometes que no se lo contarás a nadie?” dijo Robert, sabiendo que no tenía sentido callarse.


¡Te lo juro por Snoopy!” dijo Kristen, cerrando su ordenador y cruzando las piernas. “¡No puedo creerme que vayamos a hablar de esto!” dijo con una risita. Robert puso los ojos en blanco, riéndose.


La conocí en Mayo, antes de irme de Londres. Nos vimos durante dos días. Y me ha llegado. Muy rápido”


¿Te has enamorado en dos días?” sus ojos se abrieron completamente y dejó de respirar. Robert volvió a fijar su atención en la foto de la pantalla.


No. Quiero decir... claramente lo habría hecho”.


Y ahora está en NY, justo donde vas a ir tú”


Sí...”


Rob. ¡Tienes que hablar con ella! Te pondrás en contacto con ella, ¿verdad?” Le lanzó una mirada inquisidora.


Prometí que no me pondría en contacto con ella” dijo él con un suspiro.


Oh, venga! ¿Qué clase de promesa es esa? No eres tan gilipollas, ¿verdad? Todas las chicas del mundo te desean, ¿y tú estás demasiado asustado para hablar con una que realmente te gusta?” dijo mientras empezaba a guardar sus cosas y a levantarse de la cama.


¿Y para qué Kris? Está en NY”.


Sí, lo sé. Por eso tienes que llamarla!” dijo Kristen gesticulando con los ojos.


Está demasiado ocupada con su vida”. Kristen simplemente le miró, su mano descansando impaciente sobre su propia cadera.


Quiero decir, ella no puede significar tanto para mí”. Robert intentó enfocar la conversación desde otro ángulo, pero Kristen suspiró impaciente, casi suplicándole para buscar una excusa mejor que esa.


¡No tengo su teléfono!”


¡Pues escríbela!” Dijo Kristen entornando los ojos, señalando desesperada el link azul que había justo debajo de su foto.


No sé...” dudó él.


Creo que se alegrará”. Kristen sonrió y le dio unos ligeros golpecitos en el pelo.


Joder....” Robert tensó la mandíbula, sopesando la posibilidad de enamorarse completamente de ella.


Lo que tú digas Rob. Me voy a la cama”. Kristen bostezó y se dirigió a la puerta. “Gracias por la compañía”.


Él rió levemente. “De nada. Siento si no he sido una compañía muy divertida”.


Creo que sí que lo has sido” sonrió. “Nunca me olí que tuvieras una chica especial”


No la tengo”. Apagó su ordenador y miró a Kristen con el ceño fruncido. Kristen le ignoró, abrió la puerta y se despidió de él.


Robert se estiró en la cama con los brazos doblados bajo su cabeza. Suspiró mientras contemplaba la pintura blanca del techo. Prometió a Miranda que no la llamaría.


No, no se lo había prometido – Le había dicho que no la llamaría. Y ella se había puesto a llorar.


Se sentó de nuevo, soltando tacos y sacando un cigarro del paquete que estaba sobre la mesa, haciendo caso omiso de la señal de prohibido fumar. Joder, también él había llorado. Le había dicho que que quería encerrarse allí con ella y no salir. Que era lo que más deseaba en el mundo. Y lo dijo en serio.


Las vívidas imágenes de Miranda no se habían desvanecido con el paso del tiempo. Si se permitía el lujo de pensar en ello, podía recordar con todo lujo de detalles la desesperación que había sufrido al separarse de ella. Sabía que Miranda tenía el poder de desarmarle. Eso le producía terror y curiosidad al mismo tiempo. ¿No quería sentirse así? ¿No quería ser normal? ¿Parte de él no tenía envidia de Patrick?


¿Pensaría Miranda que era un imbécil si no volvía a ponerse en contacto con ella? Suspiró y exhaló el humo de su cigarro. Aún mejor ¿Qué tipo de cobarde sería si no lo hacía?


¿Me estás diciendo que me toca aprovechar la oportunidad?”


Eso depende de lo que esperes ganar”


Robert gruñó frustrado y apagó su cigarrillo en la lata vacía de Coca-cola de Kristen. Esto era una locura absoluta. Cogió su ordenador, colocándolo en su regazo y entró rápidamente en otra página web, antes de que se quedara embobado de nuevo mirando la foto de Miranda. Buscando una distracción, se metió en la web de Perez Hilton y Lainey Gossip, curioso por los nuevos rumores que pudiera haber. No había mucho. Las mismas gilipolleces de siempre. Aparentemente seguía enamorado de Kristen y de Nikki Reed, y esa modelo brasileña a la que aún no había conocido, Anna. Por lo visto, seguían diciendo que olía mal, y se olió así mismo, a pesar de que se había duchado momentos antes.


Polladas. Huelo a putas flores, Perez. Maldito pajillero de mierda.


A pesar de todo, Perez seguía esperando que Robert fuera homosexual, ya que aún no había participado en nada hardcore que contradijese la prueba de su rumoreada homosexualidad por Little Ashes. Como si la moralidad de los libros de Crepúsculo fueran a permitirle algo de eso con Bella Swan. Tal vez su próxima película incluya una escena frontal subida de tono con alguna actriz mona de Hollywood columpiándose sobre sus pelotas. Seguro que Nick podría hacer presión para incluir eso en un contrato. A tomar por culo eso. Ya era lo bastante duro ver su cara en la gran pantalla, como para ver encima su entrepierna.


Dios, necesitaba empezar algún rumor sobre sí mismo. Puede que después de todo contactara con Paris Hilton o Natalie Portaman. Me refiero... se las ligó en los Oscars, ¿no?


Entornando los ojos y suspirando debido a la frustración, volvió de nuevo al Facebook, estudiando la foto de Miranda. Ese verde le quedaba genial y estaba radiante. Incluso contenta. Se estaba riendo de un par de personas a las que no reconocía. El color chillón del link con su nombre al pié de la foto le llamó. Miranda Walker.


Dudó, un sentimiento desconocido golpeaba su pecho. Un sentimiento de miedo que le frenaba, gritándole que se alejara de ella a toda costa. No la temía a ella como persona; era el miedo a dejarla ver que aún pensaba en ella. Probablemente ella pensaría que era un idiota. Seguía en su cabeza cada día, a pesar de que habían pasado ya 4 meses sin contacto alguno.


Puede que fuera un idiota. Cerró los ojos, recordando todas las veces que en ciertas sesiones de fotos, había buscado mentalmente la aprobación de Miranda con respecto a lo que mejor le quedaba y a lo que no. Quería gustarle por encima de todas las cosas, así que se encontraba así mismo pensando “¿Esto le gustaría a Miranda?” en cada decisión que tomaba en su vida. Se había sorprendido así mismo llevando su camisa blanca más a menudo, simplemente porque a ella le había gustado y confiaba en su opinión.


Recordó el suave tacto de su pelo entre sus dedos y el dulce sabor de sus labios mientras se besaban. Siempre sabía a chicle o a algún otro dulce, y se preguntó si llevaría en su bolso un cargamento de ambas cosas.


Pero más que nada, recordaba esos profundos, penetrantes y oscuros ojos suyos y el modo en que le atravesaban, quebrando todas sus murallas y haciéndole imposible el defenderse de cualquier cosa que ella le hacía sentir. Puede que esos mismos ojos fueran la causa del miedo que estaba sintiendo ahora. Después de todo, le habían llegado muy dentro y muy deprisa desde el momento en que se conocieron, y seguramente seguirían siendo igual de implacables ante sus defensas.


Una parte de él esperaba que las cosas no fueran distintas esta vez, si es que contactaba con ella. Siempre había sabido que Miranda era de una “raza” especial, y odiaría haberse equivocado con eso. Ella había representado todo lo que solía ser normal en su vida durante estos últimos meses. Era una chica a la que había conocido en un club con sus amigos; una chica que no pretendía ser algo que no era. Una chica a la que deseaba hasta el punto de dolerle, y de la que echaba de menos absolutamente todo. Era una chica que se lo había hecho pasar mal, pero aún así, era una chica por la merecía la pena pasarlo mal.


¿Pero y si ella pasaba de él? ¿Qué pasaría si accediera a quedar con él, pero sin tener ningún interés especial hacia él? Rezó para que no creyese todas las chorradas que constantemente se decían de él. Realmente esperaba que fuera más lista que todo eso, o que por lo menos Patrick, le hubiera dicho la verdad si hubiese empezado a creerse todos esos cotilleos de mierda.


Además, él nunca se enrollaría con su compañera de rodaje, aunque se llevaban muy bien. Michael le caía muy bien y nunca pensaría en meterse en medio. Pero sí que tuvo una breve historia con Nikki, pero se habían dado cuenta enseguida de que no congeniaban, al menos como pareja. Ella tenía demasiado carácter y era una chica que no soportaba su necesidad de pasar tiempo solo y aislado. Decidieron ser amigos y desde entonces, todo había ido sobre ruedas, ahora que ella ya no esperaba nada de él.


Kristen tenía razón cuando decía que era tonto. Podía tener a cualquier chica que quisiera, pero aquí estaba, delante de su ordenador, contemplando la foto de una chica con un vestido verde, nervioso y acojonado. Y sólo porque era la chica que quería. Todo habría salido a pedir la boca si hubieran tenido la oportunidad. No servía de nada negarlo. Habían pasado más de 4 meses desde que vio su hermosa cara por última vez y no podía dejar de pensar en ella.


Eso depende de lo que esperes ganar”. El desafío de Miranda resonaba en su cabeza.


Oh, joder. Miranda” Robert se rascó la barba de su cara y se mordió el labio mientras hacía click en el link con el ratón.


No pienses. Actúa.


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