jueves, 15 de julio de 2010

CAPITULO 13


LA SEMÁNTICA NO VALE.


Las puertas del ascensor se cerraron enérgicamente tras ella mientras pulsaba el botón de la planta 13. Se volvió hacia el enorme espejo, exhalando lentamente por la nariz. Maldita sea, estaba nerviosa.


Se secó el sudor de las manos en sus pantalones de vestir. Había elegido su vestuario cuidadosamente y finalmente se había decidido por esos pantalones de talle alto que se estrechaban a la altura de sus tobillos. Llevaba también una simple camiseta de tirantes y su pequeña cazadora de cuero negra. El pelo lo llevaba recogido en una trenza que caía sobre su hombro izquierdo.


Las puertas se abrieron y la dejaron salir. Mientras caminaba por el pasillo, empapelado con un lujoso papel francés, hacia su habitación, la 1350, sintió como su corazón se aceleraba de nuevo. No sabía qué la ponía tan nerviosa. Puede que fuera el hecho de que antes había flirteado un poco con ella. También podía ser por el hecho de que iba a llevar a una persona que sabía mucho de música a un concierto de un grupo al que poca gente entendía. ¿Y si pensaba que su gusto musical era pésimo? Pero más que por todo eso, era por el hecho de que parecía que tenían una cita, cosa que no debería ocurrir porque estaba con Andy.


¡Cálmate! ¡Sólo vas a ir con un tío a un concierto! Escucha la música, tómate una copa de vino y luego vuelve a casa en un taxi. Sola. A tu casa.


Llamó a la puerta y esperó mientras oía las pisadas al otro lado. Robert abrió la puerta con una gran sonrisa.


“Estaré listo enseguida” sonrió. “Necesito coger mi cartera y esas cosas. Entra.”


Miranda entró y echó un vistazo a la enorme habitación. Los rayos del sol se colaban por una inmensa ventana, sobrevolando la alfombra verde oscuro hasta llegar a las sábanas blancas que cubrían la cama. Se detuvo ante la inmensa cama y contempló las 5 almohadas que descansaban contra el enorme cabecero de madera de roble. Había espacio más que suficiente para revolcarse, todo sea dicho.


Se sonrojó a medida que las fantasías acerca de cómo la luz del sol jugaría con la piel desnuda de Robert atacaban su mente. El cambio de temperatura entre las partes sombreadas de la cama y las que estaban bañadas por el sol, seguramente influiría en el tacto de las sábanas. Quería llegar hasta la cama y deslizar sus dedos por la tela, para comprobar si la temperatura era tan diferente como pensaba. Imaginaba los fríos dedos de Robert sobre su cálida piel...


Sus ojos se apartaron de la cama cuando escuchó a Robert reír. Se giró para verle, apoyado contra el escritorio con los brazos cruzados mientras la observaba en silencio. Una leve sonrisa pícara se dibujó en sus labios cuando vio la reacción de Miranda ante la cama.


Miranda tragó saliva mientras sus ojos recorrían su estilizado cuerpo. Los músculos de su pecho eran ligeramente visibles bajo la fina camiseta gris, y sus brazos parecían más grandes cuando los cruzaba de esa manera. El pantalón negro se aferraba débilmente a sus caderas y a sus definidas y largas piernas. Sabía que su respiración se había encogido y trató de normalizarla, mordiéndose el labio con suavidad. La sonrisa de Robert había desaparecido y ahora simplemente la miraba a los ojos con una expresión que no había visto antes.


¿Qué estás pensando?” preguntó en voz baja.


Yo...” dijo, conteniendo la respuesta. Tú y yo, desnudos en esa cama, con tus manos y tus labios por todo mi cuerpo. Pienso en cómo debe ser el sentir esa barba contra mi pecho, mis muslos y... mi...


Estaba pensando en que deberíamos irnos ya o llegaremos tarde” murmuró Miranda dándole la espalda y caminando hacia la puerta. Le oyó reír a sus espaldas y luego murmurar, probablemente para sí mismo. Aún así, ella le escuchó alto y claro.


Sí, apuesto a que era en eso en lo que estabas pensando...”


Miranda decidió dejarlo pasar, aunque estaba ansiosa por devolverle la pregunta, asustada por la respuesta que podría recibir. De hecho, le asustaba más lo que una respuesta así podría hacer a sus ya críticamente bajas defensas. Tenían que alejarse de esa cama o ella podría acabar rompiendo las entradas y decirle exactamente lo que estaba pasando por su mente. ¡Estaba pensando en cómo sería sentir esa barba contra mi coño cuando presiono tu cara contra él, cabrón! ¿Qué te parece eso?

Miranda contuvo una risita. Apuesto a que le encantaría escuchar eso.


¿Había algún fotógrafo fuera cuando has llegado?” preguntó Robert mientras entraban en el ascensor.


No...No he visto ninguno” contestó ella sincera.Parecía como si nadie supiera que estaba alojado allí. La gente salía y entraba pensando en sus cosas, como si nada.


¿Estás segura?” sonrió disculpándose. “Es solo que... si nadie me ve salir...nadie me seguirá a Bowery”


¿Quieres que vaya y eche un vistazo?”


¿Lo harías?”


¡Claro!” dijo entornando los ojos. “Pararé un taxi cuando esté fuera, para que puedas subir corriendo”


Chica lista” sonrió.


Por supuesto que soy lista” dijo burlándose. “No es como si fuera una actriz o algo así, ¿no?”


Nah” rió él. “Diría que me sorprendería mucho si fueses incluso capaz de fingir” añadió con una suave sonrisa.


Miranda se quedó en silencio y le miró a la cara cuando las puertas del ascensor se abrieron. La sonrisa permaneció en sus ojos, diciéndola que él no lo había dicho a modo de insulto. Es probable que incluso pensara que era algo bueno, pero estaba equivocado - Miranda estaba fingiendo. No exactamente fingiendo, pero estaba manteniendo a una persona especial lejos de sus conversaciones tanto como podía. Robert no le había preguntado si estaba viendo a alguien, y ella no tenía ganas de preguntarle tampoco. Le asustaba demasiado que él pudiera decir que. Ni siquiera estaba segura de si podía hablarle de Andy o no.


Espera aquí...” murmuró Miranda. “Llámame en dos minutos”.


¿Por qué no me llamas tú si está todo despejado?” dijo él, arqueando una ceja.


Porque tú número sigue siendo oculto, idiota” murmuró ella, sacándole la lengua mientras se encaminaba a la salida.


¿Idiota? Muy bien”. Miranda le escuchó reír tras ella.



Tres minutos más tarde, estaban sentados el uno junto al otro en el asiento trasero de un taxi, alejándose poco a poco de la acera. Habían conseguido escaparse del hotel sin ser vistos, y el taxi se encaminaba lentamente hacia el sur, hacia el Bowery.


Miranda giró la cara y estudió su perfil mientras él miraba los rascacielos por la ventana. Los letreros de neón empezaban a parpadear mientras el sol poco a poco empezaba a ponerse, dejando largas sombras tras los edificios, tiñendo la mitad de ellos de amarillo y la otra mitad de gris. Las confesiones previas de Lauren volvieron a su mente mientras le observaba.


Había estado mirando fotos suyas en el Facebook. Había preguntado por ella y le había dicho a Patrick que le gustaba cuando pesaba algunos kilos de más. Había estado pensando en ella...¿Entonces por qué coño no la había llamado?


¿Como es que no me has llamado hasta ahora?” le preguntó, intentando parecer algo escéptica, haciéndole ver que el pequeño acuerdo al que habían llegado no había sido buena idea. Miranda creyó ver como Robert se tensaba un segundo antes de girarse hacia ella. “Podías haber pedido a Patrick o a Mariah mi número. Te lo habrían dado”. Miranda no pretendió ser tan directa.


Tampoco me has llamado tú” contestó él alzando una ceja.


fuiste el que dijo que no quería ningún tipo de contacto” argumentó ella.


Y tú estuviste de acuerdo, ¿no?”


Sí. ¿Pero por qué crees que lo hice?”


¿Por qué no me lo dices tú?” Se cruzó de brazos, girando su cuerpo para encararla por completo.


¡Porque pensé que eso es lo que querías!”


Era lo que quería” dijo él con brusquedad.


¿Ah sí? ¿Entonces por qué me han dicho que estuviste cotilleando fotos mías en Facebook semanas antes de ponerte en contacto conmigo?” respondió ella, un poco dolida porque él siguiera haciendo referencia a su acuerdo, pensando de algún modo que había sido una buena idea. Los ojos de Robert se abrieron sorprendidos antes de cubrirse la boca con su puño, como si estuviera intentando retener la respuesta. Apartó los ojos de ella y miró por la ventana, murmurando cosas que ella no alcanzó a oír.


¿Cómo?” continuó Robert. “¿Está mal que sintiera curiosidad por ti? No soy el único que ha estado viendo fotos, ¿no?”



¿Qué se supone que significa eso?”


¡Tú misma dijiste que parecía cansado en las fotos!” le recordó con un tono bastante borde.


¡Estaban...estaban en la portada de las revistas, gilipollas! ¡No pasan desapercibidas!” se defendió Miranda, notando como sus mejillas se ponían coloradas. “¡No estaba mirando fotos tuyas a propósito!”


¿No? ¿Y que pasa con las de GQ? ¡Patrick me dijo que leíste la revista cuando estuviste en su casa!” La alegría y la victoria se reflejaban ahora en su rostro. Obviamente disfrutaba viendo como la cara de Miranda se ponía cada vez más colorada con cada segundo que pasaba.


¡No la estaba leyendo! ¡Iba a leer el artículo sobre el Porche nuevo! ¡Se lo dije! De todas formas ¿Cómo sabes eso?”


Su sonrisa desapareció y suspiró, pasándose los dedos por el pelo. Dudo unos segundos antes de suspirar.


Porque le pedí claramente que te dijera que no vieses esa clase de fotos, ¿vale?” Obviamente, no era una cosa que quisiera confesar.


¿Y por qué coño hiciste eso?” Miranda frunció el ceño, cruzándose de brazos y recordando como Patrick había escondido la revista debajo de un cojín del sofá.


¡Porque no quiero que pienses en mí como una estrella de cine!” admitió, suspirando de nuevo.


¡No lo hago!...eres Robert...yo...tengo imágenes muy diferentes tuyas en mi cabeza...” admitió ella.


¿Qué imágenes?” preguntó con una leve sonrisa en sus labios.


De ti...en mi piso...diciéndome que no me pusiera en contacto contigo” murmuró, volviendo la cara a la ventana mientras la sonrisa de él se desvanecía.


Yo...” Robert respiró hondo.


Y sigues pensando que es una buena idea, ese es el problema” murmuró Miranda, apretando los dientes. Lo que había dicho antes, aún retumbaba en su cabeza.


Miranda...Te he llamado, ¿no?” argumentó en silencio. Ya no había ni enfado ni regocijo en su voz. Sólo dolor.


Acabas de decir que eso era lo que querías”


¡Sí! ERA!” repitió molesto.


¿Entonces ya no lo piensas?” le preguntó, sorprendida por la dureza de su tono.


No, Miranda. Ahora mismo creo que es la idea más estúpida que he tenido en toda mi vida....” suspiró, sonriendo un poco mientras ladeaba la cabeza, tratando de confortarla con su confesión.


¿Por qué crees que fue una idea estúpida?” preguntó ella, confusa.


Porque...porque digamos que no ha funcionado exactamente, ¿no crees?”. Robert se aclaró la garganta mientras una gran sonrisa se dibujaba en sus labios.


No...supongo que no” admitió ella, devolviéndole la sonrisa.




El Bowery Ballroom era un lugar bastante pequeño, con capacidad para albergar a unas 500 personas. Esta noche, el club estaba bañado en la luz suave de color rojo y púrpura que emanaba de los focos que había sobre el escenario. Era algo temprano y no había mucha gente allí, por lo que todavía había unas pocas mesas disponibles en el estrecho balcón que se abría paso por las paredes del local. Decidieron sentarse en una mesa a la espera de que la banda empezase a tocar.

"¿Qué quieres beber?"


¿Me vas a invitar?” sonrió Robert, sacudiendo la cabeza a modo de protesta.


Oh, vamos...en serio, ¿qué quieres?”


¿Vino?” dijo frotándose el cuello, como dudando de su elección.


¿Vino?”


Eso es lo que vas a beber tú, ¿no?”


Miranda enarcó ligeramente una ceja mientras se perdía en los recuerdos de lo que había pasado las veces anteriores que habían bebido vino juntos. Habían acabado en la cama, cosa que quería evitar en esos momentos.


¿Qué?” preguntó él, observándola con curiosidad al percatarse del semblante de su cara.


Es solo que... No estoy segura de querer beber vino contigo” soltó, arrepintiéndose de lo que había dicho casi de inmediato.


¿No estás segura?” dijo Robert frunciendo el ceño. “¿Por qué no?”


Porque la última vez que bebí vino contigo...y la vez anterior a esa...nosotros...”


Oh” rió él, entendiendo el mensaje. “¿Y echas la culpa de eso al vino?” Arqueó su perfecta ceja mientras se recostaba en su silla, cruzándose de brazos.


Yo diría que el vino tuvo algo que ver” dijo ella con un parpadeo.


Vale...¿Así que nunca lo habrías hecho de no ser por el vino? ¿Es eso lo que me quieres decir?”


Bueno...Yo...” suspiró, rascándose la cabeza. Era cierto que los sentimientos se hicieron aún más fuertes en compañía de la botella pero, sin duda, la valentía que proporcionaba un poquito de líquido no había sido la única culpable. "Sólo estoy diciendo que tú, yo y el vino puede ser una mala combinación", concluyó ella, tratando de dar a su voz un toque de luz, como si estuviese bromeando. No estaba bromeando en absoluto.



Tal y como estaba en ese momento la situación, terminar en la ridículamente enorme cama del hotel de Robert era muy, muy mala idea. Le miró a los ojos y vio que él la estaba observando con una mirada confusa en su rostro.


Muy bien. Si dices que es una mala combinación, entonces tal vez no deberías beber vino”. Esbozó una sonrisa forzada y volvió los ojos hacia el escenario, donde la banda estaba empezando a montar el equipo.


Miranda se dio la vuelta y bajó las escaleras con una mezcla de emociones en su cabeza. Pensó que su tono había sido suficientemente claro, y después de todo, ¡habían pasado ya cinco meses! Nunca negaría que aquello significó algo para ella. Lo que sin embargo tal vez no admitiría nunca ante él, es lo mucho que había significado para ella. Él estaba allí, con ella y había contactado con ella, eso estaba claro. Pero no podía entender lo que estaba buscando en ella esta vez.


Cuando se conocieron, Robert le había dejado bastante claro lo que quería. Quiso compartir su cama y punto. Ahora, lanzaba mensajes confusos a izquierda y derecha. Bromeando con ella, burlándose de ella y hablando sobre cosas casuales, actuando de una forma que hacía que se sintiera relajada y cómoda a su lado. Como haría un amigo. Pero entonces, de repente, le sorprendía sonriéndola de aquella manera. No podía determinar con exactitud lo que significaba esa sonrisa, porque era algo nuevo...algo que no había visto en sus anteriores encuentros.


Se trataba de una leve y silenciosa sonrisa que no era ni burlona ni tranquilizadora. Era como si no fuera para ella, como si estuviera sonriendo por algo que estuviera pensando, algo a lo que ella no podía tener acceso. Todos sus actos parecían contradecir esa sonrisa.


La barra estaba llena de gente, y le costó 5 minutos largos pedir la bebida. No estaba segura de lo que preferiría Robert si no tomara vino, y estaba claro que no iba a pedirle ni otra Corona ni otra Heineken. Terminó por pedirle una copa de vino tinto y ella se pidió un Martini Blanco.


Cuando por fin se alejó de la barra, levantó la vista hacia el balcón, buscando su aprobación, agitando el vino en el aire. Solo que no podía verle. Estaba perdido entre un enorme grupo de mujeres que se agrupaban alrededor de la mesa.


¡Oh, joder, no!


Subió las escaleras mientras comenzaba a sudar, esperando que estuviera bien. Apenas les habían molestado cuando quedaron el día anterior para comer, así que había supuesto que todo iría bien. Esperaba que Robert estuviera bien, pero no le veía, así que no podía estar segura. Una vez arriba, le vio de pié, alzándose por encima de las mujeres que le rodeaban. Sonreía educadamente, riéndose de alguna cosa que le dijeron. Miranda se detuvo por completo, contemplando la manera tan amable con que las saludaba, a pesar de que obviamente, le estaban molestando.


¡Vale...mi amiga...de conoceros!” Robert dijo algo pero Miranda fue incapaz de oírlo, ya que la música y las voces de las mujeres tapaban la suya por completo. La mayoría de las mujeres se marcharon en ese momento, despidiéndose de Robert y lanzando a Miranda miradas asesinas cuando pasaban junto a ella. Tan sólo 3 chicas permanecieron junto a él, obviamente deseosas de unirse a ellos. Miranda fue incapaz de moverse mientras contemplaba la escena que tenía lugar frente a ella.


Intentaban hablar con él, pero al mismo tiempo, movían sus caderas y sus tetas a ritmo de la música, obviamente tratando de parecer una réplica barata de Shakira. Las chicas sonreían, se lamían los labios, jugaban con su pelo y sacaban pecho, agarrándole para susurrarle algo al oído. Las tres eran preciosas y Miranda sintió una punzada de celos cuando él rió por algo que dijeron.


Como si de pura coincidencia se tratara, los ojos de Robert se posaron en ella de repente. Su sonrisa pasó de ser meramente educada y divertida, a ser genuina y con un atisbo de disculpa. Miranda se tranquilizó al instante, percatándose de que no estaba siendo él mismo con esas chicas y que en realidad, no estaba interesado en ellas.


Miranda se acercó a ellas, forzando una sonrisa educada. No le devolvieron la sonrisa. La miraron y Robert se encogió de hombros. Miranda sabía a lo que se refería; no podía hacer nada en cuanto a la educación de las chicas.


Bueno, ha sido un placer hablar con vosotras, pero mi amiga ya está aquí y tenemos muchas cosas de qué hablar” les dijo a las chicas.


¿Seguro que no podemos quedarnos?” dijo una chica alta y morena con un puchero. Robert tragó saliva y se mordió el labio. Miranda decidió intervenir. Ahora nadie esperaba que fuera amable; ellas no lo habían sido con ella.


En realidad, llevamos sin hablar 5 meses, así que tenemos un montón de cosas que contarnos! Así que, chicas, lo siento mucho, pero me temo que esta noche es todo mío!” dijo Miranda mirando a la morena, que ni se movió. En lugar de eso, miró a Miranda con los ojos entornados, alzando la ceja escépticamente mientras sus ojos estudiaban su cuerpo.


¿Quien coño se ha creído que es esta zorra?


¿Eres corta? ¡Fuera!” dijo Miranda bruscamente, cabreándose cada vez más. Eso provocó por fin que la morena se largara con las otras dos chicas. Miranda dejó las bebidas de un golpe en la mesa y escuchó a Robert reírse mientras éste se sentaba en su silla de nuevo. Obviamente no había visto el modo en que la morena había mirado a Miranda.


Lo siento...” suspiró, retirándose un mechón de pelo de la cara. “¿Vino tinto te parece bien? No sabía qué pedirte”


Tinto está bien” dijo, sonriendo con aire de suficiencia. “Tienes mucho carácter, ¿no?”


Como si no lo supieras” rió ella, sintiéndose un poco avergonzada. “No debería haberte traído aquí”.


Rob arqueó una ceja y se inclinó sobre la mesa, acercándose a ella.


No querrás decir que tengo que renunciar por completo a mi vida, ¿verdad?”


No, claro que no” sonrió Miranda con tristeza, observándole mientras posaba sus ojos en la bebida trasparente de ella.


¿Vodka solo?” dijo Robert sonriendo. “¿En serio crees que eso será mejor que el vino?”


No es vodka: es Martini Blanco” se defendió ella. Y sí, creo que será mejor esto que el vino. Merece la pena intentarlo al menos.


Siguieron hablando un poco más, a pesar de que Miranda no podía quitarse de la cabeza la imagen de la chica morena hablando con él. No era celosa, pero había algo en el modo en que las mujeres se tiraban a él que le molestaba profundamente...Hasta que se dio cuenta de por qué le molestaba tanto.


¿Qué te pasa?” preguntó Robert, tomando un sorbo de su vino.


Es solo que... Rob. Esto me da mucha vergüenza, pero...cuando nos conocimos en Londres...” dijo mirándole, un poco dudosa de como decírselo. Y ahí estaba de nuevo, esa leve sonrisa que no sabía muy bien cómo interpretar. “Esto...¿Te resulté tan patética como ellas?”


¿Tan patética como quien?” Parecía totalmente despistado y ella entornó los ojos.


¿Fui tan patética como esas chicas que han estado aquí hace unos minutos? Quiero decir...estaban meneando sus culos... flirteando contigo... tirándose completamente encima de ti. Me ha parecido un poco patético...Espero que yo no hiciera lo mismo”.


Ahora Robert sonreía ampliamente. “Miranda, ¿te das cuenta de que estás actuando como si estuvieras celosa?”


¡No, claro que no! ¿Por qué iba a estarlo?”


No tengo ni idea. Pero esa reacción... es como si lo estuvieras” dijo riéndose, sonriendo cálidamente.


¿Por qué no te limitas a contestar a mi pregunta?”


Muy bien. Así que quieres saber si me resultaste patética en Londres. ¿Es eso?”


Sí, o mejor dicho...¿Actué del mismo modo que ellas?”


Hay una ENORME DIFERENCIA entre esas chicas y tú, cielo” sonrió con amabilidad.


¿Cuál?”


Para empezar... YO fui quien empezó a ligar contigo”


¿Cómo? No, fui yo quien...”


¿Quien dejó caer la frase del millón de dólares?” sonrió. “Sí, es cierto, lo que por cierto, es otra de las cosas que te diferencian de ellas. Sin embargo, quiero recordarte que fui yo quien se acercó a ti, te pedí que me acompañaras fuera y fui yo quien llamó un taxi.”


Pensé que solo tratabas de ser amable antes de que me atreviese a seducirte”. Miranda se sorprendió a sí misma sonriendo.


Digamos que fue una mezcla de ambas cosas” dijo él sonriendo un poco.


Pero tú no hiciste nada...Yo...”


Vamos... Puede que no se me de bien flirtear con la gente, pero supe que estaba interesado en ti desde el momento que nos estrechamos la mano. Seguro que tú lo notaste”


El grupo comenzó a tocar en ese instante, reclamando su atención cuando empezaron a tocar su versión de Human Fly, de los Cramps. Ambos se miraron a los ojos durante un par de segundos al darse cuenta de que sus voces no se escucharían debido a la música.


Las palabras de Robert resonaban en la cabeza de Miranda aún más alto que la música. “Yo fui quien empezó a ligar contigo” “Estaba interesado en ti desde el momento que nos estrechamos la mano”


Miranda suspiró temblorosa e intentó mirar al escenario. Estaba allí principalmente para ver a los Nouvelle Vague. El estar con Robert era secundario. Seguro. Suspiró para sus adentros y le miró. Había cambiado en más de un sentido. Estaba claro que su personalidad había cambiado, para mejor. En Londres, había estado asustado y vacilante. Había intentado de tal manera ocultar que la quería, que Miranda había renunciado a él por completo y dejó de pasar el rato con sus amigos. Por supuesto, esa noche tuvo el mejor sexo de toda su vida, pero eso no cambia el hecho de que Robert se había estado conteniendo.


El Robert que ahora se sentaba frente a ella era muy distinto. Esta vez, estaba más relajado y cómodo con ella. Parecía disfrutar mucho de su compañía, bromeando, burlándose y riendo con ella. Por fin se mostraba tal y como era – Un hombre sarcástico pero serio al que no le asustaba hablar de cosas más profundas, pero que tampoco dejaba pasar la oportunidad de bromear. A Miranda le gustaba este hombre – y mucho. No había esperado esto.


Pero su personalidad no era lo único que había cambiado. Era dolorosamente consciente de que había trabajado su cuerpo un montón desde la última vez que se vieron. Sus hombros y su cuello habían ganado algo de anchura y podía ver indicios de un pecho bien definido bajo la fina camiseta gris que llevaba puesta. Su rostro también era diferente, ya que había perdido algo de peso. Su mandíbula y sus pómulos ahora estaban más definidos. Ahora, los rasgos de modelo de su cara destacaban aún más. No es que fuera como los modelos de ahora, en absoluto. Sus cejas estaban sin depilar y debía llevar al menos dos semanas sin afeitarse. Su característico pelo ya no existía tampoco. Lo llevaba demasiado corto, peinado con una pequeña cantidad de gel.


¡Y sólo Dios sabía lo mucho que le atraía este hombre! Su cuerpo entero reaccionó involuntariamente ante su presencia. Miranda se revolvió incómoda en su silla al sentir los claros efectos físicos de ello. Nunca antes Robert le había parecido tan hombre como en ese momento, y por Dios, ella nunca se había sentido tan mujer.


¿En qué piensas?” preguntó Robert de repente, sorprendiéndola.


En nada” mintió ella, evitando su mirada.


Vale” dijo en tono divertido, pero no insistió más debido a que el grupo ya iba por la siguiente canción. Para alivio de Miranda, el guitarrista comenzó a tocar los primeros acordes de su versión de Dancing With Myself, de Billy Idol. También estaba agradecida por no tener que mirarle todo el tiempo. Se concentró en el escenario, cantando en silencio las letras de la canción. Por el rabillo del ojo veía la mano de Robert sobre la mesa, dando golpecitos al ritmo de la música.


Ambos se concentraron en el escenario durante un par de canciones más. Miranda notó como su cuerpo comenzaba a relajarse y la necesidad de mantener juntas y apretadas las piernas ya no era tan fuerte. Lentamente volvió la cabeza hacia él y vio que estaba inclinado sobre el balcón con una sonrisa de fascinación en su rostro. Su copa de vino estaba casi vacía y seguía golpeando la mesa siguiendo el ritmo de la música.


¿Te gustan?” le preguntó, apoyando el codo en la barandilla y observándole.


Robert se volvió hacia ella con una leve sonrisa que permanecía en sus labios.


Es diferente a lo que suelo escuchar” admitió “Pero no está nada mal” dijo ladeando la cabeza, observándola también. “¿Escuchas mucho este tipo de música?”


Miranda negó con la cabeza. “No, me gusta todo tipo de música...que no suene en la radio” sonrió, provocando que él se riera.


Vale” musitó, terminando su vaso de vino.


¿Qué creías que escuchaba?”


Sé lo que escuchas” sonrió. “The Doors, Jimi Hendrix y esto” dijo, señalando el escenario con la cabeza. “Diría que ahora no es muy difícil adivinar que clase de música te gusta.”


Puede que no” sonrió ella.


Quiero decir... esto es muy fácil de escuchar. Pero no sé si me gustaría si tú no estuviese aquí sentada” admitió.


¿Y qué tiene eso que ver?”


Mucho” contestó, mirándola a los ojos.


¿Por qué?”


Bueno...quiero decir. A ti te gusta esto...y a mí me gustas tú, lo que significa que tengo la mente más abierta a esto que si no fuera así” sonrió.


¿Me gustas tú?


Miranda no pudo evitar mirarle fijamente. ¿Qué estaba diciendo? Robert comenzó a sonreír al ver la expresión de sorpresa en su cara.


No te sorprendas tanto! Eres una persona amable, y eso significa que me gustas” dijo encogiéndose de hombros. “Eso no debería sorprenderte. Y citando a una persona muy inteligente que conozco, Ver más allá de lo que realmente se dice, no es sano.”


Vale...” dijo ella riendo levemente, sintiéndose un poco estúpida. “¿Quieres otra copa?” le preguntó.


Sí, pero esta vez invito yo” rió. “No vas a castrarme esta noche”


No pretendía...”


Robert se encogió de hombros. “Es lo que me han enseñado; me sentiría raro si no lo hiciera”


Oh”


¿Bajamos? Así estaremos más cerca del escenario” sonrió.


Oh...claro” dijo ella, levantándose ambos de la mesa.


Miranda comenzó a abrirse paso entre la multitud para acercarse al escenario mientras Robert iba al bar a por las bebidas.



El grupo comenzó a tocar una de sus canciones favoritas, su versión de Ever Fallen In Love. La multitud cantaba y ella inclinó la cabeza hacia atrás y sonrió, dejando que la música moviera su cuerpo y guiara sus caderas. Las luces rojas y moradas bailaban, trazando líneas a través de sus párpados cerrados mientras sus caderas se balanceaban ligeramente, lo suficiente como para dejarla sentir la música aún más pero no lo bastante como para que alguien lo notara.


Alguna vez te has enamorado de alguien, alguna vez te has enamorado, enamorado de alguien, alguna vez te has enamorado, enamorado de alguien de quien no deberías haberte enamorado?


Aquí tienes”. Robert llegó por detrás con otra copa de Martini Blanco para Miranda. Ella se giró para darle las gracias, sonriendo cálidamente. Él contestó con una sonrisa y guiñando un ojo.


Salud, cielo” dijo él sonriendo, bebiendo un sorbo de whisky. Miranda se volvió hacia el escenario y se concentró en la letra de la canción, que resultaba algo irónica en ese momento.


Sí, me he enamorado de quien no debía....Una leve sonrisa se dibujó en sus labios mientras seguía bailando. Podía sentirle detrás de ella, a pesar de que ni se estaban rozando. Algo había en todo aquello que hizo que Miranda se tensase un poco. Puede que fuera el calor o la forma en que él olía.


Su piel se tensó cuando la banda comenzó a tocar Don't Go. No pudo evitar el modo en que sus caderas continuaban moviéndose lentamente a ritmo de la música. No se atrevía a darse la vuelta para mirarle, temerosa de que sus ojos le revelaran lo que estaba sintiendo en ese momento. Saber que le deseaba tanto ponía difícil recordarse a sí misma el por qué tenía que mantenerse alejada de él. Sabía que pendía de un hilo que se rompería en cualquier segundo. Rezó para que Robert no diera ningún paso que anulase el poco autocontrol que le quedaba.


Nouvelle Vague – Don't Go (No te vayas)


Love just like addiction


Now I'm hooked on you

I need some time to get it right

You know I'll see it through

Can't stop now, don't you know

I ain't never gonna let you go, don't go...

Alguien empujó a la multitud desde atrás y esto hizo que Robert se acercase a ella. El cuerpo de Robert chocó con el de Miranda y ella se paralizó, percatándose de que sus caderas se rozaban contra las de él mientras bailaba. Notó como el torso de Robert subía y bajaba mientras respiraba con fuerza. Se le secó la boca mientras notaba cómo se apoyaba en él. No podía evitarlo; necesitaba sentir esa conexión de nuevo.


Miranda le sintió reír levemente mientras su brazo se enroscaba lentamente en su cintura, acercándola a él. Su corazón estuvo a punto de pararse cuando el otro brazo de Robert rodeó los suyos. Para el resto de la gente, podía parecer que estaba abrazándola por la espalda. Pero ella supo que no era simplemente eso cuando sus dedos se extendieron lentamente por la piel de sus brazos y de su vientre.


¿Te estás moviendo para mí?.” Su voz era provocadora y su boca estaba lo suficientemente cerca de su oído como para hacer que se le pusiese el bello de punta. Ella seguía moviendo las caderas al ritmo de la canción y pensó que tal vez Robert lo había malinterpretado.


Estoy bailando” contestó ella con una leve sonrisa. Se sentía impotente, preguntándose si era la música, las bebidas, Robert o una mezcla de las tres cosas. Miranda apoyó la cabeza contra su hombro, sintiendo sus labios contra su pelo y el cuerpo de Robert moviéndose con una risa silenciosa cuando empezó a “bailar” con ella, dejando que ella guiase sus movimientos.


Los movimientos eran tan ridículamente obvios que ella comenzó a reírse un poco también. Cuando giró la cabeza, vio que él estaba sonriendo mientras inclinaba su cabeza acercando su boca a su oído.


Me gusta la versión de esta canción” susurró Robert en el oído de Miranda. “Es mejor que la original”


Mmmmmm” respondió ella, apoyando de nuevo su cabeza en su pecho. Sabía que no debía. Tenía todos los motivos para no hacerlo, pero su cabeza no atendía a razones. El cuerpo de Robert se apretaba contra el suyo, moviéndose a ritmo de la sensual música, y sus labios estaban muy cerca de su oído, susurrando cosas acerca de la canción o de alguien que estaba en el multitud.


Sintió como su sentido de autocontrol se alejaba cada vez más con cada suave embestida de Robert. ¡Y él actuaba como si esto fuese de lo más normal! Ni siquiera podía notarle a través de sus vaqueros. ¿Estaba de broma? ¿Era ella el problema? ¿Estaba provocándola deliberadamente?


En realidad no importaba porque hacía tiempo que no se lo pasaba tan bien. Las alarmas resonaron débilmente en sus oídos, diciéndola que se separara. Otra voz le dijo que se dejara llevar y que desconectase su mente de su cuerpo. Una cosa estaba clara. Tenía que decidirse pronto o su cuerpo iba a acabar decidiendo por ella.


Sería tan fácil girar la cabeza ligeramente, poner la mano sobre su mejilla y besarle. Tenía la sensación de que él no la rechazaría si lo hiciera. Pensar en besarle de esa manera hizo que su cuerpo se tensase un poco mientras la excitación se abría paso por sus venas. Sus dedos deseaban enterrarse en su pelo y la boca se le hacía agua al imaginar su sabor.


Pero tan pronto como esas imágenes inundaron su cabeza, vio como sería la cara de Andy si la viese ahora. Sintió de tal manera el vacío tan familiar de extrañar tanto a Robert que hizo que su corazón casi se marchitara en respuesta, porque en realidad, no tenía derecho a echarle de menos de la forma en que lo había hecho durante el verano. Si pasaba algo ahora, ¿dónde les llevaría esta vez?


Aún no se había olvidado de la confusa mezcla de celos, nostalgia y anhelo que había arruinado su mente durante el verano. Cada vez que circulaba un nuevo rumor acerca de su vida amorosa, un miedo irracional se extendía como un fuego salvaje por su cuerpo. Cada vez que un chico nuevo intentaba ligar con ella, inmediatamente le comparaba con Robert y llegaba a la conclusión de que no le daría una oportunidad ni en el infierno. La peor parte, sin embargo, fue lo frustrante que había sido darse cuenta de que nunca habían explorado hasta donde les habrían llevado sus intensos encuentros si él no se hubiera tenido que marchar. Había trabajado muy duro para dejar de obsesionarse con él.


Y era más que probable que empezase a obsesionarse de nuevo si permitía que retomasen lo que habían dejado en Mayo. No habría lugar posible en el que pudiera esconderse de su cara, ya que estaba plasmada en casi todas las portadas de las revistas, por todo internet y en incontables posters por todo Londres y NY.


No podría soportar eso otra vez.


Se aferró al poco autocontrol que le quedaba y apartó el brazo de Robert de su cintura. Se volvió hacia él notando como se sonrojaba, sabiendo de sobra que su respiración estaba bastante acelerada.

La reacción que había tenido su cuerpo ante él había sido más fuerte de lo que pensó que sería. Él la observó con una leve sonrisa.


Probablemente este cabrón sabía exactamente lo que estaba haciendo.


¿Ocurre algo, cielo?” preguntó, acercándose a ella un poco más. Su cara permanecía cerca de la de ella y supo que podía haberle besado si hubiera querido. Tenía que detener esto.


Yo...tengo que ir al servicio” se disculpó ella.


Vale” dijo con una media sonrisa. “¿Quieres que te aguante la bebida?”


Claro. Gracias” sonrió ella, escapándose al servicio.


Mierda, mierda, mierda....


Cerró de un portazo la puerta de una de las cabinas del baño y se sentó sobre la tapa del WC, sintiendo cómo le temblaban las manos. Intentó calmarse mientras consideraba los pros y los contras de la situación. Pero hubo algo que no tomó en consideración: qué intenciones tenía Robert. Por un momento, podría haber jurado que estaba flirteando con ella, pero al momento siguiente, se comportaba de manera amistosa. Estaba totalmente confundida.


Unas voces al otro lado de la cabina interrumpieron sus pensamientos.


Oh Dios mío ¿Has visto quien está aquí?” gritó una chica.


¿Quien?” Esta debía ser la amiga de la primera chica.


¡Robert Pattinson!”


¡Qué dices! Oh Dios mío! ¿Está aquí? ¡Estoy loca por él! ¿Dónde está?”. Su voz alcanzaba cotas de histerismo.


¡Allí, en la pared, al lado del bar!” La puerta del servicio se abrió ligeramente, dejando entrar el sonido de la música.


¡Oh Dios mío, ya le veo! ¡Mierda, que sexy es! ¿Está solo?” Histéricas.


No...Le he visto hablando con una chica...pero...era un poco fea...gorda, seguramente es solo una amiga o algo. ¿No estaba saliendo con Gabrielle Linton?”


Miranda apretó los dientes y tragó. Fea, gorda. Sí, probablemente eso era lo que pensaba la mayoría de la gente de ella. Sintió como la humillación se apoderaba de ella. ¿Y quien coño era Gabrielle Linton?


¿Y esa quien es?”


Uhm...Esa chica rubia...que está a punto de estrenar una película. Vi fotos de ellos en la revista Hola!.”


Oh, ya sé! Yo he oído que son sólo amigos. Además...no estaban haciendo nada en esas fotos...Apuesto a que son solo amigos”


Sí claro. Eso dicen todos”


Hmmm... a que no te atreves a hablar con él!”


¡Ni de coña! ¿Y si a esa horrible amiga suya le da por volver?” Las chicas reían.


¡Ja! Tú podrías superarla sin problemas, cariño.”


Las voces se desvanecieron y Miranda se dio cuanta de que se habían marchado. Permaneció allí sentada e intentó controlar su respiración y los sollozos silenciosos que amenazaban con escapar de su garganta.


Ni si quiera he hecho nada...No he hecho nada” susurró en silencio para sí misma mientras se movía hacia delante y hacia atrás sobre la tapa.



Se puso en pié minutos después y abrió la puerta. Apoyando sus manos en el lavabo, miró su reflejo en el espejo. Su pelo estaba algo alborotado y su trenza estaba empezando a deshacerse, enmarcando su sonrojado rostro. Sus ojos brillaban debido a las lágrimas contenidas y se los frotó con fuerza para detenerlas. Dejó caer la cabeza y respiró hondo unas cuantas veces, mientras el sentimiento de humillación lentamente se transformaba en furia. ¡No tenían derecho! ¿Quien coño se creían que eran?


Necesitaba fumar y calmarse. Odiaba que Robert la viese así. ¿Por qué cada vez que estaba con él tenía que derrumbarse?


La visita al baño había cumplido su propósito, ya que cualquier tipo de excitación que había sentido antes había desaparecido por completo. Mientras se acercaba a él abriéndose paso entre la multitud, se sintió tan seca como un desierto.


Robert estaba apoyado en la pared con los ojos fijos en el escenario, sosteniendo aún sus vasos. Su altura le daba ventaja, ya que era más alto que la mayoría de la gente, por lo que no tenía que acercarse al escenario para ver. Robert sonrió ampliamente cuando la vio acercarse, pero pronto esa sonrisa se desvaneció cuando vio la cara que traía.


Miranda, ¿qué pasa?”


Miranda recogió su copa y la vació de un trago antes de estamparla contra una mesa cercana.


¿Te apetece que vayamos fuera?” preguntó.


Uh...claro...” respondió él, siguiéndola. Por el rabillo del ojo, Miranda vio como dos chicas se reían al pasar a su lado.


El aire era aún cálido y no sirvió para refrescarla cuando salieron del club. Miranda abrió el bolso y buscó sus cigarros. Robert ya se estaba encendiendo el suyo, apoyando su hombro contra la pared y observándola con cautela.


¿Te importaría contarme lo que te pasa?” preguntó.


Tienes unas fans de lo más encantadoras” murmuró ella, inhalando profundamente.


Robert entendió a lo que se refería y se calmó en cierto modo.


Pensé que era por algo que yo había hecho” dijo sonriendo un poco. “¿Te han dicho algo en el baño?”


No...Las he escuchado hablar”


Ah” sonrió con tristeza. “Y no han sido muy amables, ¿verdad?”


Aparentemente soy fea y gorda”. Miranda apretó los dientes de nuevo.


¿Han dicho eso?”. Robert suspiró y se pasó los dedos por su ya inexistente pelo. “Mierda...”. Su cara parecía tensa.


Sí”


Lo siento mucho” susurró él, mirándola con tristeza en sus ojos.


No es culpa tuya”


Bueno, tampoco es tuya que digamos” murmuró mientras alzaba su mano para acariciar el brazo de Miranda.


Claro que lo es...” dijo encogiéndose de hombros. “No soy una súper modelo; no puedo hacer nada contra eso”


Yo creo que eres preciosa” susurró él en voz baja.


Miranda le miró, aún con dolor en su corazón. Si alguien era precioso aquí, era él. Era él quien había sido modelo y quien tenía una exitosa carrera como actor. Él era quien estaba en la lista de las 50 personas más guapas de la revista People. Sin embargo ella era normal y corriente. Por primera vez, se preguntó qué estaba haciendo allí. Tenía claro que pertenecían a mundos distintos, con vidas completamente distintas. Él la miró con una expresión enojada pero a la vez triste.


Robert, de verdad, no tienes por qué...”


Dos chicas que salían del club les interrumpieron. Miranda las observó con cautela e inmediatamente reconoció sus voces.


Genial” murmuró.


¿Qué? ¿Son esas?”


Sí, creo que sí”


Robert se giró y las echó un vistazo rápido antes de girarse de nuevo hacia Miranda. Ella no le vio hacerlo, ya que estaba ocupada mirando fijamente a una de las chicas.


Pues deja de mirarlas” la ordenó Robert.


¿Es esto lo que ocurre cada vez que sales con chicas?” le preguntó mientras sus ojos retornaban a los de él. Robert sonrió y se encogió de hombros.


Pues si ha pasado más veces, tú eres la única que lo ha mencionado”


¿Porque las otras eran delgadas como palillos?” dijo Miranda sonriendo, echando de nuevo un vistazo a las chicas. Robert estaba de espaldas a ellas, pero ellas le miraban fijamente, susurrándose la una a la otra.


¿Palillos?.” Se rió un poco antes de mirarla y ver que Miranda estaba contemplando de nuevo a las chicas. “¡Ya basta!” ordenó Robert ligeramente molesto. “¿Realmente crees que les importa cómo seas?”


¿Tú crees que no?” dijo ella, mirándole con los ojos entreabiertos.


Si son así, dirían que Heidi Klum es una vaca” murmuró, entornando los ojos y apoyando la espalda contra la pared, dando una calada a su cigarro.


¿Tienes idea de lo mucho que me gustaría empezar una pelea con ellas?”


No” rió él. “Pero por favor, no lo hagas. Estoy seguro de que hay mejores formas de vengarse, si realmente es lo que quieres”


¿Y por qué no? ¡La ganaría sin problemas! ¡Solía hacer kickboxing! La tumbaría en 5 segundos.” Le miró y vio una gentil sonrisa en sus labios. “¿Y qué otro modo hay de vengarse?”


Ahora Robert se estaba riendo de ella. “¡Me encantaría ver eso!” rió mientras colocaba una de sus manos en su brazo. “Ven aquí...”


Miranda le miró con recelo. “¿Por qué?”


Porque...” Extendió la mano y tiró de ella hacia él. “Si realmente quieres que acaben en el suelo, ¿no crees que podrías ser un poco más constructiva?” Robert levantó una ceja y Miranda sintió como rodeaba su espalda con sus brazos.


Oh...Yo..” Miranda rió nerviosa y ocultó su cara contra su pecho.


En serio Miranda, ¿ahora te me vas a poner tímida?” susurró. “Vamos, mírame”


Miranda notó como su corazón se aceleraba a medida que alzaba su cara y le miraba con lo que ella sabía que era una sonrisa estúpida. Él rió y retiró con suavidad unos pocos mechones de pelo de su cara.


Oh, no sé Rob” susurró ella, sonriendo ampliamente. “Me sentiría fatal aprovechándome de ti sólo porque quiero vengarme de ellas”


Los ojos de Robert se iluminaron y sacudió la cabeza ligeramente.


Miranda, puedes aprovecharte de mí todo lo que quieras” dijo sonriendo y acercándola a él aún más.


Miranda le miró a los ojos consciente de que debería haberse apartado y haberle dicho la verdad. Debería haberle dicho por qué no podía hacerlo y por qué no podía dejar que él hiciese nada.


Andy era dulce, listo, guapo, respetuoso y ambicioso. Él no la abandonaría porque nunca tendría que hacerlo. A no ser que ella decidiese volver a Londres una vez terminada su beca. Pero sobre todo, Andy era inocente. El problema era que ella no lo era.


Y Andy no era Robert. Nunca sería Robert, y ahora mismo, la cara de Robert estaba tan cerca que podía sentir su cálido aliento en su cara.


No fue hasta ese momento que se dio cuenta de que todo el ruido del club y de la ciudad fueron silenciados en su cabeza. Podía sentir sus brazos rodeándola con fuerza y cómo sus manos recorrían ligeramente la fina tela de su camiseta, por debajo de su cazadora de cuero. Sus pechos se apretaban contra la fina y suave tela de su camiseta gris y pudo notar como el pecho de Robert se agitaba cuando llenaba sus pulmones al respirar profundamente, reduciendo de alguna manera el ya de por sí inexistente espacio entre sus cuerpos. El delicado pecho de Miranda se aplastaba contra el fuerte pecho de Robert con cada respiración. Sus caderas se apretaban contra los muslos de él y su torso presionaba el bajo-vientre de Miranda.


Los brazos de Miranda, que aún permanecían a los lados, lentamente se alzaron para descansar en los de Robert. La suave fuerza que estaba utilizando para apretarla contra él, hacía que los músculos de sus hombros y brazos se tensaran, y ahora Miranda era plenamente consciente de ello.


Miranda alzó lentamente la vista para mirarle a la cara, sólo para ver que la sonrisa de su rostro se había esfumado. Los ojos de Robert estaban clavados en los labios de Miranda, y ella sólo fue capaz de ver el ligero movimiento de su nuez cuando ella sacó la lengua para humedecerse los labios. Entonces, los ojos de Robert encontraron los de ella. Dudosos, pidiendo permiso.


Miranda se percató de que nunca en su vida había deseado tanto que la besaran y eso la asustó. De algún modo, mientras se miraban a los ojos en silencio, era como si se apretaran aún más el uno contra el otro, sin saber muy bien si era él quien lo hacía o era ella. Esa atracción era el sentimiento más fuerte que había tenido en su vida. Le deseaba.


Le deseaba, y darse cuenta de ello fue tal vez lo que la impulsó a alzar aún más su cara, exponiéndola ante él con un simple gesto de sumisión: darle la señal que necesitaba, el permiso que había estado buscando en sus ojos momentos antes.


Robert inclinó levemente la cabeza y Miranda sintió como su corazón latió salvaje cuando la punta de su nariz rozó la piel entre sus cejas. Miranda cerró los ojos instintivamente mientras él recorría la corta longitud de su nariz con la suya. Su mano fue a parar al pelo de Miranda y a ésta se le puso la piel de gallina cuando los dedos de Robert llegaron a su nuca.


Al fin. Oh joder.


El simple roce de sus labios contra los suyos hizo que su cuerpo se contrajera. Sintió como Robert expulsó aire por la nariz, haciéndola saber que ese momento estaba siendo tan intenso para él como para ella.


Robert se apartó, inhalando profundamente. Miranda se apartó también, mirándole a los ojos y algo sorprendida al ver su cara, de nuevo vacilante, mientras negaba con la cabeza, incrédulo.


Bésame otra vez, Rob.


Los dedos que Robert tenía en el cuello de Miranda, encerraron su pelo en un puño, evitando así que pudiera mover su cabeza y su cuello mientras inclinaba su cara hacia la de ella de nuevo. Esta vez, la presión de sus labios no fue tan suave como antes. Lo último en lo que pensó fue en el grito ahogado que escuchó tras ellos, pero después de eso, no existió nada más, salvo el sabor del whisky en sus labios. ¡El whisky nunca había sido tan bueno! Miranda siguió los movimientos de los labios de Robert con ansia mientras sus dedos se enterraban en el ahora corto pelo de su nuca.


Su barba rascaba su mejilla y finalmente cedió a su necesidad de tocarle, una mano en su mejilla y la otra alrededor de su cintura.


Miranda se tensó al sentir el suave roce de la lengua de Robert en su labio inferior. La lucha de Miranda por mantener el control sobre su mente resultó ser una batalla perdida. Se preguntó por qué el hecho de dejar que alguien te metiera la lengua en la boca era siempre descrito como un acto de rendición. No sabía cómo hacer para mantenerlo fuera, porque cada vez que movía los labios para encontrarse con los de él, éste aprovechaba la oportunidad para explorar otra parte de sus labios, rozándola los dientes con suavidad. Y entonces sintió como la lengua de Robert se abría paso entre sus dientes, buscando la suya.


Que Dios la ayude, pero deseaba esto.


Miranda le rodeó el cuello con sus brazos, apretándose aún más a él mientras sus labios se fundían, profundizando el beso. Podría haber gemido en voz alta mientras sus labios se movían lenta pero intensamente, reviviendo los recuerdos que había tratado de ocultar en lo más profundo de su mente – el sabor, el olor y los sonidos que él hacía cuando estaba cerca de ella. Todo se le vino abajo cuando sintió cómo los brazos de Robert apretaban aún más su cintura, moviendo sus manos con rapidez entre su nuca y la parte baja de su espalda, provocando la respuesta inmediata de su cuerpo: algo que se asemejaba a una descarga eléctrica recorrió sus venas y se alegró de que dicha reacción no fuera tan obvia como la que el cuerpo de Robert le ofreció a ella. La tenía tan jodidamente dura...


Miranda sintió como las manos de Robert se deslizaban hacia abajo hasta detenerse justo encima de su culo, hurgando en la tela de sus pantalones de vestir, aparentemente frustrado. Robert suspiró contra los labios de Miranda mientras alzaba la cara, mordiéndose el labio inferior.


Miranda...Yo...” dijo suspirando nuevamente, apoyando su frente sobre la de ella. “Odio tener que parar esto...pero estamos en la puerta de una discoteca y no quiero...”


Sí...” contestó ella algo decepcionada. Su cuerpo le deseaba. “No quieres que nos vea nadie, ¿verdad?”


A decir verdad, no creo que al dueño le hiciera mucha gracia que te empujase contra esta pared...porque eso es exactamente lo que quiero hacer...” dijo él riendo entre dientes.


Oh...” Puto provocador. Tenía que dejarle ver que también le parecía una buena idea. “De todos modos, creo que las chicas esas ya se han marchado. Misión cumplida” dijo ella, intentando bromear mientras se apartaba de los brazos de Robert.


Robert sonrió levemente mientras soltaba a Miranda. “Hmmm..”


¿Qué?” rió ella, aliviada al darse cuenta que Robert no estaba enfadado.


Nada” rió él. “Entremos pues”. Robert colocó su mano en la espalda de Miranda guiándola al interior del local y besándola brevemente la cabeza.



Encontraron otra mesa en la parte de atrás y se sentaron frente a frente. Miranda notó como la miraba y ella se la devolvió. La observaba pensativo mientras se rascaba el cuello. Los movimientos de su brazo dejaban entrever lo firme que era bajo la camiseta y ella se vio obligada a apartar la vista. El cantante cantaba ahora una canción optimista que ella no lograba reconocer. Eso la molestó, porque había esperado que la canción le hiciera pensar en otra cosa que no fuera en el modo en que se había sentido cuando él se había apretado contra ella. Suspiró y se cruzó de brazos, recostándose en la silla.


Sabía que Robert la miraba, pero ella era incapaz de devolverle la mirada. Odiaba el modo en que la afectaba y se odiaba así misma por ser tan vulnerable cuando de él se trataba. Ya no controlaba la situación.


Miranda...” dijo Robert inclinándose sobre la mesa y agarrándola de la barbilla, obligándola así a mirarle. “¿He hecho algo que no debería haber hecho?”. Tenía el ceño fruncido pero seguía sonriendo. Parecía algo preocupado.


¿Por qué piensas eso?” dijo ella, intentando sonreír.


Porque te comportas como si lo hubiera hecho” respondió él escéptico.


Miranda meneó la cabeza y sonrió un poco. No había hecho nada malo, en absoluto. De hecho, si Robert continuaba haciendo las cosas como hasta ahora, sería ella quien, muy pronto, empezaría a hacer cosas malas.


No, es sólo que no estaba preparada. No pensé que fuéramos...” Vaciló y respiró hondo. “...a hacer esto otra vez.” Era la verdad.


Robert se recostó en su silla y asintió. La expresión pensativa estaba de vuelta en su cara.


No, ni yo tampoco” murmuró con una sonrisa forzada.


Pero seguramente ha sido más efectivo que meterse en una pelea” rió ella. Él sonrió y asintió.


Te lo dije” dijo él guiñando un ojo orgulloso.


¿No te asusta que alguien...nos haya visto?”. Miranda sabía que si no les pillaron en Londres fue debido a la suerte.


Robert ladeó la cabeza con expresión pensativa.


A decir verdad, no me importaría”


¿Por qué?”


Bueno...en parte porque me quitaría a mucha gente de encima” dijo con una sonrisa y encogiéndose de hombros.


Pero la gente daría por hecho que tienes novia. ¿No sería eso algo malo?”


La gente siempre da por hecho lo que ellos quieren” dijo, volviendo la vista al escenario. “Si alguien de nuestro entorno quisiera cotillear, poco importaría si no hiciésemos nada más que hablar, créeme” dijo con un suspiro, levantándose de la silla. “¿Quieres otro Martini?”


Uhm...claro”. Miranda sonrió y le observó mientras bajaba las escaleras. Su atención regresó al escenario, donde el grupo estaba tocando In a Manner of Speaking.


In a manner of speaking


Semantics won't do

In this life that we live we only make do

And the way that we feel

Might have to be sacrificed


Miranda bajó la cabeza y suspiró. La lógica le decía que si no era capaz de detener esto por su propio bien, tendría que hacerlo por el bien de Andy.


Tampoco podía entender por qué a Robert le daba igual el hecho de poder haber sido fotografiado besándola. Le observó mientras se abría paso entre la multitud hacia el bar y sonrió levemente cuando se inclinó sobre la barra para decirle algo al camarero, quien pareció sorprenderse. Robert parecía estar discutiendo con él por algo, y dejó un billete sobre la barra. Eso pareció solucionar el problema, y el camarero fue a buscar una botella para servirle el Martini. O eso pensó ella. En lugar de eso, Robert recibió dos vasos llenos de hielo. Dio las gracias al camarero y agarró la botella.


¿Ha comprado una botella entera? Sonrió Miranda.


Genial, ahora no sólo tiene una novia, sino que también es alcohólico. Su publicista va a sufrir un infarto.


Miranda seguía sonriendo mientras Robert subía las escaleras hacia ella, meneando la cabeza.


No me puedo creer que no vendan botellas en este sitio” protestó.


Seguramente piensan que eres un adicto” sonrió ella.


Que les jodan” sonrió. “¡Soy inglés!”


Miranda rió mientras Robert descorchaba la botella y servía las copas.


¿Te gusta el Martini Blanco?” preguntó ella sonriendo.


Robert se encogió de hombros y alzó el vaso para olerlo.


Es algo dulce, pero seguramente me guste a mí más esta mierda de lo que a ti te gusta el whisky” sonrió.


Sí, seguramente”. Miranda sonrió, pero pensó en lo bien que le había parecido el sabor del whisky minutos antes cuando lo saboreó de sus labios.


Entonces...” Robert se acomodó en la silla con una sonrisa en los labios. “¿Cómo de mal están exactamente las cosas entre Mariah y Patrick?”


Me temo que no están tan mal”. Miranda sonrió y comenzó a contarle historias de cómo había pillado a Mariah haciéndole una felación a Patrick cuando fueron juntos a una fiesta. Al poco rato, Miranda tenía a Robert a punto de caerse de la silla de la risa. Verle reír así la relajaba. Era alguien distinto a la estrella de cine de los periódicos y fue entonces cuando comenzó a entender lo que Patrick quiso decir cuando le pidió que no viera esas fotos de Robert. Le había dicho que no eran reales, y ahora empezaba a entender por qué.


Le contó más historias absurdas simplemente para hacerle reír de nuevo. Miranda disfrutaba viendo como su cara reflejaba una sonrisa constante y como sus ojos brillaban por la risa. Esa necesidad de hacerle feliz la preocupaba un poco. Sabía que Robert podía cuidarse solo, pero no podía soportar el hecho de que pareciese estar triste. Se sentía orgullosa de poder hacerle reír de esta manera.


Sólo había un tema del que evitaba hablar: Andy. Se sintió mal porque sentía que debía hablarle de él. Aunque él tampoco había preguntado y se sentiría estúpida sacando el tema sin más. Si había algo que ella no quería saber, era las chicas con las que salía o con las que había salido desde que se conocieron. Sabía que no era un monje, pero prefería no pensar en ello. Tal vez él pensase lo mismo.


La banda abandonó el escenario y Miranda miró su reloj.


¿Qué hora es?” preguntó Robert, terminando su cuarto vaso de Martini.


Uh,...la una y media” dijo ella sonriendo y mordiéndose el labio. Después de todo, iba ya por su quinto vaso de Martini y la botella estaba casi vacía.


¿La señorita está cansada?” dijo burlón.


Un poco” confesó. “Será mejor que me vaya a casa o mi madre empezará a preocuparse” rió.


Tu madre” rió él, sacudiendo la cabeza. “¿Quieres que nos vayamos?”


Miranda le miró con desconfianza, pero no encontró señal alguna de pensamientos raros en su rostro. Lo único que vio fue una sonrisa amable.


Sí...este sitio cierra en media hora y yo no debería beber más” sonrió.


Yo tampoco” admitió él.


¿Como? ¿Estás borracho, Robert?” dijo burlándose de él, sonriendo ampliamente y abriendo mucho los ojos. “¡Sorprendente!”


Tal vez un poco” sonrió él. “Sin embargo tú... Tú estás completamente borracha” rió.


¡No es cierto!”


Sí, sí que lo estás” sonrió. “Tienes la cara roja; y antes no la tenías”


No sabía que me estuvieras observando tan detenidamente” contestó ella alzando una ceja.


¿Ah, no?” Robert la miró a través de sus largas pestañas. Una leve sonrisa se dibujaba en su rostro.


Miranda entrecerró los ojos mientras buscaba en su cara pistas acerca de lo que estaba pensando. Parecía divertirle su confusión, pero ni mostraba ni decía nada que le pudieran facilitar las cosas. Simplemente la sonreía amablemente.


¿Qué pensaría la gente que les estuviera observando? ¿Que eran unos enamorados celebrando su amor? Sin duda, era lo que parecían.


Deja de sonreír así” rió Miranda. “La gente va a pensar que estás enamorado de mí”.


Robert vaciló un instante. Se encogió de hombros y se rascó la barba. Sus ojos se apartaron de los de ella y centró toda su atención en el vaso que había sobre la mesa. Miranda decidió que era hora de cambiar de tema.


¿Cuándo vuelves a Londres?” le preguntó, intentando que la pregunta resultase de lo más casual. Robert la miró de nuevo con gesto molesto.


En Navidad. Pero tendré unas vacaciones más largas porque hasta el verano no empezaremos a rodar Eclipse...”


Joder...” dijo meneando la cabeza. “¿En serio tienes tu vida así de planeada?”


Se encogió de hombros y se rascó la barba de nuevo. “Sí. Es una mierda”


Me lo imagino” sonrió ella con tristeza.


Venga, vamos a llamar a un taxi” sonrió él. “Se me ha dormido el culo de estar sentado”


Se levantaron de sus sillas y se encaminaron a la salida. Miranda apretó los dientes al ver la sonrisa de suficiencia de Robert mientras la rodeaba con su brazo, acercándola a él.


Me voy directamente al hotel. Me voy directamente a mi hotel. ¡Maldita sea! ¡Lo haré! ¡Tengo que hacerlo! ¡Estoy con un chico maravilloso y no soy infiel!