martes, 13 de octubre de 2009

CAPÍTULO 7 (PRIMERA PARTE)



CAPÍTULO 7: O FUERA DE AQUÍ, O ENCERRADO AQUÍ.





Robert se despertó de golpe cuando el atronador sonido de la alarma sonó junto a él. Rápidamente, su mano salió de debajo de las sábanas para golpear esa maldita cosa. No había dormido lo suficiente y su cabeza era pesada contra la suave almohada. Se puso de lado y sus ojos se encontraron con otros de un azul intenso que le observaban con cautela. Miranda estaba tumbada de lado también, callada como un ratón, con el edredón hasta el cuello.


Buenos días, guapísimo” susurró cuidadosamente con una tímida sonrisa. Robert cerró los ojos de nuevo, sin encontrar la energía necesaria para devolverle la sonrisa, a pesar de que su corazón saltaba de alegría al oír su voz.


¿Cuánto tiempo llevas despierta?” murmuró, tapándose hasta la barbilla, temeroso de que ella le hubiera pillado roncando o babeando mientras dormía.


Un par de minutos” dijo ella bostezando, tapándose la boca con el dorso de la mano. “Estaba pensando en levantarme para preparar el café”.


Robert sonrió adormilado y la abrazó, atrayendo su cuerpo desnudo hacia él y enterrando su nariz en su suave pelo. Incluso por la mañana, olía de maravilla.


Miranda suspiró contenta mientras se acurrucaba contra él, hundiendo su cara en su cuello.


Wow...” dijo Miranda alzando la cabeza y recorriendo su barba con las yemas de los dedos. “Tu barba crece muy rápido, ¿no?”


Es mi maldición...” dijo bostezando y alzando la mano para colocar suavemente la cabeza de Miranda de nuevo sobre su hombro. Empezaba a tener frío sin ella apoyada allí. “Eso y el hecho de que generalmente soy demasiado vago como para afeitarme más de una vez a la semana”.


Me gusta esa combinación” rió ella, acariciando de nuevo su cara. “Un hombre debe ser un hombre”.


Él sonrió ante su respuesta, sintiendo como su naturaleza masculina comenzaba a despertarse a esas tempranas horas. “Me legro de que pienses eso” rió Robert, girándose hacia ella, su mano trazando una línea en su columna en dirección a su trasero.


Oh...” Miranda se sorprendió un poco cuando él apretó su cuerpo incluso más contra el suyo. Le hizo sonreír más ampliamente. Era entrañable el que ella no se lo esperase. Como si hubiera podido evitarlo con ella en la cama junto a él. Dudó seriamente de que hubiese sido capaz de contenerse aunque hubiese querido.


Una mujer debe ser una mujer” susurró en respuesta, deleitándose con el suave pero firme tacto de su culo bajo sus manos. Ella sonrió e inclinó su cara despacio hacia la de él mientras que sus manos subían por su pecho y rodeaban su cuello. Robert cerró los ojos instintivamente al sentir cómo los suaves labios de Miranda rozabaon los suyos, su beso suave como una pluma. Él abrió sus labios levemente, envolviendo el labio inferior de Miranda con ellos. Succionándolo suavemente, lo soltó al notar la punta de la lengua de ella deslizarse por su labio superior.


Las yemas de los dedos de Miranda rozaron la piel de Robert, desde su cadera, pasando por sus costados y su espalda, con un movimiento fluido que le hizo temblar ligeramente. Él notó como su respiración se intensificaba a medida que su excitación crecía aún más, aunque seguía sintiéndose demasiado adormilado y demasiado a gusto como para precipitar las cosas. Es más, sabía sin lugar a dudas que su resistencia se debía, en parte, a no querer abandonar la calidez de su cama y de su cuerpo, prefiriendo pasar el tiempo que les quedaba juntos... de formas más productivas.


Sus labios comenzaron a moverse juntos con rapidez, con sus lenguas acariciándose ligeramente. Robert apartó sus labios de los de Miranda y besó su mejilla, bajando hasta su garganta, disfrutando de la piel bajo sus labios.


Guardó los detalles del cuerpo de Miranda en su memoria, memorizándolos en su cabeza, anotando como su respiración se entrecortaba cuando su lengua acariciaba su clavícula, o como su espalda se arqueaba reflexivamente cuando sus manos acariciaban la parte más elevada de sus pechos. La carne de gallina se apoderó del curvilíneo torso de Miranda y de sus caderas, descendiendo al profundo y exquisito valle entre sus muslos. Robert pudo sentir como el pulso de Miranda se aceleraba mientras pasaba la punta de su lengua por su cuello y hasta su mandíbula, hundiendo las manos en su pelo, apretándola contra él.


La respuesta de Miranda fue deslizar su muslo entre los suyos, permitiéndole sentir así el delicioso roce de su desnuda entrepierna contra la pierna de Robert . Él habría gemido, pero el silencio que les rodeaba era extrañamente excitante esta vez. Los únicos sonidos que emanaban de la habitación eran el roce del edredón y de las sábanas cuando sus extremidades se entrelazaban entre ellas, el sonido silencioso de los labios de él contra la piel de ella y la suave pero acelerada respiración de Miranda según la boca y lengua de Robert se movían por su hombro.


Se movían juntos con fluidez, como dos bailarines enredados en un baile erótico, como si cada uno supiera lo que el otro deseaba y sentía. Él no se sorprendió cuando ella le empujó, colocándole de espaldas y recibiendo con agrado el ligero peso de Miranda sobre él. Las manos de Robert subieron por sus costados y se enredaron en su pelo, retirándolo de su cara. Sujetando la cara de Miranda entre sus manos, profundizó el beso de nuevo, esta vez con más desesperación...con más necesidad incluso. Robert se sobresaltó levemente cuando los suaves gemidos de Miranda rompieron el silencio.


Miranda hundió sus dedos en los hombros de él, revelando finalmente la intensidad de su excitación y de su necesidad mientras sus labios se apretaban contra él. Robert quería arquear la cabeza según los labios de Miranda se movían por su mejilla y oreja. Quería tumbarse y dejarla hacer lo que quisiera con él. Sabía que nunca sería capaz de negarla nada. No cuando el simple hecho de acariciarle, le ponía los pelos de punta de puro placer.


Las manos de Robert recorrieron la piel de Miranda, saboreando cada centímetro mientras ella deslizaba lentamente su cuerpo de arriba a abajo, restregándose contra él con suavidad. El aire contenido en su pecho salió de golpe con un profundo gruñido cuando sus manos agarraron de nuevo el pelo de Miranda, presionando con urgencia su boca contra la de él. Alzó las rodillas por debajo de ella, haciendo que las piernas de Miranda se separasen.


Por favor...” susurró él contra sus labios mientras notaba como la cabeza de su miembro rozaba el sexo de Miranda. Estaba decidido a que ella llevase las riendas esta vez, mientras sus brazos la rodeaban y la empujaban hacia abajo contra él.


Miranda alzó la cara y le miró a los ojos. Robert tembló debido al esfuerzo que le suponía controlarse, su pecho moviéndose aceleradamente mientras miraba los ojos de Miranda, que parecían estar suplicándole algo.


Déjame a mí...” susurró ella. Despacio, Robert apartó sus brazos de su espalda, alzándolos sobre su cabeza, con un movimiento de rendición.


Como quieras” susurró él mientras los dedos de su mano derecha se aferraban con fuerza alrededor de su muñeca izquierda.


Miranda asintió levemente y empujó su propio cuerpo hacia atrás con cuidado, hasta que Robert pudo sentirla contra él de nuevo. Sin romper el contacto visual, Miranda volvió a moverse hacia atrás, jadeando lentamente mientras la penetraba. Robert tragó saliva y se mordió el labio inferior, observando como se sentaba sobre él y comenzaba a moverse lentamente contra él. Robert seguía agarrándose la muñeca tan fuertemente que era casi doloroso. Forzando sus caderas a mantenerse quietas, disfrutó viendo el placer que le estaba dando a Miranda de esta manera, quien tenía la cabeza arqueada hacia atrás y los ojos cerrados debido a la intensa concentración. Robert luchó contra la necesidad de simplemente dejarse llevar y disfrutar de ella, o de dejarse hacer y disfrutar al verla como le usaba a su antojo.


De repente, Miranda incorporó la cabeza y le miró con ojos llenos de lujuria, mientras se acariciaba los muslos y el pecho. Robert casi dejó de respirar cuando las manos de Miranda se deslizaron por su propio cuerpo acercándose a su sexo, mientras arqueaba la espalda ligeramente para recibir más estimulación de Robert en su interior.


Robert no pudo reprimir los gemidos que se le escapaban cada vez que ella se deslizaba contra él.

Miranda rodeó su propio sexo con ligeros y lentos movimientos y él no podía dejar de contemplarla, anticipando el momento en el que ella se acariciase por fin, sólo para él. Finalmente consiguió apartar los ojos de la lujuriosa imagen que tenía frente a él, y la miró a la cara; Miranda le observaba con cuidado, para ver su reacción. Robert sintió la necesidad de liberar sus brazos, que seguían sobre su cabeza, pero le daba la sensación de que ella no quería eso.


Sus ojos volvieron al sexo de Miranda y vio que estaba acariciándose con dos dedos. Ver esto le hizo gruñir.


Hazlo” susurró Robert. “Por favor...quiero verte”


Finalmente, Miranda cubrió su clítoris con dos dedos, acariciándolo lentamente mientras continuaba moviéndose sobre él lentamente. Robert observó su cara intensamente mientras Miranda cerraba los ojos de nuevo.


Se estaba tocando para correrse encima de él....


Darse cuenta de esto provocó que un gemido profundo se le escapara. Quería que Miranda se moviera más deprisa y más despacio al mismo tiempo, y la necesidad y el deseo le estaban volviendo loco. Tuvo que cerrar los ojos y girar la cabeza cuando Miranda comenzó a gemir cada vez que su miembro rozaba ese punto tan sensible dentro de ella.


Oh Rob...” murmuró, incrementando el ritmo levemente.


En un intento frustrado por mantenerse firme en la realidad en lugar de desvanecerse en su propio mundo de placer, se mordió el hombro mientras que las uñas de la mano que sujetaba firmemente su muñeca se hundían en su sensible piel. Miranda se estaba contrayendo a su alrededor en ese momento, aumentando sus gemidos, pero sin llegar a romper del todo el silencio que les envolvía.


Estaba esperando ansioso le erótica recompensa del orgasmo de Miranda alrededor de su miembro, cuando de repente, ella se relajó de nuevo. Abriendo los ojos, preparándose casi para ordenarla que continuara, fue recibido por la dulce sonrisa de Miranda.


Estoy muy cerca Rob...” murmuró, inclinándose para descansar su frente en la de él.


Lo sé” dijo respirando entrecortadamente. “Por favor, no pares...”


Abrázame” murmuró ella, colocando la cabeza en el hueco de su cuello. Robert respiró hondo y la abrazó al mismo tiempo que los brazos de Miranda rodeaban su cuello. Sus labios se encontraron y ella comenzó a moverse de nuevo.


Notó como Miranda se contraía a su alrededor nuevamente, sus manos temblorosas alrededor de su cuello. No pudo evitarlo y la abrazó con fuerza, sintiendo su pelo bajo sus dedos mientras apretaba su cara y labios contra los suyos propios, conducido por un el deseo pasional de tenerla lo más cerca posible en el momento en que se corriera.


Los temblores de los brazos de Miranda viajaron hasta sus piernas, y él silenció sus gemidos con sus labios mientras la sujetaba para que no se moviese, comenzando por fin a mover sus caderas para seguir los movimientos de ella.


Ohhhh” gimió Miranda, arrancando sus labios de los de Robert y hundiendo la cara en su cuello. Él notó como los dientes de Miranda se hundían en la piel de su cuello mientras empezaba a correrse a su alrededor rápida e intensamente.


Entornó los ojos a medida que empezaba a sentir como su propio climax empezaba a abrirse paso. Los músculos de su estómago y muslos se tensaron, llevando lo que le quedaba de consciencia al límite. La embistió con furia mientras enterraba su cara en el hombro de Miranda, escuchando como sus voces se mezclaban.


Era como estar en el cielo.


Una hora más tarde, Robert echó un vistazo al reloj-despertador, suspirando mentalmente. Necesitaba salir de la cama, a pesar de que su cuerpo protestó debido al poco sueño que había recibido. Eran las 10:39 y sabía que tenía que salir de allí a las 12. Le quedaba una hora y 21 minutos.


Miranda estaba en la cocina, silbando mientras sacaba dos tazas y dos cucharas y ponía el agua a hervir. Robert se levantó de la cama y recogió su ropa. El aire frío golpeó su cuerpo y apretó los dientes.


Miranda, ¿me puedo dar una ducha?” preguntó, asomándose a la cocina.


Claro...” dijo ella sonriendo. “El café estará listo en 5 minutos... para que lo sepas”


Robert la miró a los ojos unos segundos. Ella sonreía y parecía estar muy contenta. Se preguntaba cómo parecería estar él, teniendo en cuenta que tenía un pie en el cielo y otro en el infierno.


¿Qué? ¿Quieres compañía?” dijo ella sonriendo. Robert se percató de que estaba de pié en el pasillo desnudo, mirándola fijamente con una sonrisa estúpida. Se rió.


No creo que pueda aguantarlo”. Se dirigió a ella y la besó suavemente, notando como sus extremidades empezaban a resentirse. Pero a pesar de eso, sabía que nunca podría rechazarla si ella hubiese intentado algo.


Sí, yo tampoco” admitió ella, besándole también. “Así que será mejor que no entre ahí”


Robert sonrió dulcemente, deseando secretamente que ella hubiese intentado algo, y prosiguió su camino al baño.


Miranda se agarró a la encimera con tal fuerza que sus nudillos se volvieron blancos.


Joder...Joder, joder, joder!” susurró, deseando con todas sus fuerzas tener un corazón de piedra en lugar de éste tan patético que amenazaba con romperse en millones de pedazos. Apoyó la cabeza en la puerta de la despensa y se obligó a normalizar su respiración. No se atrevió a mirar el reloj, sabiendo con antelación que quedaba menos de una hora para que Robert tuviera que marcharse.


¿Qué coño es esto?” se preguntó. “Ni si quiera conozco a este tío”. Se rió con maldad, pensando en que todas esas curiosas y ridículas (y ahora incluso vergonzosas) búsquedas en Google no la habían preparado para esto. La peor parte era que él estaba tan expuesto a los medios ahora mismo que no podría ignorarle aunque quisiera. Ya había tomado la decisión de no presionarle para verla de nuevo, incluso cuando él volviera a Londres. Le había prometido que sólo quería disfrutar de los dos días que tenían juntos, no más. Debería estar contenta porque él estaba aquí y porque le había dado justo eso.


Comprendía perfectamente que él había roto alguna de sus reglas por eso, y lo difícil que había tenido que ser para él. Al contrario que ella, él tenia barricadas que bloqueaban los caminos hacia su corazón y a ella tampoco la había permitido acceder. Sin embargo, ella se había chocado contra cada una de esas barricadas como una bola de demolición. ¿Por qué? ¿Y con qué fin?


Suspiró y golpeó la cabeza contra la puerta como castigo. Ahora mismo parecía una cosa de lo más absurda. Menuda puta idea tuviste, Miranda. Lo único de lo que podía estar segura en este momento, era de su habilidad para disimular hasta que se fuera, y sólo una vez que esa puerta se hubiese cerrado tras él, se permitiría a sí misma derrumbarse. Bajo ninguna circunstancia revelaría sus sentimientos o lo que él la estaba haciendo.


Se conocían desde hacía dos días. Apenas se creía lo que estaba sintiendo. Pero cuando le vio salir del cuarto de baño con su pelo alborotado, con esa increíble camisa blanca y esos vaqueros azul oscuro, sonriendo levemente mientras se sacudía el agua de la oreja, sabía que todo era real.


El café está listo” dijo sonriéndole, cerrando la tapa de esa revelación tan particular para más tarde.


Genial” sonrió él cuando Miranda pasó a su lado, sentándose en el sofá y encendiendo la TV, intentando centrar su atención en otra cosa. Robert la siguió y se sentó junto a ella. Por supuesto, no había nada que mereciera la pena en la tele. Repeticiones de American Idol, programas de cocina... Ella suspiró y le miró, mordiéndose el labio. Él estaba sentado con los codos apoyados en las rodillas, acunando la enorme taza de café solo entre sus manos, con sus dedos apuntando en direcciones extrañas. Robert se rió un poco de cada concursante entre sorbos de café. A veces, se pasaba los dedos por el pelo mientras hacía algún comentario acerca de si la prueba había estado bien o mal.


Acurrucarse junto a él no parecía lo más correcto, sería demasiado emocional. Tenía que prepararse para su despedida y para el hecho de que posiblemente no volverían a verse.


Esto...uhm...¿Qué vas a estar haciendo los próximos meses?” preguntó Miranda, sintiéndose un poco incómoda. Él la miró alerta. El tono extraño de su voz le había pillado por sorpresa.


Bueno, uhm... Empiezo a rodar Luna Nueva en un par de semanas-” comenzó a decir él, utilizando el mismo tono de voz extraño que Miranda, sus ojos mirando a sus manos. “Miranda, ¿no crees que deberíamos hablar de algunas cosas?” susurró, cambiando de repente el rumbo de la conversación.


Miranda le miró nerviosa y se preparó mentalmente para lo que él iba a decir. Este era el momento de la esperada despedida, cuando él la diría que ha estado muy bien, pero que no iba a tener tiempo para ella y que esperaba que pudieran ser amigos. En este momento fue cuando Miranda sacó su cara más valiente, justo como había planeado. Pero no era por el bien de Robert. Gran parte de su sinceridad consistía en mantener sus expectativas a un nivel razonable. Necesitaba que él comprendiera que no tenía que mentirla.


No quiero” protestó ella, y Robert alzó la cara, mirándola. “Quiero decir, que no necesitamos hacerlo...”


¿Por qué?”


No espero nada de tí” dijo mirándole a los ojos. “De verdad Robert, no lo espero”.


Miranda no recibió la reacción que esperaba. Ni rastro de alivio en sus ojos. De hecho, justo lo contrario. La cara de Robert se endureció y sus ojos volvieron para mirar por la ventana.


Explícate, por favor” murmuró él, pasándose los dedos por el pelo.


Robert, sólo te conozco desde hace un día. Dos noches... una comida, una cena...un día al fin y al cabo”. Miranda luchaba por encontrar las palabras adecuadas. “¿Cómo voy a esperar algo de tí en un día?”


Miranda le observaba desesperadamente, pero él miraba a ninguna parte. ¿No era eso lo que quería oír? ¿Cómo iba a querer algo más, si ese era el caso? Era la estrella de cine más buscada del momento, viajando de país en país y acompañado siempre de mujeres preciosas. Se olvidaría de ella en una semana. Realmente no quería comprometerse con ella. ¿No?


Necesito fumar” murmuró, levantándose del sofá.


Puedes fumar por la ventana si quieres” susurró ella. Él asintió y cogió su cazadora, buscando los cigarros en los bolsillos. ¿Había cometido un error Miranda?. Abrió la ventana para él y rápidamente volvió al sofá. Ya se había encendido el cigarro cuando se acercó a la ventana, sentándose en el pollete, con una pierna colgando por fuera. Hermoso, pensó ella. Es como una foto.


Robert dejó escapar un suspiro y su cabeza cayó sobre su pecho. Su pelo apuntaba en todas direcciones, pero la mayoría le caía sobre la frente, haciendo que tuviera que apartárselo constantemente.


Sí...quiero decir... yo tampoco espero nada de tí..” Su nuez se movió cuando tragó saliva y giró la cabeza para mirarla. ¿Había dolor en sus ojos? ¿Tormento? Mierda.


Robert” dijo Miranda preparándose. Esto era todo. Tenía que ser así y ella lo sabía. “Mi vida está despegando y la tuya también-”


No, de verdad, creo que tienes razón” la interrumpió, tensando la mandíbula según volvía la vista a la ventana. “Estamos de acuerdo en esto... no necesitamos esta conversación”. El dolor en sus ojos había desaparecido por completo cuando finalmente se giró para mirarla de nuevo. Tiró el cigarro por la ventana y se bajó.


Se quedó ahí, de pié, en medio de la habitación con las manos en los bolsillos durante unos minutos. Ambos hicieron como que veían juntos la TV, pero Miranda ni si quiera se enteraba del programa que estaban viendo. Robert tenía una mirada incómoda y se pasó las manos por el pelo por enésima vez esa mañana.


La extraña tensión entre ambos creció tanto que Miranda solo deseaba que se marchase. La presión estaba creciendo dentro de ella y necesitaba exteriorizar ese dolor en soledad.


Creo que debería irme” susurró Robert, leyendo sus pensamientos.


Sí” dijo ella rápidamente levantándose del sofá, dirigiéndose a la puerta. Giró la cabeza para no mirarle y para que él no la viera. Mantuvo la calma, sabiendo que solo tendría que aguantar unos pocos minutos más antes de poder liberar su lágrimas. El nudo en su garganta era tan grande, que apenas podía hablar.


Observó la espalda de Robert mientras éste cogía su cazadora y el pomo de la puerta. Sus movimientos eran rápidos y algo agresivos. Cuando Robert se giró hacia ella de nuevo, su cara estaba tan tensa que parecía que iba a partirse en cualquier momento. Sus ojos buscaron los de ella, pero no era capaz de mirarle. Miranda estaba mirando al suelo, maldiciéndose mentalmente a medida que las lágrimas llenaban sus ojos y su vista empezaba a nublarse. ¡Joder!


Vale pues... cuídate” dijo él con suavidad.


Tú también” susurró ella, evitando mirarle. ¡No dejes que te vea llorar! ¡Maldita sea! ¡No dejes que te vea llorar!


Robert suspiró profundamente. “Miranda, ¿podrías mirarme por lo menos?”


Ella sacudió la cabeza con cabezonería. ¡Ni de coña! “Rob...sólo..” Usa las menos palabras posibles. Eso disminuye la posibilidad de romper a llorar.


Robert respiró tembloroso y su mano fue a parar al pelo de Miranda una vez más.


Miranda...” suplicó Robert con un susurro.


Por favor...Me siento estúpida...vete” suplicó ella.


Créeme” dijo Robert con voz atormentada mientras suavemente alcanzaba la barbilla de Miranda, forzándola a mirarle. “No eres estúpida”


Ella respiró profundamente cuando vio su cara. Su mandíbula estaba apretada, el ceño fruncido, sus labios eran una fina línea recta... y sus ojos estaban llenos de las lágrimas que amenazaban con salir. Miranda tragó saliva y parpadeó para limpiar las lágrimas que nublaban su visión de nuevo. Su garganta le dolía de tanto contener las lágrimas. Quería llorar desesperadamente. Ver cómo esto le afectaba también a él era demasiado.


Le atrajo hacia ella. Quería abrazarle, pero Robert tenía otras ideas. Dejó escapar un suspiro agónico cuando sus manos se perdieron en el pelo de Miranda. La besó mientras la llevaba contra la pared, y aunque él la besaba apasionadamente, los movimientos de sus labios tenían un matiz de desesperación. Forzó a Miranda para que abriera la boca y le dejase entrar.


Miranda no pudo reprimir el gemido que escapó de sus labios. Sus emociones se desparramaron. Dolor, desesperación y el temor de perderle, la sobrepasaron. Necesitaba dejarlo salir. Esto era mucho mejor que llorar como un bebé contra su pecho, que era justo lo que tenía intención de hacer en un principio.


El sonido del gemido de Miranda le animó, sus manos encontrando su camino por debajo de su camisa. Sus dedos se hundieron en la piel de su espalda. Miranda estuvo a punto de perderse cuando los labios de Robert recorrieron su mandíbula y si cuello.


No debía perder el control! Ahora no! Necesitaban hablar! Él tenía que irse o perdería el avión! No tenían tiempo para esto!


Robert... por favor...no podemos” susurró, colocando las manos en su pecho y apartándole de ella. “No podemos...”


Él la miró a los ojos y su respiración se calmó. Su cara reflejaba tristeza, pero volvió a endurecerse.


Quiero que sepas” susurró él mientras la envolvía en sus brazos, sujetándola contra su pecho “que si las cosas hubieran sido diferentes-”


Lo sé” sonrió Miranda con tristeza. “Pero son lo que son”.


Miranda le escuchó suspirar y entonces, su respiración se detuvo como si fuera a decir algo más. Dudó y ella se preparó para algo malo. Entonces, Robert la agarró de los brazos, sujetándola firmemente frente a él, mientras la miraba a los ojos. El dolor era claramente visible en su cara y sus ojos parecían estar concentrados en los suyos, luego en sus labios, su frente y después, en todo su cuerpo, justo antes de mirar al techo.


Miranda cerró los ojos y se preparó. La mirada frustrada de la cara de Robert y sus respiraciones profundas, la decían que él se estaba preparando para algo que no quería hacer.


Por favor, no me malinterpretes ahora-” Sus manos apretaron sus hombros una vez más. “Esto no es porque no me importes. Tienes que entender esto...”


Solo dí lo que tengas que decir” le interrumpió ella débilmente. De alguna manera, sabía que fuera lo que fuese lo que estaba intentando hacer, necesitaba de su ayuda.


No creo que vaya a ser capaz de llamarte” dijo, su voz imitando la dureza de su cara, provocando que Miranda se quedase inmóvil allí mismo. “Y no creo que tú debas intentar contactarme”. Robert miró su confusa cara, el dolor visible en sus facciones. “No es porque no me importes, Miranda, tienes que creerme”


Miranda respiró hondo y cerró los ojos.


Yo..yo te creo Robert”. Sabía que esto iba a llegar. Comprendía que el romper el contacto del todo era para protegerse a sí mismo del dolor emocional. Después de todo, eso era lo que había intentado hacer hasta en 3 ocasiones desde que la conoció. Tal vez había llegado el momento de dejarle hacer las cosas a su manera.


¿Así que esto es un adiós definitivo?” Le miró a la cara, sintiendo de repente la fuerte necesidad de almacenar cada línea de su cara en su memoria.


Su pelo alborotado, las marcadas líneas de sus cejas y los ojos que parecían cambiar de color, gris, verde y azul. La mandíbula cuadrada que estaba cubierta de una fina barba. Sus labios seguían húmedos de los besos, y su camisa blanca parecía estar fuera de lugar.


Le memorizó mientras permanecían allí de pié, mirándose mutuamente en silencio. Ella extrañaría sus brazos, sus preciosas piernas. Extrañaría el modo en que él la acercaba a su cuerpo y el hecho de que fuera lo suficientemente alto como para apoyar su barbilla en su cabeza. Echaría de menos su olor. Él nunca sabría lo mucho que ella estaba apreciando sus pequeñas cosas.


Cada vez que le viera en los periódicos o en la televisión, como sabía que pasaría, necesitaba recordar que esto era lo que él sentía por ella. ¡Así era él! No esa imagen prefabricada que Hollywood vendía al mundo entero. No. Este hombre, con ojos profundos, con la ropa arrugada...este hombre, que olía a colonia y a cigarros... este era él.


Y este era un adiós definitivo. Él no dijo nada, porque no tenía que hacerlo. Ambos lo sabían.


La vista de Miranda comenzó a nublarse de nuevo, y volvió a parpadear para evitar las lágrimas. Pero esta vez, no sirvió de nada. Notando como su cara se encendía por la vergüenza, le empujó y giró la cabeza cuando las lágrimas empezaron a caer por su cara.


Miranda, no hagas esto” suplicó, con un susurro que apenas pudo oír.


A tomar por el culo. Él sabía que ella estaba triste; así que no pasaba nada si la veía llorar. Un adiós al estilo Miranda- brutalmente sincero. Odiaba tener que prolongarlo más, porque le estaba doliendo demasiado.


Te diré lo que haremos” dijo, limpiándose una lágrima del ojo, encarándole por fin. “Haremos esto a tu manera Rob. Creo que es lo mejor. Mira lo que pasa cuando lo hago a la mía....soy un desastre y estoy llorando”


La miró en silencio, esperando a que continuase.


No contactaré nunca contigo. Ahora vete, por favor” Estaba llorando a moco tendido. Eso pareció desmoronarle. Una única lágrima se deslizó por la mejilla de Robert, y se la limpió furiosamente, murmurando maldiciones para sí mismo.


¡Por favor Miranda! ¡No he dicho eso porque me arrepienta de hacer las cosas a tu manera!” protestó, rompiéndosele la voz ligeramente y agarrándola del brazo de nuevo.


¡Joder! ¡Robert! ¡Lo digo en serio! ¡Lárgate! ¡Te quiero o fuera de aquí o encerrado aquí! ¿No lo pillas?” gritó.


Robert metió las manos en los bolsillos y tragó saliva. Sus ojos estaban llenos de agonía cuando habló de nuevo.


Preferiría estar aquí encerrado contigo que en cualquier otro sitio...” dijo.


Maldita sea...” dijo llorando Miranda. No podía soportar esto; dolía demasiado. Dolía más de lo que debería. Las esperanzas de despedirse de él con dignidad se habían evaporado, así que poco importaba cómo actuase ahora.


La mano de Miranda agarró el pomo de la puerta y la abrió.


Vete” susurró. Cuanto antes se marchara, antes empezarían a curarse sus heridas.


Robert se quedó allí inmóvil unos segundos; su cara era completamente ilegible. Entonces, de repente, salió de allí y bajó corriendo las escaleras. Miranda cerró la puerta lentamente, escuchando como sus pasos retumbaban en la escalera.


Despacio, volvió al salón y miró por la ventana. Robert estaba ya al teléfono, parando al primer taxi que vio. Paró y se subió en él, sin mirar atrás.


Miranda apoyó su espalda en la pared y finalmente dejó que sus rodillas se desplomaran bajo su cuerpo. Se cubrió sus mejillas ya empapadas con ambas manos, sintiendo como su cuerpo temblaba mientras lloraba en silencio, deslizándose hasta llegar al suelo.

13 comentarios:

  1. JO!.... que lastimica.... me puesto triste y todo... pero supongo que el polvo del reencuentro sera.....fogosoooooooo de la leche!! jajajaja.

    Muak!! muchas gracias nena :D

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  2. POr cierto la cancion de 3 Doors Down... me encanta :D

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  3. Nooo :(

    De verdad qe casi llore con este cap.
    Lo peor qe pudo pasar!!!


    Muy bueno!

    Sigue pronto

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  4. Hola Mariaaaa! tiempos sin pasarme por aqui ni por el foro de verdad las extraño a todas :(

    me ha hecho llorar como una buena estupida este cap. sobre todo la musica de fondo de Bryan Adams (ni mierdas se por que estoy escuchando eso xD) enserio que me he puesto en los zapatos de la pobre Miranda, dejar que se escape ese bonbom!!! al diablo la pelicula y con todos! yo lo encierro xD

    por cierto hice esto:
    http://i20.photobucket.com/albums/b217/LunaLlena89/Twilight/robmiranda.jpg

    no me convence del todo pero ahi esta xD

    un besazo a ti! y gracias por la dedicatoria ^^!!!!

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  5. Rocio!! Pásate por el foro, mujer!!! Gracias por la foto, luego la subo que ahora me tengo que ir corriendo!!
    Por cierto, la música de fondo no es Bryan Adams, son 3 Doors Down :)
    Besitos wapa!

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  6. uuuf ¿ pq estoy llorando ? seré idiota.
    Gracias María, me encanta, me ha dejado tan hecha polvo que estoy deseando saber que pasa ahora...
    Un besazo

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  7. Jo tia, que soy sensible para estas cosas =(

    Un besito..

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  8. :(, llorar y llorar como una idiota!!!

    es genial no puedo espera para seguir leyendo.

    Gracias María, Besines

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  9. ¡BUA, MARIAAAAAAAAAAAAAAAA!
    Ha sido genial, de verdad. Se han dicho tan poco y a la vez tantísimo...
    A ver como pasa el tiempo y como están ambos... ¡Espero que el reencuentro sea genial!
    Un besitoooooo:)
    criis

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  10. Gracias por los comentariosssssssss!! A ver si mañana subo la segunda parte!!!

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  11. gracias Maria!!!
    yo se que no es de Bryan Adams la cancion xD si no, estaba escuchando la radio cuando leia. habia un especial de el... esa musica es de cortarse las venas! xD y con este fic!

    intentare visitar el foro mas tarde ^^
    la U me quiere matar xD

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  12. Que tristeza ! pobres! :(
    espero ansiosamente la segunda parte!!

    gracias Maria! Muaaaaaaks!

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  13. aiiiiiiiiiiins mira que lo sabia, xo aun asi que tristeza madre mia!!pobrecitos mios!!wenooo a ver que pasa en la segunda parte...
    muxas gracias wapa!!

    bsks

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