viernes, 16 de octubre de 2009

CAPITULO 7 (SEGUNDA PARTE)


¡JODER!” gritó Robert. El taxista se sobresaltó levemente, observándole con cuidado por el espejo. Robert se cubrió la cara con las manos, decidido a alejar el dolor.


En ese momento, maldijo todo lo referente a su vida. Odiaba LA, odiaba los aeropuertos, odiaba Crepúsculo, odiaba su apariencia, y odiaba el hecho de no poder llevar una vida como la de cualquier otra persona normal. Tenía que hacer de la vida algo difícil de vivir. Summit era dueña de cada puto pelo de su cuerpo – literalmente. Nunca antes se había sentido tan atrapado. Ni si quiera podía cortarse el puto pelo sin ser por ello catalogado como un nuevo cabrón. Le cortarían la cabeza si les decía que quería dejar todo eso.


Suspiró, frustrado. ¿En qué coño estaba pensando? No quería dejar aquello...era la mayor oportunidad de su vida. ¿Quien era él para quejarse de su suerte? Por supuesto, las cosas habían pasado demasiado rápido y no había tenido mucho tiempo para adaptarse. Pero lo había hecho bastante bien, dadas las circunstancias. Era sólo que ahora, ahora que había visto el primer destello de que lo podía ser una vida normal de un hombre enamorado de una chica maravillosa...Le jodía estar atado durante los próximos años.


¿Enamorado? Frunció el ceño, intentando mantener la imagen de Miranda sonriendo alejada de su mente. El pensamiento le asustó, y lo desechó con rapidez. En unos poco días, lo conseguiría. Era sólo que le resultaba muy fácil dejarse llevar cuando estaba con Miranda. Nunca había conocido a nadie como ella. Era guapa, obviamente, y le ponía a mil por hora, sin duda. Cuando pensaba en su culo, aún se le ponía dura. Su pelo era fantástico, su cara era dulce. Pero lo que realmente le tenía enganchado era su personalidad.


Ah, joder” maldijo en silencio, poniéndose las gafas de sol cuando sus ojos comenzaron a picarle incómodamente, con la inminente amenaza de las lágrimas empujando a través de sus párpados. La personalidad de Miranda era por lo que le resultaba tan difícil marcharse. Siempre se había considerado un tío al que era difícil llegar y algo reservado- la clase de persona que bromeaba para mantener las cosas a un nivel neutral. Su comportamiento los pasados dos días le resultaba completamente extraño. Había sido incapaz de mantenerla fuera de su cabeza, sin importar lo mucho que lo intentara. Por cada razón que encontraba para alejarse de ella, siempre había otras dos para quedarse.


Sabía que se merecía un poco de diversión, especialmente cuando se ocultaba en su refugio particular que era Londres; pero sabía que no tenía nada que ver. La actitud de Miranda le había fascinado desde el principio. Actuó como si no tuviera nada que esconder, como si no se avergonzara de sus sentimientos. Ella le deseaba y así se lo hizo saber. Era una chica atractiva e inteligente que parecía no tener miedo a nada. “Me preguntaba si sería lo suficientemente valiente como para seducirte”. Sonrió maravillado. ¿Como habría podido resistirse a un desafío semejante?


Tenía claro que todo esto había sido algo más que un poco de diversión. Si él hubiese sido un chico normal, capaz de tener una novia, un trabajo normal y un ritmo de vida normal, se habría arrodillado ante esta chica en una semana.


El taxi olía a tabaco. Alguien había fumado dentro, obviamente, probablemente el conductor. Sacó un cigarrillo de la caja de Malboro Lights de su cazadora. El conductor empezó a protestar cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo Robert.


¡Este es un taxi para no fumadores, señor!” protestó el conductor, pero se calló de inmediato cuando Robert le lanzó una mirada llena de odio. Lentamente, exhaló el humo contra la mampara del taxi que les separaba.


Cerdo de doble moral” murmuró, no estando seguro de si se refería a él mismo o al conductor, quien miraba fijamente a la carretera.


La amargura había incendiado sus venas desde que había parado al taxi fuera del apartamento de Patrick. Había dejado atrás a Patrick...y a Miranda.


Se marchaba a LA, un lugar extraño y raro donde apenas conocía a nadie. Raramente mostraba este lado suyo, y había recibido un montón de preparación para lidiar con los medios y actuar como una marioneta, cosa que debía agradecer a su manager. Sin embargo, la cara que mostraba ante las cámaras no era del todo falsa. Generalmente era un tío alegre, y de alguna manera, su extraña personalidad y su propensión a hacer bromas y a poner caras raras, hacía que la gente que más le importaba le considerasen entrañable. Pero nadie le conocía tan bien como para darse cuenta de su lado malo. Y definitivamente, no había nadie alrededor para pararlo cuando ese lado empezaba a encabritarse en su cabeza.


La cara que había estado relajada durante el fin de semana, se estaba endureciendo. Sus labios formaban una fina línea y miraba al vacío.


Estaba de camino a Hollywood para venderse. Su cara se volvió casi siniestra cuando pensó en ello. Se estaba vendiendo a una industria de 2 billones de dólares que estaba llena de prensa, sesiones de fotos y estilistas; pósters, DVD's, camisetas, copas, tazas... incluso jodidos perfumes y alfombrillas para ratones de ordenador. Estuvo a punto de reírse como un maníaco cuando pensó en el puto juego de mesa que acababan de sacar a la venta. Un juego de mesa, por el amor de Dios! Le pagaron dos millones de dólares y él les dio una año de su vida a cambio. Gustosamente habría dado esos millones por una oportunidad de poder ser otra persona distinta.


Parte de sus maldiciones se debían en parte a que creía que no se merecía nada de esto. Hasta hace un par de años, lo único que había hecho en su vida era emborracharse y escribir canciones. Incluso sus padres habían empezado a darle por perdido. Su único éxito había sido Harry Potter, pero incluso ahí, se había escondido y no había rentabilizado su oportunidad. Había hecho un par de películas más que nadie había visto, e incluso algo de teatro y trabajos como modelo, pero eso era todo.


Ahora, la histeria que le rodeaba había hecho que los estudios encontrasen increíblemente interesantes sus trabajos anteriores. De repente, le consideraban un músico con talento, “impresionante” como alguien dijo, y un actor con un brillante futuro por delante.


Era todo tan irónico y superficial para él. La gente esperaba que se comportase como una estrella de cine, y esperaban que se llevase a las chicas más atractivas. Incluso se había rumoreado que había estado saliendo con todo tipo de súper modelos, y sus colegas le habían estado dando la plasta con eso. Pero en el fondo, seguía siendo ese chico raro que era demasiado alto y con manos de chica. Seguía siendo áquel ante quien su madre siempre sacudía la cabeza con desaprobación cada vez que se había puesto a tocar la guitarra en lugar de hacer los deberes o estudiar. Había sido ese chico hasta que el director de casting de Crepúsculo le había llamado para decirle que había conseguido el papel.


Apretó la mandíbula y se juró a sí mismo que en cuanto todo esto se acabase, nunca volvería a hacer este tipo de películas- nunca. Nunca volvería a interpretar a un tío que era la fantasía de millones de chicas en todo el mundo. De hecho, quemaría el guión antes de leerlo. Intentaría recuperar lo poco que le quedaba de su antigua vida y de su antiguo yo.


¿A qué terminal, tío?” Sus pensamientos fueron interrumpidos por el conductor, que le miraba por el espejo. No estaba demasiado contento, ya que Robert se había fumado un mínimo de 4 cigarros desde Picadilly a Heathrow.


Tres” murmuró, mientras que sus ojos empezaban a centrarse de nuevo. Las indicaciones de la carretera señalaban que estaban a pocos minutos de llegar al aeropuerto. Cuando llegaron, Robert le dio al taxista una buena cantidad de dinero. Le hizo sentirse un poco menos culpable, ya que probablemente el taxista tendría que limpiar el coche antes de poder recoger a otro cliente.


Cogió un carro mientras el taxista sacaba sus maletas del maletero.


¡Ahí está!” gritó alguien.


Con rapidez, Robert se puso sus gafas de sol de nuevo y se apresuró hacia la entrada mientras la manada de paparazzis se acercaban corriendo a él.



¡Robert!” gritaban, intentando captar su atención. Los flashes estuvieron a punto de cegarle. ¿Quien coño les había avisado? Probablemente algún trabajador de British Airways, pensó.


¡Robert! ¿Que has estado haciendo en Londres?”


¿Has conocido a alguna chica?”


Suspiró y siguió mirando al frente, empujando el carro con sus maletas lo más deprisa que podía sin llevarse a nadie por delante. Se percató de que todo el mundo que estaba en la entrada le estaba mirando cuando atravesó las puertas con 10 fotógrafos siguiéndole los pasos. ¡Se moría de vergüenza!. Parecía que estaba en un circo de monstruos y estaban agotando toda su paciencia.


Pensando en que debería seguirles la corriente y darles lo que querían, se detuvo y se giró para encarar a los fotógrafos, con una sonrisa en la cara. Los flashes empezaron a dispararse en todas direcciones.


Vale, ya tenéis las fotos. Ahora por favor, marchaos” les pidió lo más educadamente que pudo, dado su humor de perros.


¡Robert! ¿Has conocido a alguna chica en Londres?” Todos querían saber sobre la única cosa de la que él no quería hablar. Negó con la cabeza.


He pasado mucho tiempo con mi familia, ya que he estado dos meses sin verles” contestó. Y era la verdad, o toda la verdad que ellos necesitaban conocer. Se dio la vuelta y comenzó a alejarse. La mayoría de los fotógrafos se marcharon satisfechos, mientras que otros poco corrieron a su lado, sacado una última foto antes de darse por vencidos.


Se colocó en la cola para facturar las maletas y suspiró. Una mujer de unos 50 años se giró y le sonrió con lástima.


Wow... eso debe ser duro”


Robert la miró, aterrado por si esa voz pudiese pertenecer a alguien que fuera a volverse histérica, pero en lugar de eso, encontró lástima. La sonrió y se quitó las gafas de sol, guardándolas en el bolsillo interior de su cazadora.


Vergonzante, más bien” admitió él. Tenía planeado ir al bar y beber la suficiente cerveza como para aguantar todo el vuelo. Necesitaba dormir.


¿Por qué eres famoso?” dijo la mujer frunciendo el ceño. “Lo siento, pero no te reconozco”.


Esto le hizo reír un poco. “Salgo en una película nueva, Crepúsculo... está basada en unos libros...”


¡Oh! La película de vampiros, ¿no?” La mujer sonrió. “Mi hija lee los libros; está loca por el protagonista masculino, Edward. ¿Ese eres tú?”


Sí”, sonrió Robert.


No te pareces en nada a como sales en la película” sonrió la mujer. “O por lo menos en los anuncios. Quiero decir, es que no he visto la película. Creo que es para gente más joven”


Sí, sí que lo es” dijo él, incapaz de controlar la amargura en su voz. Si todas las fans fueran así, la vida sería mucho más fácil. Charlaron amigablemente mientras la cola avanzaba, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener su mente en la conversación y alejada de cierta chica que había dejado atrás.


Cuarenta minutos más tarde, pasó por fin el control de seguridad y avanzó por la terminal. Iba a embarcar en media hora, lo que suponía un montón de tiempo para emborracharse. Siguió las indicaciones y llegó al bar, que afortunadamente, estaba casi vacío. Se pidió un whisky doble y vació el vaso de un trago, justo antes de pedir otro.


Cogió el vaso y se sentó junto a la ventana, contemplando el enorme avión que había al otro lado. Era uno de esos Airbus ridículamente grandes con dos pisos. Estaba lloviendo, por su puesto, y el asfalto brillaba bajo el avión debido a las gotas de lluvia, haciendo que pareciera un enorme charco. Esperaba que el avión fuese capaz de despegar con todo esto. Durante la promoción de Crepúsculo, la incesante lluvia en Alemania les había obligado a retrasar el vuelo casi un día entero. La productora estuvo a punto de demandar a la compañía aérea porque no habían podido hacer acto de presencia en Toronto.


Buscó en su bolsa “El retrato de Dorian Grey”, el cual se estaba leyendo por tercera vez. Wilde hacía un uso perfecto del Inglés y estaba bastante emocionado con la adaptación al cine que se estaba haciendo, con Ben Barnes encarnando a Dorian Grey.


Bien. Puede que Barnes se el próximo, y así no me molestarán más a mí”


Tan solo había leído unas pocas páginas cuando su móvil empezó a sonar.


Puto pajillero” murmuró Robert. Era Nick, su manager.


Nick” dijo con un bostezo. “Estoy en Heathrow esperando a embarcar”


¡Genial!” dijo Nick. “¿Cómo estás? Pareces borracho”.


Solo estoy cansado” mintió Robert, mirando el vaso frente a él. Estaba casi vacío. “Necesito dormir en el avión”


Entiendo” contestó Nick escéptico. “Tú mantente en forma y estate preparado para la semana que viene, ¿de acuerdo?”


Mmmhm” Dijo Robert entornando los ojos. Se pondría en forma cuando a él le diera la gana. La mayor parte del tiempo respetaba a Nick y casi nunca le daba problemas, siendo consciente de que no facilitaría el trabajo de Nick. Además, ni de coña hubiese podido mantener los pies en la tierra sin la tutela de Nick. Sin embargo, había dejado de escuchar a la mayoría de los cabrones que intentaban conducir su carrera a través de las promociones de Crepúsculo. Si realmente estaban tan preocupados por su salud, no le habrían hecho volar a 20 ciudades distintas en un mes para promocionar una película que apenas necesitaba promoción. Después de una semana, había empezado a beber para lidiar con el jet lag y con los nervios que le entraban cuando tenía que aparecer ante 3.000 chicas histéricas y acudir a entrevistas todo el puto rato. No era de extrañar que estuviera hecho una mierda al final. Los promotores sólo se preocupaban de que Robert acudiese a la próxima entrevista o al siguiente programa de TV. Sólo les interesaba hacer dinero.


Oye Rob... Lo digo en serio” suspiró Nick. “Ya sé que esto ha sido duro para tí, pero beber no soluciona nada”.


¿Y supongo que las pastillas para dormir sí?” Murmuró Robert sarcásticamente en respuesta.


Sí, pero sólo si te tomas la dosis correcta” contestó Nick. Robert sonrió, recordando alguna que otra experiencia interesante relativa a las pastillas para dormir. Nunca tomaba la dosis correcta de nada.


Me quedo con el whisky” dijo, tapándose la boca para bostezar. Por lo menos con el alcohol, lo peor que podía pasarle era devolver o quedarse inconsciente. Prefería lo último.


Ya bebes demasiado”


Sí, y tú estás lleno de mierda” contestó Robert. “Oye, voy a embarcar enseguida, ¿tenías algo especial que decirme?”


Solo quería repasar tu agenda. Me voy mañana a Hawaii con mi mujer” suspiró Nick.


Apostaría a que es con el dinero que ganas conmigo. Hawaii estaría bien: el sol, las bebidas y el calor. Puede que cuando acabase todo esto, podría llamar a Miranda y...Imágenes de ella en bikini le vinieron a la cabeza. Suspiró y las alejó de su mente, recordándose a sí mismo que le había dicho que no se pondría en contacto con ella.


Nick repasó la agenda de Robert rápidamente. Jay Leno otra vez, una entrevista y una sesión de fotos con Harpers Bazaar la semana que viene, por lo que Nick pensó que debería broncearse un poco.


Robert escuchó la mitad. El próximo mes estaba plagado de entrevistas y guiones que Nick quería que leyese. Y después, volaría a Vancouver para rodar Luna Nueva. Cabía la posibilidad de tener una semana libre antes de que las entrevistas y las fotos promocionales empezaran y de que el circo se pusiera de nuevo en marcha, con viajes por todo el mundo, fiestas de revistas, fiestas después de las fiestas y chicas histéricas. Robert frotó sus cansados ojos y suspiró, luchando contra el pánico que crecía en su interior y contra las ganas de empezar a gritar a Nick.


Muy en el fondo, sabía que tenía que darle las gracias a Nick por su popularidad, pero no podía estar 100% agradecido. Conocer a Miranda le había hecho darse cuenta de todo a lo que estaba renunciando. ¡Deja de acordarte de ella! ¡Ya es historia! ¡Asúmelo!


Durmió durante la mitad del vuelo a LA y la otra mitad, estuvo leyendo. Miranda regresaba constantemente a su cabeza. Parecía tan lejana ahora... No me extraña, pensó. Ella pertenecía a otro mundo distinto, un mundo sin fotógrafos, sin estrenos, sin tetas de plástico, sin montajes y sin Perez Hilton.


En el mundo de Miranda, todo era real, sincero y gentil. Suspiró de nuevo, preguntándose por qué se estaba sometiendo a esta tortura psicológica. Para él, ella era algo más que una persona maravillosa. Representaba un mundo del que nunca podría volver a formar parte, y que por lo tanto, nunca tendría.


Hizo una mueca. Miranda, te necesito aquí, pensó. De alguna manera, has hecho que el mundo vuelva a tener sentido para mí...


Con este último pensamiento, apretó la mandíbula y se obligó a no pensar más en ella. Adiós cariño, pensó. Y hola, asquerosos cabrones.


Respiró hondo cuando el avión empezó su descenso en LA, y cuatro meses de absoluta locura estaban a punto de empezar.





































9 comentarios:

  1. UF!
    Yo siempre he pensado que es injusto lo que les pasa a las "superestrellas"... Pero todos sabemos que tienen que pagar un precio, aunque ese precio nunca sea justo.
    ¡Pobre Rob! Me da muchísima pena, porque él quiere quedarse con Mirandaaaaaaaaaaaaaaa :(
    Espero que no se olvide de ella, eeeh xD
    Por cierto, gracias por nombrar lo de la peli de Dorian Gray... Me encanta el libro, y no sabia que Ben Barnes, mi Caspian, había hecho la película! Aunque Colin Firth me gusta muchísimo maaaaaaaaaaas xD
    Un besito Maria! Espero el próximo cap con ansias! :)
    criis

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  2. ufff que angustia sentirse así y tener que dejar lo que de verdad te hacer ser tu, seguro en muchos momento el tb. se siente así en realidad.
    No me habia dado cuenta que habias subido el capitulo ainnnssss
    Un besazo cielo y mil graciasssssssssss
    pd: quiero más....o pensabas que no lo iba a decir ???? xD

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  3. Ay! pobre Robert!!
    a ver si puede volver con Miranda!

    gracias Maria!
    un besoteeeeeee!

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  4. Ojala Robert no pase nunca por una angustia asi, como la que pasa con miranda en este fic (:

    Esta muy bueno! pero re corto! quiero mas.

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  5. pffffffffff que agotador todo...ya solo x lo que se tiene que comer la cabeza el pobre...xo weno es el precio de trabajar en lo que quiere y le apasiona...
    de verdad que penica me entra.
    a ver como la cosa y se alegra el pobrecito mio que aunque no sea "real" me pone muy malita!!
    un beso wapa y muxas gracias!

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  6. yo ya me hubiera pegado un tiro, detesto cuando me presionan pierdo los estribos, pobre Rob :(

    ay Ben Barnes!!! es uno de mis amores platonicos xD algun dia ire a Londres a robarme ese monton de hombres hermosos y unicos *-* al Robbie principalmente!

    un beso Maria!!!

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  7. otra fotito!

    http://i20.photobucket.com/albums/b217/LunaLlena89/Twilight/mirandarob2.jpg

    se me ha hecho dificil conseguir fotos de ella, siempre me salen muy pequeñas y baja resolucion

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  8. Rocio, gracias again!! Eres un sol!!!!!!!

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  9. de nada! :) es un placer xD

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