miércoles, 16 de septiembre de 2009

CAPÍTULO 2 (PRIMERA PARTE)


¿SEDUCIENDO A ROBERT PATTINSON?



Miranda examinó su reflejo en el espejo por última vez. Su grueso pelo caía formando ondas sobre sus hombros. Su broceaba piel resplandecía y sus ojos estaban enmarcados por capas y capas de rimel. Se perfumó una vez más e hizo una mueca al entrarle un poco en la boca.


Lorrie, ¿has oído alguna vez eso de que algunas niñas beben colonia porque quieren emborracharse?” dijo riéndose mientras corría al lavabo para enjuagarse la boca. Lauren, la mejor amiga de Miranda, llegó riendo al baño con dos copas de vino tinto.


¿Y supongo que tú no lo recomiendas?”


¡Joder, no!” dijo Miranda con una carcajada cogiendo una de las copas. Bebió un pequeño sorbo antes de continuar. “Si no oliese tan bien, estaría devolviendo ahora mismo!”


¡Espero que estés hablando del perfume y no del vino que acabo de traerte!”. Lauren sonrió y se dirigió al pequeño salón-dormitorio del apartamento de Miranda. Sentada en el sofá, examinó el enorme montón de papeles que Miranda había colocado en la mesita. Estaban llenos de notas y comentarios. Lauren alzó las cejas, intentando averiguar qué significaban.


¿Qué es esto?”


¿Qué es el qué?” dijo Miranda, aplicándose un poco más de gloss y dirigiéndose adonde estaba Lauren para ver a qué se refería.


Este montón de papeles...¿algo que estás estudiando?”


Sí... Es el informe que estoy haciendo para el ministerio social”. Miranda sonrió ante la cara confusa de Lauren.


¿Tú has escrito esto?”


Sí”. La alegría en la cara de Miranda era inconfundible. Estaba orgullosa de sí misma y tenía todo el derecho a estarlo. Con 23 años, tenía la carrera de trabajadora social, había trabajado para Save the Children y escribía informes para los ministerios sobre cómo aplicar los derechos humanos a la política, y al mismo tiempo, estaba intentando conseguir una beca en las NU (Naciones Unidas) en Nueva York. Para alguien que no conociera a Miranda Walker, era bastante impresionante.


Lauren sacudió la cabeza y sonrió. Sabía que la burbuja de éxito en la que estaba Miranda podría estallarle en la cara en cualquier momento, porque era la clase de persona que va pidiendo problemas sin saberlo. Siempre tenía la cabeza en las nubes. Lauren leyó en voz alta el título del ensayo:


Por qué todos los niños tienen derecho a jugar al fútbol”. Una sonrisa se dibujó en la cara de Lauren. “Pero cielo, ¡tú no sabes nada de fútbol!”


Miranda bebió un sorbo de vino y sonrió. “Sé que me gusta ponerme en la banda a gritar a los jugadores hasta quedarme sin voz” dijo riéndose, y Lauren se unió. “Pero si me pides que te explique qué es el fuera de juego, quien juega en un equipo y en otro, no sería capaz de decírtelo” dijo. “Pero bueno, si algún tío me invita a algún partido, por mí genial!” dijo de nuevo. “Además, ese ensayo no tiene nada que ver con el fuera de juego. Intenta mostrar la importancia de que todos los niños hagan deporte, ya sabes, por los problemas de sobre peso y todo eso”


Encogiéndose de hombros nuevamente, se acercó a la cadena de música y puso un cd de Jimi Hendrix.


¿Y todo eso? ¿Pero eso no significa que tienes que comprometerte?” Lauren se rió ante el modo tan casual que tenía Miranda de hablar sobre el proyecto al que había dedicado los últimos 4 meses de su vida.


¡Ya lo creo que sí!” sonrió Miranda. “Pero no quiero sentarme y hablar de política contigo, más que nada porque sé que no te interesa, porque me hace sentir que soy la persona más aburrida del mundo y porque esta noche, no soy ninguna portavoz de los derechos humanos; Soy una mujer sexy y desesperada por echar un polvo!” dijo con una carcajada, aunque la seriedad de sus palabras no daban lugar a mal interpretaciones. “Lo digo en serio Lauren, si me oyes hablar de derechos humanos a alguien esta noche, me matas!”. La mirada de Miranda era tan intensa que Lauren tuvo que reírse.


Puso los ojos en blanco y miró su reloj. “Vale, tenemos que irnos en 15 minutos, así que...”


¡Mierda!” gritó Miranda. Se acababa de tirar encima de su vestido nuevo azul claro la copa de vino.


¡Miranda!” gritó Lauren mientras se levantaba. “¿Qué ha pasado?”


¡No lo sé! ¡Se me ha resbalado de las manos! ¡Maldita crema hidratante!” dijo Miranda frotándose las manos, que aún no estaban secas del todo.


Habían estado buscando un vestido adecuado todo el día porque Miranda estaba segura de que no tenía nada que ponerse. Hay pocas cosas que hagan a las chicas pensar tan rápidamente como una crisis de vestuario. Lauren se dirigió rápidamente al armario de Miranda y empezó a buscar opciones.


¡Mi vestido!” gritó Miranda, quitándoselo lo más rápido que pudo, corriendo a la cocina para echar un poco de sal sobre la mancha.


Ponte esto” dijo Lauren lanzándole un vestido rojo con un cinturón negro en la cintura.


¡No, no puedo ponerme eso! ¡Me hace el culo enorme!” Miranda miró el vestido con horror. “Me puse ese vestido cuando iba al instituto y pesaba 1000 kilos menos!”


¡No tienes nada más!” insistió Lauren. “Yo me pondré éste” dijo, girándose con su vestido negro. “Tienes que ir conjuntada conmigo y no voy a dejar que vayas en vaqueros. Además, tú eres la que quiere echar un polvo”


¡Sí! ¡Pero no quiero que me paguen para ello!” Miranda miró suplicante a su amiga, sosteniendo el vestido.


Pruébatelo!” continuó Lauren, sabiendo que lograría convencer a Miranda si insistía lo suficiente.


Quince minutos más tarde, salieron del apartamento corriendo. Miranda llevaba puesto el vestido rojo, unos zapatos negros de tacón y un abrigo tres cuartos negro. El taxi las estaba esperando fuera y no hacía más que pitar impaciente. La tercera de las chicas, Mariah, estaba sentada en el asiento del copiloto. Iba muy provocativa y también estaba muy impaciente. Se giró y las sonrió.


¡Wow Miranda, estás genial!”


Gracias” dijo Miranda con una sonrisa y medio ahogada por las prisas. Mariah siguió hablando sobre un tío maravilloso, etc-etc, al que había conocido hacía unos días. Era importante para ella impresionarle, porque aparentemente, tenía mucho dinero y sería un novio perfecto. Si Miranda no conociese tan bien a Mariah, pensaría que es una persona superficial.

Pero ahora, simplemente sonrió. Sabía que Mariah estaba muy nerviosa porque iba a ver a este tío.


Sólo quería lo mejor para ella.


**


El taxi voló por el centro de Londres, dejándolas a pocos metros de Piccadilly Circus.


La música rock retumbaba desde los altavoces según entraban en Rockafella. El tío de seguridad la ayudó a quitarse el abrigo y la sonrió. Ella le devolvió la sonrisa mientras entraba en el local. Con Mariah y Lauren, una a cada lado, había más de un tío que giró la cabeza cuando pasaron por su lado.


Era una discoteca enorme con varios niveles. La parte de abajo tenía una pista de baile y la parte de arriba era la zona VIP, también llamado balcón. Desde el balcón podías ver todo lo que ocurría abajo.


¡Ya estamos aquí chicas!” dijo Mariah riéndose, sin molestarse en ocultar su satisfacción por ser la chica más atractiva del local. Se dirigió al hombre que vigilaba las escaleras y le besó a modo de saludo. Obviamente eran amigos. El hombre sonrió y saludó a Lauren y a Miranda antes de dejarlas subir.


¡Oh! ¡Ahí está Patrick!” gritó, señalando una de las mesas donde había tres chicos y dos chicas sentados. Miranda y Lauren se sonrieron mutuamente. Típico de Mariah. Si le gustaba un tío, tenía que ser material VIP.


La canción de Dandy Warhol, Bohemian Like You empezó a sonar mientras se dirigían a la mesa. La multitud se volvió loca en el piso de abajo, y Miranda se asomó por la barandilla para mirar.


Patrick, el tío con el que Mariah se estaba viendo, las sonrió y las saludó. Era un chico atractivo y llevaba una camisa blanca, una chaqueta negra y tenía el pelo corto de color castaño oscuro. Miranda entendió por qué a Mariah le gustaba. Junto a Patrick, había un chico rubio con cara de niño, sentado junto a una chica muy guapa. Sonrieron a las chicas tímidamente mientras se acercaban.


El tercer amigo de Patrick estaba sentado dándoles la espalda. Se ropa era distinta a la de sus amigos, llevando una cazadora de cuero negra desgastada. Estaba hablando con una chica preciosa que estaba sentada en el reposa brazos de su sillón. La chica parecía estar encantada, mientras alzaba la mano para acariciar el largo y desaliñado pelo del chico.


Mariah agarró a Miranda por el brazo y tirando de ella, caminó más deprisa hacia ellos. Patrick se levantó de inmediato y dio a Mariah un fuerte abrazo. Seguidamente estrechó la mano a Miranda y ésta sonrió a sus amigos.


El chico rubio se presentó como Tony y la chica se llamaba Jennifer. El tercero también se levantó de su silla para presentarse. Miranda se tensó al reconocerle. Robert Pattinson. ¡Joder!


Él la sonrió, su cara era completamente neutra, salvo por un rápido gesto de sus ojos cuando sus miradas se encontraron. Se inclinó un poco más para que ella pudiera oír su voz por encima de la música. Su aliento olía a tabaco y su cuello a colonia.


Soy Robert. Encantado de conocerte” dijo, estrechándole la mano. Sus dedos eran largos, fríos y finos. Miranda tragó, sintiendo de repente cómo su corazón latía con fuerza contra su pecho.


Miranda, encantada de conocerte también” dijo sonriéndole y aguantándole la mirada. Su nombre le hizo fruncir el ceño mientras se inclinaba nuevamente hacia ella.


Me suenas de algún sitio” dijo. “¿Nos hemos conocido antes?”


¿Se habían conocido antes? ¿Sí? Ella empezó a reír. La situación era una auténtica pesadilla. Ese mismo día, se había regañado así misma por lo menos 100 veces por no actuar de forma normal en Hyde Park. Ahora por lo visto, tendría que explicarle su estúpida huida.


¿Qué te resulta tan gracioso?” preguntó Robert frunciendo el ceño, aunque con una sonrisa.


No, técnicamente no nos conocemos” dijo sonriendo.


¿Y eso qué se supone que significa?” dijo perplejo. Miranda buscó en su perfecta cara alguna pista o señal que le indicara que estaba bromeando con ella, pero no encontró ninguna. En lugar de eso, miró a la chica que tenían detrás. Seguía sentada en el mismo lugar en el que estaba antes de que Robert se levantara para presentarse a Miranda.


Uhh...” Miranda se rió de nuevo. “Es un poco embarazoso. Pero si todavía quieres saberlo cuando vuelva de la barra, te prometo que te lo cuento. Me parece que tu amiga te quiere de vuelta” dijo, mirando a la chica.


La sonrisa de Robert se desvaneció y puso los ojos en blanco, asintiendo ligeramente “Ya..”. Volvió a sonreírla. “ Y para que lo sepas, te preguntaré cuando vuelvas”.


Ella hizo un gesto con los ojos y se giró para dirigirse a la barra, sabiendo que los ojos de Robert la seguían según caminaba. Pidió una copa de vino y se sentó en la barra esperando a que se la trajesen.


De repente, pasado un minuto, notó como alguien se acercaba por detrás. No le hizo falta darse la vuelta para reconocer esa mezcla de tabaco y colonia cara.


¡Johnny!” dijo ese alguien, llamando al camarero. “¿Me pones un Newcastle?”. Apoyó la cadera en la barra y la miró. Miranda se giró lentamente para mirarle, y vio que la estaba sonriendo ampliamente. Cuando el camarero le trajo su copa de vino, él pago sin decir una palabra, aún con la sonrisa en su cara.


¿Lo has adivinado ya?” dijo ella alzando una ceja, incapaz de ponerse seria.


¡Tú eres la chica de Hyde Park!” dijo sonriendo como un lobo. Miranda sintió su corazón latiendo como un martillo en su pecho al mismo tiempo que se ruborizaba. Ocultó la cara tras sus manos y le oyó reírse.


Sí. Esperaba que no te acordaras” admitió ella mientras se reía. Él la miró, obviamente pasándoselo en grande con algo mientras inclinaba su cara, acercándola a la de ella.


¿Y eso por qué?”


Uh, ¿porque he hecho el ridículo?” sonrió, bebiendo un sorbo de vino.


Sí, el que te fueras corriendo fue un poco raro ¿Te asusté?” rió.


Miranda sintió cómo le costaba respirar con su cara tan cerca de la suya, pero no podía moverse.


En realidad, me he estado preguntando a mí misma porque salí corriendo. Unas 100 veces” dijo encogiéndose de hombros y sonriéndole. “Supongo que a veces actúo antes de pensar”


Te avergoncé” afirmó, devolviéndole la sonrisa.


Completamente” admitió ella. Él soltó una carcajada, pasando sus dedos por su pelo.


Vaya, pues lo siento”


¿Cómo lo sabes?” le preguntó. Los hombros de Robert empezaron a moverse según aguantaba la risa. Sus ojos parecían distantes, y se giró hacia sus amigas, que estaban sentadas juntas en la mesa.


Me lo han dicho tus amigas” dijo con una sonrisa inocente. Ella frunció el ceño y le miró. Sus ojos seguían riéndose, pero el resto de su cara era completamente seria. Buscó en sus facciones alguna pista, pero lo único que consiguió fue pensar en lo perfecto que era con esa barba de dos día y el pelo alborotado. Sus ojos eran de color verdoso, no marrones. Era completamente distinto a como salía en la película. Se dio cuenta que no se había cambiado de ropa desde que le vio en el parque. Llevaba la misma camisa y los mismos vaqueros. La única diferencia era que ya no llevaba el gorro. Miranda frunció de nuevo el ceño, intentando recordar si se lo había contado a Mariah. Pero la verdad es que no se lo había dicho ni a Lauren.


Qué” dijo Robert sonriéndola confuso.


No le he contado a nadie que te vi en el parque” dijo con una gran sonrisa en sus labios, poniendo su dedo índice sobre sel pecho de Robert. “¿ Cómo me has reconocido?”


Él fijó sus ojos en el dedo de Miranda y luego en su cara, mirándola de un modo que podía significar varias cosas.


¿En serio quieres saberlo?” dijo mirándola con una sonrisa divertida.


Ya lo creo”


Robert respiró hondo, como si supiera que iba a arrepentirse de decir lo que iba a decir. Se inclinó, tan cerca que su nariz tocaba el pelo que caía sobre la oreja de Miranda. Ella oyó cómo respiraba, lo que le provocó mariposas en el estómago, y después, le susurró lo bastante alto como para que pudiera oírle


Tu culo”.


Miranda se apartó en shock y le miró, esperando en parte contemplar la burla en sus ojos, pero no vio nada. Él estaba muy serio y obviamente, no veía nada divertido en ello. Casi parecía estar avergonzado por lo que había dicho.


Miranda pensaba que iba a atragantarse. Odiaba su culo. Pensaba que era demasiado grande y siempre evitaba ponerse las faldas o los vestidos que le gustaría ponerse. Volvió a encontrarse con su mirada, temblorosa. Los ojos de Robert no se apartaron de los suyos en ningún momento, pero tampoco dijo nada.


Bueno... vale.. a lo mejor no era lo que esperaba que dijeras” dijo ella en voz baja, incapaz de esconder su decepción.


Él frunció el ceño, mostrándose impaciente de repente, y sujetando un cigarro frente a sus ojos. Miranda sacudió la cabeza, pero él se inclinó, acercándose a su oído.


¡Vamos fuera, no puedo oírte!” gritó por encima de la música, y suavemente la agarró del brazo llevándola hasta la puerta de atrás. Había un pequeño grupo de gente fuera, fumando. Él también se encendió uno.


¿Quieres uno?” le preguntó, buscando sus ojos y con algo de desconcierto en la voz. Ella negó con la cabeza y él sonrió.


¿Chica sana?”


No, no te creas. Lo dejé hace medio año” admitió ella, abrazándose así misma. “Soy como un alcohólico sobrio. Si me fumo uno, ya la he liado”


Robert sonrió y asintió. “Bueno...¿qué es lo que me has dicho ahí dentro?”


Ella sacudió la cabeza. “Yo solo... no me esperaba que dijeses eso” dijo encogiéndose de hombros.


Él ladeó la cabeza y sonrió. “¿Y crees que pretendía insultarte?”


No sé lo que pretendías” admitió ella. “Pero sé lo que pienso yo. Quiero decir... no es la primera cosa en la que quiero que se fije la gente”. Notó como su cara se sonrojaba por la vergüenza.


Él soltó una carcajada y dio una calada a su cigarro mientras se quitaba su chaqueta, ofreciéndosela a ella. “Toma, veo que tienes frío”


Gracias”. Miranda se la puso sobre los hombros y sonrió un poco. Él le devolvió la sonrisa.


No pretendía insultarte. En realidad...”. Se rascó la cabeza “Pretendía todo lo contrario”. Sonrió un poco, mirando al suelo y pasándose la mano por el pelo.


¿Quieres decir que te gustó?” dijo ella, mirándole escépticamente, haciéndole reír.


Sí, supongo que me gustó, de lo contrarío no me acordaría” admitió él, tirando el cigarro al suelo y mostrándose algo avergonzado.


¡Oh! Entonces gracias” dijo sonriéndole. Robert alzó las cejas soltando una carcajada.


Las tías estáis locas” dijo, colocando una de sus manos en el hombro de Miranda, guiándola de nuevo al interior del local.


Según se sentaban en la mesa de nuevo, Lauren la apartó porque quería contarle que había conocido a un chico en la pista de baile. Mariah estaba sentada junto a Patrick, cogidos de la mano, ambos demasiado cortados como dar el primer paso. Robert empezó a hablar con Tony y su chica. Tony estaba bastante bueno, pero no podía compararse con Robert y su carisma, y la chica que se sentaba junto a Tony tenía serios problemas para dejar de mirarle.


Miranda casi sintió compasión por ella. Sabía exactamente por lo que estaba pasando la chica. Mantener los ojos alejados de Robert Pattinson no era nada fácil. Él estaba sentado a unos cuantos centímetros de ella y la única persona que se interponía entre ellos era Lauren, que afortunadamente, parecía ignorarle.


Dos copas de vino y 45 minutos más tarde, Lauren y Miranda se fueron a la pista de baile del piso de abajo. Contoneándose al ritmo de Aerosmith, dejando que su pelo se moviera libremente y mientras cantaba las letras al pleno pulmón, se sintió más libre que nunca. Canción tras canción, permaneció en la pista, casi en en estado de éxtasis. Lauren se había marchado con el tío al que había conocido y se estaban besando en una esquina de la pista. En la cara de Miranda se dibujó una enorme sonrisa al observar cómo Lauren y el tío ese intentaban, sin demasiado éxito, no meterse mano.


Cuando sus ojos recorrieron el resto del local, vio a Robert asomado a la barandilla de la zona VIP, mirando también a Lauren con una sonrisa en la cara. Pero pasados unos segundos, sus ojos se encontraron con los de ella. Robert se acarició el pelo de nuevo y la sonrió. Ella le devolvió la sonrisa, preguntándose si había estado viendo cómo bailaba.


Verle de esa manera, con sus brazos relajados apoyados en la barandilla y con las luces de neón reflejándose en su pelo... Miranda pensó que estaba ridículamente bueno y sexy. Tragó saliva según las imágenes de Robert inundaban su cabeza. Se preguntó cómo sería ver su cara de cerca, retorciéndose de placer. Se mordió el labio, sintiendo como se tensaba su cuerpo, como si se estuviese frenando así misma de hacer algo que no debía hacer. Fue entonces cuando lo absurdo de sus pensamientos la golpeó. Probablemente él estaba acostumbrado a salir con modelos, no con chicas normales como ella. Pero después de todo, le había dicho que le gustaba su culo...¡y mucho!


De pronto se dio cuenta de lo estúpida que debía parecer, allí de pié en medio de la pista, mirándole fijamente de esa forma. ¡Y joder, si él supiera lo que estaba pensando!


¿En que estaba pensando? ¿En seducir a Robert Pattinson?


El pensamiento casi la hace reír en alto porque era realmente absurdo. Una no seducía a Robert Pattinson así por las buenas. Sus pensamientos continuaron animándola, pero también la echaban para atrás porque al final, esta oportunidad era demasiado buena para ser verdad; nunca volvería a tener esta oportunidad.


Miró al suelo, a sus pies, y sacudió la cabeza para deshacerse de todos esos pensamientos. El hecho de pensar en todo aquello no la ayudaría en absoluto; lo único que conseguiría sería ponerse cachonda, lo cual le hacía comportarse de un modo estúpido. Las chicas cachondas siempre hacían estupideces. Cuando volvió a alzar la vista, vio que él la miraba con expresión divertida, sosteniendo su copa de vino vacía.


Gesticuló para que Miranda se uniera a él en la zona VIP, agitando la copa vacía en al aire. No estando segura de si debía tomar otra copa de vino, Miranda comenzó a dirigirse a las escaleras. Robert ya estaba en la barra pidiéndola otra opa de vino blanco cuando ella llegó hasta él. Se sentó en uno de los taburetes que había junto a él, obsequiándole con una sonrisa de agradecimiento según él le entregaba su copa. Él la miró con curiosidad, apoyando la cadera en la barra.


¿Estabas mirando cómo bailaba?” dijo alzando una ceja y bebiendo un sorbo. Él la miró con una sonrisa descarada.


Sí” dijo con franqueza.


¿Por qué?”


Porque... Siempre está bien ver como la gente se divierte” dijo apretando los labios, como si estuviese intentando no reírse. “Me haces unas preguntas horribles, ¿lo sabías?” dijo Robert, bebiendo de su cerveza. Los ojos de Miranda se abrieron por completo, maldiciéndose así misma por ser tan directa con él.


Lo siento” se disculpó, esperando que no estuviese enfadado con ella. “Puedes hacerme preguntas horribles para compensar, si quieres” le ofreció con una tímida sonrisa. Él asintió con una mirada pícara dibujada en sus labios.


Estaba pensando hacerlo” respondió serio, bebiendo otro trago.


¿Y qué vas a preguntarme?” preguntó ella, medio asustada y medio divertida por el pequeño juego al que estaban jugando.


¿Qué estabas pensando cuando estabas en la pista de baile, justo antes de que te pidiera que subieses aquí?”. La taladró con la mirada y Miranda se quedó inmóvil, tiesa como una estatua en el taburete.


Me estabas mirando, pero tus pensamientos estaban en otro lado” dijo Robert sonriendo.


Yo...” Miranda intentó pensar en cómo salir de esta, cualquier cosa. Pero entonces, según observó su copa de vino y sintió como su corazón latía con fuerza contra su pecho, se dio cuenta de que esta era la oportunidad que había estado esperando.


Si realmente quería esto-- a él – esta era su oportunidad. Ya era hora de dejar salir a la Miranda honesta y sincera.


Se valiente, pensó. No puedes perder algo que nunca has tenido. Respiró hondo y se forzó a mirarle con una sonrisa confiada en sus labios.


Me preguntaba si sería lo suficientemente valiente como para seducirte”


La expresión de su cara no tenía precio. Era una mezcla de shock, diversión y horror. Mirándole, Miranda no era capaz de adivinar cual sería su reacción. Durante lo que le pareció una eternidad, forzó sus ojos para que no abandonaran los de Robert. Según el shock iba desapareciendo de su mirada, algo distinto tomó su lugar, algo que ella no conseguía determinar. ¿Admiración?


Oh” murmuró. “Y...hmm...¿qué es lo que has decidido?” dijo alzando una ceja mientras se empezaba a dibujar una sonrisa en su cara.


Miranda pudo ver que los músculos de su cuello y mandíbula estaban completamente tensos y pensó que, ni de coña, podría estar todo lo relajado que él quería parecer. Ésto la hizo ganar confianza y se movió levemente sobre su taburete, de forma que su muslo tocaba la cadera de Robert.


Creo que sí que lo soy” susurró, sonriendo y bebiendo otro sorbo de su copa. Miranda vio como Robert tragaba saliva dos veces antes de hablar por fin, soltando las palabras que ella temía y deseaba escuchar al mismo tiempo.


Entonces ¿por qué no lo intentas?” dijo mirándola con una expresión curiosa y ligeramente nerviosa, esperando su reacción.


De repente le quedó claro que él no iba a pararla. ¡Realmente iba a pasar!


La mente de Miranda se quedó en blanco según se le venían a la cabeza escenas de la película e imágenes de revistas. Según se desvanecían, le vio de nuevo y se dio cuenta de que todas esas imágenes no eran reales y que el hombre que tenía delante sí que lo era.


Estiró su mano y le atrajo hacia ella. Él no se resistió y el corazón de Miranda dio un brinco cuando sintió sus manos sobre sus muslos. Se apoyó contra la barra y dejó que su zapato de tacón rozara la parte de atrás de las piernas de Robert, mientras sus manos le rodeaban la cintura.


Cuando ella hizo ésto, él la agarró por las caderas y la atrajo hacia él sobre el taburete, de modo que él quedaba de pié entre sus piernas. El corazón de Miranda se aceleró, y las manos de Robert regresaron a la piel desnuda de sus piernas, donde acababa su vestido. Ella alzó la vista para mirarle, sin darse cuenta de que él tenía su cabeza inclinada hacia abajo. Cuando los labios de Miranda rozaron su mejilla, él rápidamente ladeó su cara y sus labios se encontraron.


Un montón de pensamientos se le pasaron por la cabeza en ese momento. El sabor de sus labios era inesperado y al mismo tiempo... no lo era. Sabía a tabaco y a cerveza. Pero había algo más, algo que hizo que su estómago se le hiciese un nudo y que la obligaba a contenerse para no abrazarle con las piernas y con los brazos para atraerle más cerca de lo que debería en un lugar como ese. El modo en que la besaba contrastaba con la velocidad de su corazón, porque la estaba besando lentamente, casi con timidez.


Ella comenzó a acariciarle el pelo para mantener las manos ocupadas y alejadas de las partes de él que no debía tocar. Mientras acariciaba con suavidad el pelo de su cuello, notó como los dedos de Robert se aferraban con más fuerza a sus muslos. Él alzó la cabeza, respirando con fuerza.


Ella sonrió, llena de confianza ahora que había descubierto uno de sus puntos débiles. Acercó la cara de Robert a la suya y le susurró al oído,


¿He hecho algo malo?” preguntó inocentemente, sintiendo como el cuerpo de Robert se estremecía. Él la miró a los ojos mientras se apretaba contra ella, lo suficiente como para hacerla saber que, definitivamente, no había hecho nada malo.


Él sonrió, casi avergonzado, y colocó sus manos sobre la barra, junto a los brazos de ella, quien le devolvió la sonrisa alzando las cejas.


No, que va” dijo riéndose.


¿Pero?”


La sonrió y miró a su alrededor. Miranda siguió su ejemplo, dándose cuenta de que no estaban solos. El camarero estaba a algunos metros de distancia con una sonrisilla en los labios, aunque intentó aparentar que no había visto nada. Otras dos personas les miraban con igual sonrisa, otros parecían estar en shock y a otros ni les importaba. Pero Robert había dejado claro lo que quería decir. No podían seguir así dentro del local. Tendrían que salir de allí, pero ¿estaba Miranda preparada para eso?


Ven” dijo él con una sonrisa, levantándola del taburete y guiándola hacia la puerta de atrás.


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8 comentarios:

  1. Maria por dios! no nos dejes asiiiiiiiii

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  2. oh dios mio!!este rooob sin duda, va a mooolar muuuucho!!
    que calor!!demasiadas emociones fuertes hoy...

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  3. fff va a ver sexoooooooooooooooooo siiiiiiiii oh yeaaah Rob!!!

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  4. CALORRRRRR!!!

    nada mas puedo decir eso xD
    Besos Maria!

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  5. Ohhhhhhhhhh!!!
    que fuerte, que fuerteee !

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  6. quiero ir a la puerta de atras con roberto!!

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  7. ohhhhhhhhh que bueno !
    voy por el siguiente .. gracias cari

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  8. O_O JO-DER!!! María corazon, me lo he leido hoy del tiron xq como no estube en casa en toda la semana... Que pasote. Esta genial, hiciste muy buena eleccion, si si!!

    Un besaaaaaaaaaazo!

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